Capítulo 9. Huracán.

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Armin Arlert

Observo el pequeño objeto que reposa sobre mi mano, inspeccionandolo cuidadosamente como si en él esperará encontrar la respuesta a la pregunta que mi cabeza se ha hecho por todo el día, pero evidentemente, este simple utensilio no va a responderme nada.

Esta mañana, poco antes de que la clase de ciencias diera inicio, Eren se reunió con Mikasa y conmigo como es habitual y colocó el ungüento de mi abuelo en mi pupitre; sentí confusión al ver el recipiente que yo mismo le había entregado a Annie un día antes, pero al escuchar las palabras "Annie me pidió que te entregara esto", todo tuvo sentido para mi... Pero por supuesto, no fue el caso de mis dos mejores amigos, que sin sutileza ni disimulo me inundaron de preguntas al respecto que me vi orillado a responder.

Tras mis respuestas su curiosidad fue saciada, pero las interrogativas habían pasado a ser completamente mías.

Incluso ahora, cinco horas después de ese incidente, me encontraba preguntándome porque Annie no me entregó ella misma el ungüento en lugar de usar a Eren como intermediario, sobre todo considerando que en teoría somos de la misma aula.

Quizá ella no se siente cómoda a mi alrededor...

Podían existir muchas otras razones, pero esa en particular era la que más me angustiaba.

- ¿Entonces nos vamos directo a la casa de Mikasa o primero pasamos por una pizza?

La pregunta de mi mejor amigo me trae de vuelta a la realidad, lo que tomo como señal para dejar a abrumarme por Annie... Al menos por ahora.

- Mejor vamos por la pizza, luego Eren se impacienta por no recibirla pronto -. Responde Mikasa y el castaño no tarda en reprocharle.

- Chicos... Respecto a eso... Hace rato en redes sociales vi que la librería "el titán" tiene 40% de descuento en toda la tienda... Y bueno, la verdad es que pensaba ir después de clases -. Les comento apenado.

- ¿Y cuál es el problema? Podemos acompañarte y luego ir por la pizza.

Mikasa asiente de acuerdo con la idea de Eren, pero yo niego al instante.

- La librería y la pizzería están en diferentes direcciones, no tiene caso que los haga caminar tanto y que perdamos tanto tiempo, mejor ustedes vayan por la pizza y yo los alcanzo más tarde en casa de Mikasa.

Al principio insisten en acompañarme, pero después de varios minutos logro hacer que cedan y sonrío ante mi pequeña victoria; la mayor parte del tiempo estamos juntos los tres, por lo que es momento de que Mikasa y Eren pasen tiempo a solas... Aunque sean unos cuantos minutos.

Ya viene siendo momento de que ambos se den cuenta de sus sentimientos y se decidan a estar juntos de una buena vez y aunque respeto sus tiempos, creo que necesitan un pequeño empujón de vez en cuando.

- Solo procura no tardar demasiado, no queremos que Mamikasa se preocupe.

- Finjamos que no fue Eren el que salió a buscarte desesperado hace tres semanas porque te retrasaste veinte minutos por ir al dentista.

- ¡Mikasa, acordamos que no le contarías eso! ¡Traidora! - Recrimina Eren ligeramente sonrojado.

- Yo no prometí nada -. Emite ella mientras guarda sus útiles en su mochila.

Sonrío divertido y un poco conmovido ante la pequeña discusión que han comenzado mis dos mejores amigos y entre risas digo:

- Descuiden, voy a intentar no demorarme para evitar preocuparlos a ambos, papás.

El plural de la última palabra colorea de un rojo brillante el rostro de ambos, a pesar de que fue una broma y que no llevaba ningún tipo de insinuación hacia ellos, el simple hecho de que algo los relacione como una pareja, por mínimo que sea, los pone sumamente nerviosos y eso solo me confirma que dejarlos solos por un rato es lo mejor que puedo hacer.

Lejos de reconocerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora