¡Cómo pasa el tiempo!

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Bueno, no iba a hacer la espera demasiado larga. Esto tiene que terminar y no saben cuánto me alegro haber logrado finalizar la historia. Siempre es genial cuando se termina algo, así que gracias por estar del otro lado todo este tiempo. Espero les guste esta última mirada a la vida de Cam y Blue. Como siempre digo, fue un gusto tocar en este barco con ustedes ;)


Epílogo

¡Cómo pasa el tiempo!


Es increíble que ya haya pasado casi un año desde que escribí en este cuaderno, me propuse buscarlo porque había anotado en la contratapa el número de teléfono de la casa de Mic, y Cameron lo necesitaba para discutir con él un futuro viaje. Ni crean que fue porque los echaba de menos, ¡qué va! He estado demasiado ocupada y ustedes saben que el infierno se congelaría antes de que yo me portara tan cursi. En fin, mientras buscaba el número me puse a leer por encima las entradas y mientras leía las locuras escritas por mi mano, comencé a recordar muchas otras que por practicidad fueron omitidas. Si les soy sincera no recordaba específicamente cómo había relatado esa última escena, pero ahora que lo veo... he sido bastante perra, ¿no? Pero si fueron observadores, seguramente se dieron cuenta que desde el inicio de mi "carrera de cien metros" yo sabía perfectamente hacia dónde iría. Es decir, ¡vamos! Cuando salí de la casa de Marc no me llevé el perro, tal y como había planeado previamente. Si mi idea hubiese sido irme a St. Louis, habría cargado a Kid en mi auto y no habría soltado el acelerador hasta llegar allí.

Pero ustedes ya me conocen, me gusta jugar a que existen y me gusta creer que los tuve un poco en vilo mientras me "decidía" a perseguir a Cam. Hay que recordar que la emoción por contar algo, no debe echar a perder la tensión que hilvana el final.

Bueno, la cosa es que no me gusta dejar nada a medio hacer. Es decir, creo que en todo este tiempo he demostrado que tengo cierta vena tozuda en mi interior. Probablemente no siempre me lleva a tomar decisiones inteligentes, probablemente es la única cosa que heredé de mi madre y probablemente debería buscar algún método quirúrgico para deshacerme de ello, pero está allí. Y dado que a este cuaderno aún le quedan algunas hojas en blanco, decidí adornarlas con un pequeño momento que pensé podría interesarles. O tal vez no les interese pero ahí está lo bueno del libre albedrio, pueden hacer lo que se les venga en gana.


***


Pues bien... estaba recostada en mi cama, escribiendo lo que sería un excelente artículo para una revista online en la que encontré trabajo hace unos cuantos meses. Salirme del periódico fue algo que tuve que hacer, pues había ciertas cosas de esa vida que quería exorcizar para siempre de mí. Y ahora trabajo en una revista, normalmente escribiendo artículos que van sobre estilo de vida en donde tiendo a hacer observaciones que comparan distintas costumbres en el mundo. Pero no nos metamos en detalles que a nadie interesan; como les decía, estaba medio recostada en mi cama buscando sinónimos de la palabra "colaborar". Un trabajo arduo si los habrá habido, ¿no?

—Cooperar, contribuir, participar, auxiliar... —Bajé la vista hacia mi compañero de cama, esperando que emitiera su opinión al respecto—. ¿Cuál te gusta más? Ya usé cooperar más arriba y no creo que contribuir vaya específicamente con lo que quiero decir.

—¿Y qué quieres decir?

—¡Cam! —solté con un leve sobresalto, al verlo aparecer en el umbral de la puerta. Él me envió una pequeña sonrisa sesgada, dejando su cámara sobre la cómoda para luego hacer su camino hasta el lateral de la cama. 

Lo que aprendí de Cameron Brüner. (Bitácora 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora