Capítulo 7: Ayla

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Lo que acababa de decir Cysa me ponía los pelos de punta— ¿Amaia tenía una hija? ¿Por qué no nos hemos dado cuenta? —No podía creer que esto estuviera pasando otra vez, nos estaba investigando— ¿Por qué? ¿Qué pretendía hacer? —Me mantuve quieta, paralizada mirando al suelo sin poder reaccionar, las palabras de Cysa se mezclaban en mi cabeza con el miedo que estas mismas me producían.

Eric consiguió sacarme de ese estado dándome golpecitos en la cara para que reaccionara, cuando lo hice él me miró preocupado y solté su mano la cual estaba agarrando con fuerza. Cuando la solté pude ver que tenía una marca, le había apretado bastante.

— ¿Te encuentras bien?, estás pálida —dijo Eric frotándose la muñeca.

— Necesito ir al baño —dije yo. Me levanté mareada y vi a los demás con caras de asustados y salí del despacho buscando el aseo más cercano. Encontré a un guardia y le pregunté, él me lo indicó y seguí el camino. Entré al baño y fui directa al váter y vomité. Me mantuve un rato ahí, ya que las arcadas no paraban y estuve sentada en el suelo, después me limpié con el papel higiénico.

— ¿Se encuentra bien? —dijo una mujer que salía del baño contiguo.

— Sí —dije— no se preocupe —añadí con una falsa sonrisa. La mujer marchó y yo me levanté y me fui hacia el lavabo lavándome la cara y el cuello. Después me miré en el espejo y observé que estaba más pálida de lo habitual. Salí de allí y volví al despacho de Cysa, después, me senté otra vez en mi sitio— Perdonad me he mareado un poco.

— Proseguiré entonces —dijo Cysa— Lara es su nombre real. Fue adoptada por sus padres adoptivos con tres meses de edad, al parecer su madre la vio como un estorbo para sus planes. Según su expediente fue una alumna diez, ha ido a las universidades más prestigiosas e incluso allí han tenido que adelantarle cursos porque sus conocimientos superaban al del profesor. A los diez años se escapó de casa, cuando descubrió que era adoptada y durante seis meses estuvo con alguien, no se sabe con quién y después estuvo en una escuela para superdotados. De ahí la mandaron a la universidad con catorce años.

— ¿Pero es como nosotros?

— No, pero tiene una capacidad mental incalculable. Tiene dieciocho, a los dieciséis reorganizó toda la asociación que controlaba su madre, y desde entonces nos ha estado buscando.

— ¿Pero qué quiere exactamente? —dijo Natasha.

— No lo sabemos. Pero tenemos que encontrarla, a partir de ahora llevad mucho cuidado. Cuando lo sepamos os avisaremos.

— ¿Qué tenemos que hacer? —dije yo.

— Será mejor que hagáis vida normal, si nos están vigilando sabrán que ya les hemos descubierto. Así que seguid normales pero tener cautela y nos descuidéis procurad no estar solos durante mucho tiempo —contestó. Todos asentimos y nos fuimos cada uno a casa. En el coche me mantuve callada y Eric también, la cabeza me daba vueltas y no me encontraba bien. Había oído que había una gripe

Por nuestra ciudad, seguramente la habría cogido o puede que la noticia de Cysa me hubiera trastornado. Intenté pensar en otra cosa pero las palabras de Amaia se repetían en mi cabeza a como un bucle: "¿Pensabas que todo iba a ser tan bonito siempre? ¿Qué no pagarías por lo que hiciste?"

— Ayla —dijo Eric— no pasa nada, ¿vale? No te pasará nada, estamos juntos en esto no dejaré que nadie te haga daño —añadió con una sonrisa.

— No quiero que me protejas.

— Debo hacerlo.

— No debes.

BYAN © (Ayla#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora