XVI

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Luego de qué Mike se recomponga, cada uno se marchó a su casa, sin embargo una pelirroja preocupada por su novio decidió quedarse hasta qué Joyce vuelva del trabajo.

Se dirigió hasta la habitación del castaño, tocando levemente la puerta para luego abrirla con lentitud, viendo cómo su novio estaba semisentado en la cama, en medio de la oscuridad de su cuarto con la mirada en la nada.

— ¿Will? —preguntó con voz suave mientras se sentaba a su lado.—

— Lo siento por lo de hoy. —su voz sonó ronca.— Creo qué reaccione mal, él solo tuvo buenas intenciones.

— Te entiendo, pero por qué estabas tan exaltado? —le preguntó la chica con el ceño fruncido.— Es decir, antes no eras así, pero ahora...

— ¿Pero ahora? —le devolvió la pregunta extrañado.— ¿Qué cambió ahora?

— Solo quiero decir qué desde llegó Peter no es lo mismo. —le aclaró la chica, viendo sería al confundido adolescente.—

— Pero sí Peter me cae bien, no veo cual sea el problema. —se sentó completamente bien en su cama, tomando la mano de la pelirroja.—

— No eres al único qué le cae bien Peter. —lo vio seria.— A Mike también le cae bien, demasiado bien.

El castaño no le contestó, solo se quedó viendo sus manos unidas con el ceño fruncido, hasta qué después de un momento decidió contestarle.

— Supongo qué estoy celoso de qué recupere la relación qué yo tuve con Mike antes de absolutamente todo. —frunció un poco los labios.— Porqué apesar de qué ahora volvimos a ser amigos, ambos sabemos qué no será lo mismo.

Todo el enojo e inseguridad qué tenía la pelirroja, fue disipado completamente al ver cómo su tierno novia comenzaba a llorar frente a ella.

Lo abrazó sin pensarlo dos veces, dejando qué acurruque su rostro en su pecho mientras esté abrazaba su cintura en busca de consuelo, el cuál lo obtenía por parte de la pelirroja, pero él dolor en su corazón era más grande, haciendo qué este no pare de llorar.

Cuándo el chico comenzó a tranquilizarce, la chica se acostó sobre la cama, haciendo qué su castaño se acueste sobre ella en una cómoda posición.

— Lo siento. —la voz suave de Max rompió el silencio.— Siento el haberme entrometido en tu relación con Mike, s-sino fuera por mí no estarías así. —sintió su voz quebrarse.— Sino fuera por mí serias feliz con él.

Las palabras de su pareja alertaron al chico, viéndola alarmado mientras tomaba delicadamente su rostro entre sus manos y negaba con su cabeza.

— ¿Qué dices, Maxie? —secó sus lagrimas con sus pulgares.— Amor, no pienses eso, por favor. ¿Acaso crees qué yo estaría contigo sino fuese feliz a tu lado? ¿Crees qué dejaría ganarme en el Dig Dug siempre qué jugamos solo para poder ver la hermosa sonrisa qué tienes? ¿Crees qué te habría llevado a ver qué nos depara el futuro para luego poder cumplirlo y qué seas mí novia? —la voz aterciopelada de Will, logró calmar a la chica quien ahora solo lo veía con ojos llorosos.— Claro qué no, bebé, no hubiese hecho todo eso sino me hicieras feliz, sino te amara, no haría eso con absolutamente nadie más qué no seas tu, rojita, nisiquiera con Mike, porqué eres solamente tú ante mí ojos, y nada lo cambiará.

Max deslumbró su vista con la sonrisa más hermosa qué podría haber visto en toda su vida, para después atraerlo por el cuello a un necesitado beso, el cuál el castaño aceptó sin rechistar entre sonrisas felices.

Y por segunda vez, la pareja adolescente demostró su amor ante la luz de la luna esa misma noche, donde se exclamaban amor eterno cada vez qué se les era posible.

𝓭𝓲𝓼𝓽𝓲𝓷𝓽𝓸 ●willmax●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora