Los tres cuarzos

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- Pero sólo funcionará si los dijes se rellenan con sangre de la misma familia. - añadió Sasuke interesado. - El único tercio de cuarzos pertenecía a una familia en la aldea oculta de la roca.

- Bueno, no creo necesario contarte acerca de un pretendiente de la última guerra, ¿verdad? - preguntó divertida, aunque la mirada de Sasuke no tenía nada de eso. - No tienes de qué preocuparte, le dije que estaba enamorada de alguien más, pero él insistió en darme las instrucciones para recoger estos dijes. - explicó antes de colgar en el cuello de su esposo un dije similar al de Sarada, pero de color morado.

- ¿Y fuiste? - cuestionó Sasuke apenas mirando su cuarzo.

- Por supuesto. Era una casa caliente y hogareña. Ésa fue la última vez que lo vi. Le dije que estaba a punto de comprometerme con la "maravillosa" persona de la que me enamoré. - esbozó una sonrisa traviesa. - Aunque eso era mentira, fue durante los años que te ausentaste, Sasuke-kun.

Esta vez, Sasuke se regodeó en su asiento tras recordarse lo mucho que su esposa lo amaba.

- De manera que guardé estas cadenas durante años, con la esperanza de que este día llegara. Desde hace un año estuve preparando las soluciones que se vaciaron en los dijes. Tengo la ventaja de trabajar en el hospital pues ahí conseguí su sangre y la mezclé con la mía.

- ¿Y por qué mi puño es de distinto color que el de papá? - preguntó Sarada con el cuello estirado para admirar mejor el dije de Sasuke.

- Los contenedores son de ese color. El morado mezclado con el blanco da como resultado el rosa. - respondió sacando del cuello de su vestido un dije como el de su familia.

- En ese caso, ¿no se supone que Sarada tendría que tener el rosa? - intervino Sasuke. - La combinación de nuestros genes dio como resultado a nuestra hija.

- Sí, pero a ella no le gusta ese color. Además, son ustedes los que le dan sentido a mi vida. - contestó como si se tratara de un tema bastante obvio. Sarada y su padre la miraron con un dejo de ternura en sus ojos negros.

En esa familia, pocas veces daban una muestra de cariño porque todos estaban seguros del mutuo amor que se tenía. Incluso Sasuke era el que, dentro de su frialdad y "economía" de palabras, más evidenciaba su amor, pues a las únicas personas que soportaba durante más de diez minutos en una misma habitación eran ellas. A excepción, claro, de Naruto y Kakashi. Con el primero le era imposible estar a solar con él sin insultarse y con el segundo era capaz de permanecer en silencio durante varias horas hasta que Kakashi sacara su típico libro de icha-icha que tanto le molestaba a Sasuke. Por lo regular, sus reuniones terminaban con frases como: "¿No eres lo suficientemente grande como para leer esas tonterías?" y "Eso dices porque tú sí tienes con quien hacer verdad todo lo que de aquí se habla" o una ligera muestra del mangekyō sharingan.

Sakura, sin embargo, sí solía demostrar su cariño con sonrisas y abrazos, pero sabía de sobra que los Uchiha eran mucho más reservados, aunque no por eso iba a permitir que se separara de su familia para asistir a una misión sin antes darle un beso en los labios a Sasuke y decirle a Sarada lo mucho que la amaba. No obstante, eran ésos sus únicos gestos de cariño.

Fue esa razón por la que padre e hija se sorprendieron al recibir el regalo de Sakura. Si bien al principio Sasuke se sintió celoso, después no supo si tenía algo que agradecerle a ese hombre. Lo cierto era que se sentía más seguro de poder proteger a su familia con esos dijes en el cuello, a pesar de que fuera sólo una leyenda la que corroborara su esperanza. Cada vez que salía de la aldea, miraba dormir a su pequeña y no jaba de de abrazar la estrecha cintura de su esposa. Cuando ella le despedía en la banca de siempre, Sasuke le daba un beso largo en los labios y le prometía que pronto la vería. Ella, como la primera vez, sólo se sonrojaba y asentía antes de dejarle partir; pero antes de que él se alejara más de diez metros, le gritaba que su familia estaría esperándolo y que cuidara de su vida o ella misma se encargaría de matarlo. Y con una sonrisa en los labios, Sasuke salía de la aldea, mas a los pocos minutos no podía evadir el miedo; temía que durante su ausencia, fuera a ocurrirle algo a su pequeña, pero cómoda familia. Así, con ese cuarzo colgando de su cuello, se sentía ridículamente mejor. En definitiva, había hecho bien en casarse con esa asombrosa ninja; sus padres estarían orgullosos de su elección. Su amor no sólo era fiel, sino que sus genes le habían entregado a una niña fuerte e inteligente. La niña por la que día a día daría su vida por hacerla sonreír.

Los tres cuarzos (Longfic SasuSaku/Familia Uchiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora