Capítulo 29: Marian

58 2 1
                                    

ATENCIÓN: ESTE CAPÍTULO TIENE CONTENIDO VIOLENTO Y SEXUAL QUE PODRÍA IMPACTAR, SI ERES SENSIBLE TE RECOMIENDO QUE NO LO LEAS.

Irina se marchó dejándome con la boca abierta. Miré esas fotos con una versión más joven de mí, pero al mirarlas me producía la mayor confusión que había tenido en mi vida. Era yo, de eso no cabía duda. Tenía mis rasgos y mis gestos, y miraba cariñosamente a ese chico—.Ese chico —pensé. Sí esa era yo entonces— ¿Por qué no le reconozco? ¿Por qué? ¿Es algún truco de photoshop"? —Lo que estaba claro es que Irina no había contado del todo la verdad, lo cierto es que Irina ocultaba cosas todo el rato.

Sabía que no era lo suficiente cercana a ella cómo para desvelarme todo, era una chica muy cerrada con una madurez fuera de lo común. No era normal para una chica de su edad comportarse como lo hacía, como un adulto, como si fuera ella la madre y no la hija, como si de ella dependiera todo, la responsable.

Estaba metida en algo oscuro que la oprimía y era desconfiada, pero por alguna extraña razón conmigo se mostraba tranquila, como si me conociera. Pese a que me ocultara algo no lo hacía por desconfianza, sino por temor, como si alguien le estuviera poniendo un arma en la espalda impidiéndole lo que estaba ansiosa de confesar.

Cerré la puerta y pensé en aquello, tardé un rato en volver a abrirla. Aún quedaban tres pacientes que tenía que atender, aunque no sabía si podría hacerlo. Es difícil resolver los problemas de la gente cuando tu propia cabeza está hecha un caos. Aun así deje que mis dudas se quedaran apartadas, y atendí lo mejor que pude a los pacientes, o al menos lo intenté, aunque ellos mismos me notaron que tenía la mente en otra parte. Cuando terminé salí de allí junto a la secretaria.

— Si me permites preguntar, ¿Quién es esa chica?

— Es solo una chica, nada más.

— Parece que te haya afectado bastante lo que sea que te ha contado.

— Si bueno, tengo que marcharme —dije cuando llegué al coche. Subí al coche y me despedí de ella. Conduje hasta casa y metí el coche en el garaje. Después subí y me calenté la comida. Ese día David, mi marido se quedaba en el trabajo a comer y los niños comían en el comedor del centro. Así que comí sola en el comedor, ni si quiera puse la televisión. Comí mirando las fotografías, intentando identificar algún error, pero parecía real. Terminé de comer y marqué el teléfono de un compañero.

—Eh, Marian ¿Qué me cuentas?

— Necesito tu ayuda con un asunto.

— Lo que quieras preciosa.

— ¿Tú puedes averiguar si una foto esta retocada?, una foto en papel me refiero.

—Si claro, sin ningún problema.

— ¿Puedo ir ahora mismo?

— Si estoy libre.

— Estoy allí en diez minutos —dije yo. Me puse el abrigo de nuevo y cogí el bolso con la fotografía dentro. Quique era un amigo que conocía desde hacía varios años, era experto en imagen y fotografía. Llegué allí ansiosa por saber la respuesta, Quique me abrió su casa rascándose la barba pelirroja, desaliñado y con ropa vieja.

— Veo que te has arreglado para la ocasión —dije irónica. Quique era un antiguo paciente que había tratado hacía años. Era homosexual y tenía agorafobia, cosa un poco complicada para él, puesto que no había salido del armario. Ahora ya salía de casa e incluso les había contado a sus padres y a sus amigos que era homosexual. Aunque seguía siendo un poco ermitaño. Pasé dentro y entramos a su despacho, ahí tenía todo el equipo necesario.

BYAN © (Ayla#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora