No es un "resumiendo"

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Antes de que me maten y todo eso, les pido disculpas... estuve enferma esta semana. Y no era de esas enfermedades que te dan espacio para delirar un poco con la escritura y la fiebre, era de esas enfermedades que te dicen quédate en tu cama. Y bueno... yo le hice caso xD Pero en fin, ya estamos de nuevo y acá les dejo un nuevo cap. ¡Gracias a Puerto Rico por recibirnos! Y gracias a Venezuela por no cerrarnos las puertas, la verdad que es un país bellísimo... allá vamos xD

Capítulo XIX:

                                                     No es un “resumiendo”

Pensaba empezar hablando de lo fenomenal que fue nuestra llegada a Venezuela y lo aún más fenomenal que fue cumplir una de las fantasías de Cameron durante el largo, larguísimo—mucho más de lo que cualquiera pensaría para una falange de distancia en el globo terráqueo de Oli—viaje en avión. Pero entonces recordé que hay ciertos detalles de la vida que no pueden simplemente pasarse por alto. Así que esto no es un “resumiendo”, pero lo será en la medida que los lleve de paseo alrededor de dos días bastante… peculiares.

Entonces aquí voy. De regreso a aquel día en el que hice alarde de mi talento para la actuación, ya saben el Día XXX, en el que confirmé mi mal tino al momento de escoger una profesión. Es decir, obviamente mi hoja de vida debería decir “actriz porno en ciernes” o algo por el estilo. Me encontraba sentada en el regazo de Cameron, ¿no sé si recuerden eso? En fin… no es que intente darles largas con nuestros preliminares, aunque en este caso debo hacerlo para que la cosa tenga sentido y no crean ni por un minuto que estoy presumiendo mi vida sexual ante ustedes. ¡Qué va! Jamás se me ocurriría tal bajeza—aunque es innegable que el hombre tenía cierto apetito insaciable por su servidora—, pero mejor vayamos a ello de una vez:

—Esto no está funcionando —susurré levantándome de un brinco de sus piernas. Él me miró con una mueca que bien pudo ser de sufrimiento o rencor, no podría aventurarme por una. Le sonreí—. Necesito que estés de pie y desnudo ahora mismo.

Todo el rollo de él estando esposado era genial, no lo duden. Pero, ¿hasta qué punto se podía sostener esa situación? Tenerlo de ese modo exigía un despliegue de habilidades por mi parte, que no estaba segura de poseer aún. Y ese fue el motivo que me impulsó a liberarlo de su momentánea retención.

—¿O sea que ya no más preguntas, oficial?

Traté de mantenerme seria y no reí por su tono jocoso, pero me fue imposible permanecer imperturbable. Primero que nada porque había una carga eléctrica entre nosotros que nada tenía que ver con la idea del sexo. Es decir, ¡vamos! Por supuesto que había una gran parte de carga sexual, pero también estaba todo eso dicho y no dicho durante el juego. Una pequeña parte de mí se sentía como una arpía por no darle un cierre a lo que prácticamente había confesado; una respuesta o lo que fuere. Así que iba a entretenerlo con sexo, ¡demándenme! Esto era lo mejor que podría ofrecerle, y ni tan genial era en el asunto. Sólo esperaba que Cameron no se diera cuenta de mi deficiencia sensual, antes de que notara mi deficiencia emocional.  

—De momento no más preguntas —le respondí en tono uniforme, arrastrando las esposas de sus muñecas con poca delicadeza. Él se frotó el lugar levemente enrojecido por la presión y luego siguió mi camino con la mirada, sin apartarse de la silla. Me situé detrás de la cámara, sacándola de su soporte y apuntándola directamente hacia su persona—. Ahora, señor Brüner, sería tan amable de quitarse la ropa.

—¿Perdón?

Lo espié por encima de la cámara con una ceja enarcada. Dios, yo era buena en esto, ¿a que no?

Lo que aprendí de Cameron Brüner. (Bitácora 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora