Prólogo

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Disclaimer: Los personajes de InuYasha son de la Mangaka Rumiko Takahashi. Sólo la historia me pertenece.

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Hola preciosos de mi corazón. Primero que todo, agradezco se pasen por aquí a leer otra de mis historias, esta vez y ¡al fin! Mi anhelado «Bankag».

Este, es un fic ambientado a finales de la Era Sengoku, basado en conceptos, datos y aspectos reales del Japón feudal, para lo cual investigué muchísimo. No obstante, es una historia AU (universo alternativo), es decir, pese a ser del Sengoku, no tiene nada que ver con los hechos ocurridos en la serie y manga de InuYasha.

100% Bankag, por ende, no aparecerá mi amado InuYasha portándose mal con Kagome, de hecho él, aquí no existe. Ante todo, mi OTP es Inukag así que, yo al menos lo prefiero así.

Espero les guste esta primera entrega y en especial a mi querida amiga/hermana del alma: Marcia Moraga, a quien dedico este fanfic con todo mi corazón y amor. Porque juntas amamos a Bankotsu y yo te amo a ti :'3

Nos leemos al final de este prólogo :)

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Prólogo

(Período Sengoku, 1560)

«"SAMURÁIS, NINJAS, SEÑORAS FEUDALES Y ¿ENFERMERAS?... "

Onna-Bugeisha; las mujeres guerreras de Japón.

Durante una buena parte de la historia de Japón, la guerra fue el modo de vida de las clases nobles. Los relatos de samuráis y señores feudales dejan constancia también de la existencia de mujeres que, defendiendo sus castillos o en el campo de batalla, luchaban por la supervivencia y el honor de sus familias. Onna-bugeisha, "maestras del combate"»

Abel de Medicci

National Geographic

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Provincia de Tosa.

Región de Shikoku, Sur de Japón.

Aún no se oscurecía por completo y dentro de «El Ciempiés», una de las cantinas más concurridas de Tosa, se daba paso a la bohemia nocturna. Comenzaban a encender los cirios y candelabros que había sobre las mesas o en algunos muros; cada uno cargado con decenas de velas que chorreaban de abundante cera.

Las celebraciones, canciones alegres e himnos de honor, eran infaltables de día y de noche en El Ciempiés. Se podía oír las conversaciones de los soldados contando las hazañas y victorias que lograron tras sus batallas. Las risas estruendosas y las voces de los hombres, se potenciaban y aumentaban los decibeles dentro del amplio lugar.

El aroma rancio a vino, cerveza y sudor de los mismos guerreros, se percibía en el interior de la cantina desde la entrada, pues brindaban alzando y chocando sus jarras con sus camaradas, derramando licor.

Ciertos borrachos empezaban peleas sin razón o se divertían con algunas de las mujeres que trabajaban en la cantina y que se dejaban manosear por los soldados solteros o casados a cambio de propinas.

El hombre mercenario de cabeza calva y porte alto, llamado Renkotsu, ingresó a la cantina e inspeccionó con su vista el lugar. Había muchos soldados ahí, pero él buscaba sólo a uno en especial...

Entre tu orgullo y el míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora