Todo y nada

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Aclaración: La onomástica que estoy usando para todos los nombres, no es la japonesa por ende, va en el siguiente patrón: Nombre Apellido. Ej: Nobunaga Oda.

«Solo una fuerte política ofensiva podría compensar la superioridad numérica del enemigo»

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«Solo una fuerte política ofensiva podría compensar la superioridad numérica del enemigo».

Nobunaga Oda

No pasó mucho desde que Bankotsu la dejó en su nueva morada y se retiró diciéndo: «Eres libre de recorrer el castillo»

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No pasó mucho desde que Bankotsu la dejó en su nueva morada y se retiró diciéndo: «Eres libre de recorrer el castillo». Así que, vestida con el mismo bonito kimono color coral de la mañana, ya que por órdenes del daimyō, no le entregaron su armadura, recorrió los calabozos; Kohaku no estaba prisionero y eso era todo lo que sabía por el momento.

Luego salió del castillo. Se dirigió a los establos y realizó un acuerdo con un aldeano para enviar suficiente arroz al hombre que custodiaba a su querido compañero de batalla, Ryû, como pago por sus cuidados durante un tiempo indefinido, pues no sabía cuánto tardaría en concretar su misión y cuántas veces podría ir al establo. Kagome nunca se separaba de él, pero esta vez, por seguridad debía prescindir de la compañía de su caballo.

Regresó al castillo. Debía reunirse con el Comandante en la Torre del homenaje, así que, a trote liviano sobre el caballo que Bankotsu le asignó, se dirigió hacia allá, pero antes de ingresar a la torre, observó decenas de soldados que vestían sus armaduras de combate y corrían de aquí para allá cargando municiones, lanzas y artillería en carretas.

«Se están alistando para una batalla...», pensó concluyendo que por la situación bélica que atravesaba el país, eso era normal, sin embargo, a pesar de que no se hallaba en sus funciones de soldado, quiso saber más detalles.

Divisó a un joven samurái que caminaba con prisa. Kagome bajó del caballo, lo interceptó y le pidió información.

El joven de mirada grisácea se fijó en el delicado atuendo que ella vestía y le dijo:

—Señorita, vaya a resguardarse. Por órdenes del Comandante el castillo entró en estado de defensa.

—Creo que no me reconoce, compañero. Soy Kagome de Ezochi. Estoy en su mismo escuadrón.

Entre tu orgullo y el míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora