Capítulo 5; Amaneceres tardios

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Tarde más escribiendo este capítulo por un bloqueo creativo pero aquí lo tienen.

La mañana transcurría lenta, pues Isaac nos había dejado en mi casa mientras iba al instituto. Pronto nos mudaríamos a la Universidad y queríamos hacerlo juntos por eso quería que todos nuestros papeles estuviesen en regla. Nuestras cartas de admisión llegarían en cualquier momento y seria un un gran avance para nosotros. Ser adulto no significa ir a la universidad creo que es lo qué pasa después de eso pero aún así jamás estás preparado para ello, se supone que deberíamos saber lo que queremos pero la verdad es que no teníamos una idea.


—¿Llevaras esto? —preguntó Nick, alzando una tanga rojo escarlata que tenía encima de la cama.

!AH!

—¿Qué haces con eso? —gruñí, arrebatándosela lo más rápido que pude— Mas bien, ¿qué haces en mi habitación?

—Te estoy ayudando a empacar ahora que terminé de empacar lo mío —dijo, mientras se tiraba a la cama con una sonrisa traviesa

Lo miré con una sonrisa irónica. Le arrojé una blusa en la cara, era de esos chicos que te convencen con la mirada, esos que te arrancaban la ropa con el pensamiento y ojos de depredador.

—¡Idiota!

Ni siquiera se molesto, al contrario, simplemente elevó las cejas con coquetería y suspiro, sus ojos me miraron por más de cinco segundos y no fui capaz de apartarlo ya que me sentía sumergida...

—¡¿Estáaaaan listooooos?! —la voz de Isaac hizo que pegase un brinco.

Nick ni siquiera se movió, estaba muy entretenido oliendo mi ropa.

—¡Mierda! —me exalté, tocándome el pecho con la mano. Siempre los mismos sustos—. Ya tengo todo sólo falta algo importante.

—¿Dildo? —Preguntó Isaac, mirando a Nick divertido.

—¿Quieres que te lo preste? —pregunté con ironía, mientras miraba a Nick.

Isaac mordió sus labios para evitar reírse, cruzó los brazos mirando al suelo para hacer como si no hubiese escuchado nada. Nick se incorporó de la cama tomando una de mis maletas mientras nos miraba cómo raritos.

—Bajaré el equipaje mientras ustedes deciden quién lo usará.

Isaac y yo nos miramos por unos segundos y cuando desapareció nos empezamos a carcajear como locos hasta quedar tumbados en la cama.

Teléfono sonando....

—¿No vas a contestar? —preguntó Isaac mirando mi móvil.

Tapé mi cara con ambas manos dejando ir un suspiro. No quería contestar porque en el fondo sabía que volvería y dejaría el viaje para ir con mi novio que había perdido por completo el sentido común.

—No quiero responderle —confesé—. No me siento bien con lo que hizo.

—Esto te servirá —me animó, incorporándose para quedar con su barbilla encima de mi pecho—, nos vamos a distraer, jugaremos, nadaremos y te llevaré a un bar increíble que está en la avenida. ¡No necesitas esto ahora! Necesitas alcohol y una gran despedida porque pronto estaremos en la universidad.

—Okay —sonreí dulcemente—, sólo si me bajas cargando —rodé los ojos divertida, jugando con su cabello.

Isaac me miró con el ceño fruncido, y sujeto mis caderas, impulsándose para quedar con el pecho arriba.

—¿Con esta horrible valija? —hizo una mueca.

Mis ojos lo miraron indignada.

—No es horrible, es de los ositos escandalosos. —hice una mueca mientras me lo quitaba de encima.

El alma en su miradaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant