Por Algo se empieza

10.8K 1K 207
                                    

Estos días hizo mucho calor, se llevaron mi silla a re tapizar y no tengo aire acondicionado, así que este capítulo se dio en condiciones muy inhóspitas xDD Espero que les guste.

Capítulo XVIII

                                                  Por Algo se empieza

Sabía que sus ojos estaban fijos en mí, podía sentirlo calándome sin siquiera tener que voltearme para enfrentarlo. Pero estaba decidida a sacar las cosas adelante, sin dejarme amedrentar por el detalle de sólo estar llevando un ceñido, y para nada serio, disfraz de policía. Terminé de arreglar metódicamente mi sala de interrogatorios (me lo tenía bien currado dicho sea de paso) y luego me volteé para enfrentarlo.

—Siéntese aquí. —Le señalé la única silla que había en la habitación, la cual había colocado de cara a la cama, y Cameron sin decir nada se trasladó al nuevo lugar.

Me detuve delante de él pidiéndole con un ademan que extendiera sus manos, una vez más colaboró sin abrir la boca. Cuando llevé sus manos hacia atrás y cerré las esposas entorno al respaldo de la silla y sus muñecas, sentí como exhalaba en una muda protesta. Al señor Brüner al parecer no le gustaba la sensación de estar atrapado.

—¿Hay algún problema? —pregunté, dándole una seria mirada de soslayo. Negó—. Muy bien… —Tomé mi libreta, crucé la habitación con calma y me dejé caer a los pies de la cama para que estuviésemos enfrentados—. Este interrogatorio será grabado por su seguridad. —Apunté con mi pulgar la cámara apoyada en un trípode a mi siniestra, obviamente sólo lo enfocaba a él.  

Cameron abrió los ojos en dirección a la cámara de forma casi imperceptible, para luego asentir quizá curioso por el devenir de los acontecimientos. Me gustaba que al menos hasta el momento no hubiese protestado, aún cuando tenía muchas razones para hacerlo. Después de todo él nunca me había esposado, ni filmado y sobre todo, nunca se había puesto un disfraz para mí. Esto era elevar nuestro juego a una categoría completamente nueva, era imposible que una parte de mí no se sintiera insegura al respecto.

Me aclaré la garganta con resolución, yo había empezado con todo esto y no era por mí que lo hacía (bueno, quizá un poco), era para él. Como había dicho la chica del local del sexo; no porque sea algo normal tiene que ser aburrido.

—Diga su nombre completo, por favor. —Crucé las piernas sabiendo muy bien que mi minúsculo—¡vaya mierda! Ni siquiera sé cómo se llama ese pequeño cinturón de herramientas al estilo Batman—, no dejaba absolutamente nada a la imaginación.

—Cameron Brüner —masculló tras carraspear una vez.

—Completo.

Sus ojos subieron desde mis piernas hasta mi rostro en un nanosegundo, le sonreí con falsa modestia.

—César Cameron Brüner —dijo cada palabra como si me estuviese arrojando un desafío, al cual preferí no responder. Al menos no de momento, pues sabía que contaba con mucho tiempo para ponerlo en su lugar, por supuesto que sí.

—¿Ha estado detenido antes, señor Brüner?

Él comenzó a sacudir la cabeza en una negación, pero tras calibrarlo un segundo se retractó y terminó por asentir.

—Sí.

—¿Por qué motivo? —Me llevé el bolígrafo a la boca, más interesada por su respuesta que por generar un estímulo visual. No que eso pareciera molestarlo, pues sus ojos registraron cada uno de mis movimientos antes de que se dignara a contestar.

Lo que aprendí de Cameron Brüner. (Bitácora 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora