Capítulo 21

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Abrí los ojos sin poder creerlo. Dentro de la sala blanca estaban Ash y Eric mirándome sin comprender. Miré a Eric confuso. Era la misma cara del recuerdo pero con muchas más arrugas. Su cara estaba pálida mirando a la pantalla que ahora parpadeaba y no se movía.

Me quité los cascos de la cabeza y me levanté. Eric posó su mirada en mí y su cara cambió. Rápido corrió hacia mí y estampó mi cabeza en la pantalla, la cual se rompió al impacto. Noté como la cabeza me sangraba y empezaba a marearme.

— ¿¡Qué le has hecho cabrón?! —gritó él— ¿¡Quién demonios eres?! —espetó poniendo sus dos manos en mi cuello y asfixiándome.

— ¡Eric! —gritó Ash y a continuación lo separó de mí. Yo caí al suelo mareado y unos militares entraron en la habitación— ¡Llevároslo a la celda 2! —gritó Ash. Pero antes de que me diera cuenta me había desmayado. Cuando me desperté, oía una voz casi inaudible, no podía oír bien y la cabeza me daba vueltas. Miré a mi alrededor y descubrí que estaba en una celda como las que habían en la cárcel, me encontraba en un camastro viejo con un colchón fino y desgastado. Al fin mis oídos se aclararon y descubrí que la voz que oía era la de Irina, estaba discutiendo con el guardia.

— ¡Me dan igual las órdenes que te hayan dado! ¡Voy a entrar ahí lo quieras tú o no! Podría causarte dolor, mucho dolor. ¿Sabes lo que eso significa? —gritó Irina indignada. No sé lo que ocurrió, pero oí como unos pasos se aproximaban y en unos segundos Irina estaba en la puerta cogiendo los barrotes de la celda y buscándome con la mirada.

— Estoy aquí —dije en un intento de levantarme. Pero mi cabeza daba muchas vueltas así que caí otra vez. Descubrí que tenía la cabeza vendada por el golpe que me había dado Eric. Por un golpe así podría haber muerto, pero había tenido suerte.

— Tranquilo no hace falta que te levantes —dijo Irina. Entonces una luz se encendía, era una linterna. La dejó en el suelo de pie. Irina al fin se encontró con mi mirada— No sé qué ha pasado ahí dentro pero mi padre estaba fuera de sí. Nunca lo había visto de esa manera Byan, ¿qué ha pasado?

— No creo que quieras saberlo Irina.

— Escúchame, creo en ti. Me da igual, lo que ellos piensen.

— Irina...

— Por favor —agregó ella con sus ojos verdes suplicantes.

— Creo que tu madre y yo estuvimos juntos en las instalaciones de O.I.N.E.

— ¿En serio? No entiendo, ¿y cuál es el problema?

— Irina, creo que le hice daño. Dijiste que los recuerdos más ocultos, los que bloqueaban tu mente salían a la luz. Creo que el recuerdo de tu madre apareció por una razón. Me suplicaba que no lo hiciera...

— ¿Qué no hicieras el que?

— Matarla.

— ¿Qué? ¡No es posible!

— Sí que lo es. Tengo sus recuerdos Irina, recuerdos suyos no míos. Tú misma lo dijiste, los recuerdos que nuestro miedo ocultan son los que salen a la luz. Yo tenía miedo de afrontarlo, la culpabilidad me comía por dentro. Era tan sólo un niño Irina, creo que supuso un trauma para mí y por eso no lo recordaba.

— No lo creo. Te obligaron a hacerlo —añadió ella con la voz dejada y una lágrima cayéndole por la mejilla.

— Me obligaron a hacerlo pero podría haberme negado.

— Byan...—dijo ella con un suspiro. Entonces, súbitamente Irina se desplomó en el suelo.

— ¡Irina! —dije yo gritando y corriendo hacia ella ignorando el mareo y el dolor de cabeza— ¡Irina! —repetí zarandeándola— ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! —rápidamente el guardia de la entrada corrió hacia donde estaba.

BYAN © (Ayla#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora