Capítulo 6

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Esperé sentir dolor, desmayo o algo parecido, pero no sentía nada. No podía moverme y tenía los ojos cerrados lo que me hacía preguntarme si estaba muerto. Pero entonces oí el sonido de mi propia respiración y me di cuenta de que vivía.

Abrí los ojos y vi que todo estaba normal, como antes, pero no podía explicar lo ocurrido. Inesperadamente, oí como algo se desplomaba justo atrás de mí, así que miré hacia atrás y vi como el cuerpo del hombre que hasta hacía unos segundos me apuntaba la cabeza, había caído al suelo con un agujero de bala en la frente.

La sangre comenzó a salir de su cabeza y empezó a hacer un charco enorme en el asfalto. Aquel hombre estaba con los ojos abiertos, como si los en los últimos segundos de su vida hubiera puesto cara de sorprendido. Miré a todos lados y entonces un chico, de una edad similar a la mía salía de su escondite y venía hacia mí. Estaba sonriendo y le daba vueltas a la pistola con el dedo, como si lo que acababa de ocurrir fuera solo un chiste.

— ¡Vaya! —dijo él— Por los pelos, ¿no crees? —añadió con una sonrisa y mirándome divertido. El chico llevaba una chaqueta de cuero negra, unos vaqueros y unas zapatillas. Tenía el pelo revuelto y unos ojos grises cuya mirada amenazadora te hacía revivir tus peores pesadillas.

— ¿Quién eres tú?

— Eso no importa, lo que importa es que me he cargado a este cabrón al que llevaba buscando ya años. He esperado el segundo perfecto para verte rendido hasta que he disparado, ha sido divertido. Iba dejarte matar pero he dicho, ¿no es el enemigo de mi enemigo mi amigo, como suelen decir?

— Ya bueno, supongo que gracias.

— Sí, ¿y por qué os estabais peleando?

— No te incumbe.

— Ya cierto, pero supongo que será algo parecido a lo mío. Me iba casar, cuando este cabrón secuestro a mi novia, la violó y la mató.

— Lo siento.

— ¿Y quién era la chica por la que te peleabas?

— Mi hermana.

— Vaya, ¿y está bien?

— Sí —respondí confuso— ¿Qué piensas hacer ahora?

— Mm primero matar a la stripper.

— ¿Qué?

— Es broma. Ey bonita sal de ahí, mi problema no es contigo —dijo él. La chica salió temblando y se acercó.

Entonces el chico puso las manos sobre el cadáver justo en el aire y las deslizó por encima de él. Yo lo miré extrañado, pues no entendía que estaba haciendo. Inexplicablemente el cadáver desapareció, sin más. Yo me quedé boquiabierto sin lograr a entender que acababa de suceder. Miré a la chica y observé que ella también se había quedado igual. El chico se giró sonriendo.

— Me encanta hacer eso —dijo él— en realidad puedo hacerlo sin mover las manos pero queda más guay así —él se acercó a la chica y le cogió de la barbilla— No has visto nada ¿vale?

— ¿Y cómo sabes que no lo contará a nadie? —pregunté yo.

— Porque ella odiaba a ese hombre igual que tú y yo y porque de repente ese hombre se ha marchado y le ha dejado el local a ella —entonces él se dio la vuelta y fue andando en mi dirección— Ah, se me olvidaba —dijo él— las llaves —entonces se las lanzó a la chica y ella las cogió— invéntate una buena historia —dijo guiñándole el ojo y ella asintió con la cabeza. El chico se volvió y se fue caminando mientras yo me quedaba petrificado preguntándome si los golpes me habían afectado a la cabeza.

BYAN © (Ayla#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora