Australia 5

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-Antártico-

Me causaba mucho conflicto ver a Australia sufrir, tuve que dormirlo para que dejara de llorar.

- No quería que se durmiera - Atlántico murmullo.

- ¿Por que no?, pobrecito, no lo estaba pasando bien - me cruce de brazos.

- Me interesa las reacciones químicas de nuestro cuerpo - suspiro cerrando la incisión - Listo... acabe.

- Tardaste años - me quejé.

- Lo siento, estaba viendo el utero, nunca había visto uno tan de cerca - se quitó los guantes llenos de sangre y fluidos raros.

- Me asustaría si ya hubieras visto uno antes - me acerqué a la cara de Australia todavía dormido plácidamente.

- De un humano si, de un representante no... si tienen algunas diferencias, como el tamaño, el color - empezó a balbucear.

Me le quede viendo con asco y no paro de hablar hasta que se dio cuenta de mi cara

- ¿Estaba balbuceando?.

- Si - asentí.

- Me pasa a veces cuando estoy pensando en muchas cosas a la vez - espero un poco para quitar los hilos - Y he estado pensando.. que quizás si somos fértiles.

Me le quede viendo, y él al ver que no iba a hablar, siguió

- Quizás si modificó un ovulo y un esperma y hago que las condiciones del utero de un representante sean aptas para prolongar la estadía del feto, se pueda creer el primer bebé representante orgánico - se trono los dedos para sacar el estrés  - Por que Estados Unidos ya se adelantó a hacer el bebe representante hecho en laboratorio con Interpol.

- ¿Y de que nos sirve eso? - le quite el cabello de la cara a Australia.

- Curiosidad... quizás se pueda formar una nuevo país - se levantó con una jeringa y sacó un poco de sangre de Australia - Solo necesito un representante que done su utero a la ciencia, una persona que tenga una gran cantidad de territorio y quisiera.. dividirlo.

- ¿Por que le sacas sangre? - mis uñas se afilaron.

- Solo checo si puede ser un buen prospecto - guardo la jeringa en un contenedor.

Sentía mis ojos hacerse rojos, no me gustaba a que iba esto.
Me acerqué a Atlántico, tomándolo de la muñeca y levantándolo del suelo, poniendo mi mano en su cabeza y apretándolo con fuerza

- Australia no es tu conejillo de Indias como para que le hagas eso sin su permiso - gruñí, viendo gotas de saliva caer en su cara - No le vas a meter el miembro, no te le vas a acercar ni insinuar ni absolutamente nada, él es mío.

Sin darme cuenta le había clavado las uñas en la cara, sangre brotando y cayendo por su cara, mientras me miraba con los ojos bien grandes.

- Okay... lo siento - Atlántico tartamudeo - No sabía que ya le habías agarrado cariño.

Trague saliva, soltándolo con un nudo en mi pecho, la primera vez que sentía eso en mi vida.

- De saber, no lo hubiera tomado como prospecto - se limpió la sangre con las manos temblorosas - Me da gusto que no seas una bestia insensible.

- Yo no siento nada por él - intente justificarme - Atlántico... ¿te encuentras bien?.

Sin darme cuenta, le había clavado la uña en el ojo, y se lo estaba cubriendo para que no lo vea

- Tranquilo, se curará, nada grave - levantó la muñeca, que estaba completamente morada - Solo la próxima vez, no intentes matarme.

- No quería matarte - me sentía culpable de lo que le hice.

Se limpió la sangre de las manos cuando su ojo dejó de chorrear, suspirando con cierta incertidumbre.
Pero él que estaba más confundido era yo.

- ¿Has pensado que quizás tú seas el único representante fértil, Antártico? - Atlántico murmullo.

Me quede callado, sintiendo sudor en mi frente.

- No te has dejado hacer una prueba de sangre jamás, no me dejas operar tus órganos internos, nunca has tenido relaciones sexuales... - se volteó a verme.

Sentí ese nudo de nuevo en mi garganta, asfixiante y frío, y mis manos temblaban, las cerré en puño para que no se notara.

- ¿Que escondes? - levantó ambas cejas.

Mi silencio me delató, sus ojos agrandándose ante la realización de que su teoría era cierta.

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