Sé que tardé más de lo habitual, pero es que no me he estado sintiendo muy bien esta semana y prefería no forzar la cosa y esperar a que surgiera. Así que acá estamos, nuevo cap... me atrevería a decir que es el ante último, pero no estoy muy segura si el final me va a entrar en un sólo cap como tengo en mente.
Bueno, nada, espero les guste ^^
Capítulo XXIX:
Cosas más raras han pasado...
—¿Cam? —La intención había sido sonar indiferente, pero mi voz me traicionó por completo haciéndome sonar algo desesperada. No sé por qué a esta altura de mi vida sigo colocándome ese tipo de metas, mi cerebro no es bueno siguiendo órdenes de nadie, mucho menos las mías. Pero regresando a esto—. ¿Cameron? —volví a repetir, esta vez palmeándome el hombro mentalmente, aprobando mi tono.
—¿Mar... es—cha... te...
—¿Qué? —Hice una pausa mientras el sonido entrecortado de su voz me interrumpía, pero por mucho que forcé mi oído bueno (el derecho, que sepan), no logré entender nada de lo que decía—. ¿Cameron? ¿Me escuchas?
—A—sie... está en—nos... sé... ¿Mar?
—¡Infiernos! —grité, aunque obviamente no se lo estaba diciendo a él. Sino al jodido y maldito universo, el cual parecía haber cogido un particular interés en poner mi paciencia a prueba. Sabía que Dios y yo no estábamos en buenos términos últimamente, pero ¡vamos!, esto era demasiado incluso viniendo de él—. No te escucho.
La línea hizo un sonido bastante molesto, algo que parecía viento sobre agua soplando con fiereza a su alrededor, y entonces, dos simples palabras se volvieron súbitamente inteligibles:
—Te extraño.
Tomé una profunda inspiración, sin notar que había estado conteniendo el aliento mientras intentaba encontrarle algún sentido a esa conversación de locos que estabas manteniendo.
—¿Cam? —Nada—. ¡¿Cameron?! —No hubo respuesta y algo en mi interior se apretó con tal intensidad, que pensé en arrojar el teléfono de Marc todo el trayecto hasta la estación de bomberos y luego correrle detrás para pisotearlo con mi bota—. Maldito seas, Brüner, ¡habla!
—Perdóname.
—No... —musité, tomada completamente por sorpresa—. No, no... Cam, tú... tú perdóname.
—Siempre... —Pero antes de que pudiera terminar la frase, la tormenta que parecía estar desatándose en alguno de los teléfonos, volvió a cubrir de estática su voz.
Mi frustración a ese punto, había alcanzado niveles catastróficos. Si pudieran medir mi actividad interna, me verían bullir más alto que un jodido volcán. ¿Por qué? Era una simple pregunta, ¿por qué me pasan estas cosas? ¡¿A quién ofendí en mi otra vida?!
Suspiré, quitándome de la cabeza todo el rollo melodramático. Se me daba tan bien, que hasta tenía miedo de darle por una vez en la vida la razón a Paige.
—¿Cam? ¿Me escuchas, Cam? —Era como estar jugando al teléfono descompuesto, se los digo. Pues cuando él hablaba no me escuchaba y al parecer cuando yo hablaba no lo escuchaba—. También te echo de menos —susurré, esperando que mi teoría sobre él escuchándome fuese acertada—. Vuelve... —Me detuve automáticamente, cerrando los ojos para intentar aclarar mis ideas e introducirme algo de sentido dentro de la cabeza.
No podía pedirle que volviera, aunque muy en lo profundo de mi superada actitud de chica no descorazonada, eso era exactamente lo que quería que hiciera. La conversación con Marc, no había hecho más que volverme demasiado consciente de esa realidad. Quería disculparme con él, aun cuando sabía que eso no sería suficiente, aun cuando sabía que eso no solucionaría nada, quería que él lo supiera. Y luego ya no sabía qué pasaría, pero veía esa disculpa como algo necesario para poder seguir adelante, ya sea con él o sin él, sólo adelante.
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Lo que aprendí de Cameron Brüner. (Bitácora 2)
Romance"No es una historia de reencuentros, es una historia de descubrimientos." Marín está de regreso en su tierra natal, por segunda vez cruzará las puertas de su infierno con la convicción de que no va a permitirle a nadie más jugar con ella de nuevo. A...