Capitulo 4

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Quizá sea confuso para ustedes pero es la versión de Isaac y unos sucesos extra que serán importantes más adelante.

Isaac Andersson

—Ya te dije que sí, Patrick —dije a través del teléfono.

—¿Cómo está ella?

—No hay ningún ella. Esta muerta, debes entender.

Ya no me dolía decir que estaba muerta, porque en ocasiones deseaba que estuviésemos muertos.

—Isaac. Las cosas aquí no lucen bien.

Su voz parecía un susurro, me estresaba no poder hacer nada pero no podía llevar a Lizzie a ese lugar.

—¿De qué hablas?

—Sé que te dije que todo estaba bien pero no. Thomas ha estado comportándose algo raro. La otra noche cuando llegue a la casa estaba comiendo un cuervo vivo. —escuché su voz través la caseta, y mis tímpanos zumbaron—. Y, Valeria ha tenido visiones, no ha querido decir nada pero no para de dibujar. Esos chicos necesitan ayuda.

—No puedo hacerlo, Patrick.

No podía ponerla en peligro, ya no merecíamos cambiar lo que teníamos por luchas que no eran nuestras.

—Dibujó a Lizzie... con una luz en el vientre. Y después sangre.

No, no, no. Esto no.

¿Que? Eso significa sólo una cosa.

—¿Luz?

—Dice que es el significado de vida.

¡Cállate!

—No es posible, porque ella no está viva.

Juro que deseé por un segundo que no lo estuviera.

—La vida de algo más Isaac. Algo malo sucede —respiraba agitado—. Las aves chocan, los animales mueren. Todo el tiempo huele a fósforo quemado.

Luzbel.

—Dile a Thomas que me llame al número que te envío por correo. Creo saber que sucede —rasqué mi nuca y miré a mi alrededor para asegurarme de que no había nada—. No le digan a nadie a cerca de los dibujos.

—Isaac... es que... creo que ya lo saben.

Un nudo se hizo en mi garganta y la idea de ser padre se convirtió en un problema, en una guerra y desgracia.

—¿Cómo lo saben?

—Hay un hombre, un joven como de 25 años. Va de casa en casa verificando que no haya rastro de Elizabeth.

—¿Cómo hace eso?

Por lo que decía estaba seguro de que era su padre, pero ese hombre no tenía ningún poder.

—Tiene una clase de culto.

Al menos el de la estupidez humana si.

El alma en su miradaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant