La media docena de Konoha

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Gaara, Temari y Shikamaru vieron con orgullo cómo Kankurō era derrumbado por uno de los títeres con los que Shikadai practicaba. Desde que Shikadai tenía siete años, le gustaba jugar con las marionetas de su tío Kankurō. Después de un tiempo, Kankurō había decidido enseñarle la técnica marionetista pues, ya que no planeaba casarse, a alguien tenía que dejar el legado del maestro titiritero, Sasori. Nadie creyó que fuera el hijo de Shikamaru el que se interesara en aquella técnica.

Al principio, Ino se opuso fuertemente a que Shikadai usara esa técnica en lugar del kagemane. Sin embargo, Temari, como siempre altanera, respondió que su hijo poseía la capacidad para aprender ambas técnicas. Shikadai, por lo tanto, tuvo que ahorrarse la flojera característica de los Nara para enorgullecer a su familia al mismo tiempo que cumplía con su verdadero sueño.

- Pequeño demonio. - farfulló Kankurō mientras se ponía de pie. - Lo conseguiste sólo porque no estoy utilizando mis mejores movimientos.

- Claro. - contestó Shikadai con una sonrisa burlona. - Entonces hazlo.

- No creo que a Gaara le guste la idea de destrozar la torre del kazekage. Usas demasiada fuerza, igual que mi hermana.

- ¿Y eso qué? - espetó mientras se cruzaba de brazos y su marioneta caía al suelo.

- ¿Cómo que eso qué? Es el kazekage, no vas a enfrentarte a él, ¿verdad?

Shikadai giró el rostro para mirar a su tío más joven. Se decía mucho de él: había superado a su padre y al antecesor de éste, por lo que se había convertido en el ninja más poderoso en la historia de Suna. Shikadai sabía que Gaara jamás le haría daño, pero le daba flojera pensar en lo que pudiera hacer en caso de que destruyera su torre. Además, le aburría pensar cómo hacerlo.

- Mñeh, tienes razón. - aceptó por fin después de bostezar.

Kankurō sonrió: ese niño era la combinación más extraña entre Shikamaru y Temari y, a pesar de esto, sus sueños se vinculaban más con su tío mayor. Agradecía a Kami que no fuera sólo una copia de Shikamaru, no porque le desagradara, sino porque le gustaba la originalidad de su sobrino.

- Intentémoslo de nuevo. Esta vez, seré yo quien te derrumbe.

- Ajá.

Temari sorbió un poco de té antes de regresar su atención a la conversación que Gaara y Shikamaru tenían acerca de los próximos exámenes chunin. Aunque para Shikamaru aquello todavía estuviera muy lejano, Gaara quería comenzar con el programa en dos semanas.

- No creo que el hijo de Naruto ponga alguna resistencia. - dijo Temari alzándose de hombros. - Parece ser igual de entusiasta que su padre.

- El hijo de Naruto sólo piensa en natto. Te aseguro que no piensa en su entrenamiento ninja igual que Naruto. - contestó Shikamaru.

- Sarada Uchiha está más interesada en ese camino, ¿no es así? - preguntó Gaara escrutándolos con la mirada. Sólo una vez habían hablado de la hija de los Uchiha pues aún no creían que la pequeña niña de siete años tuviera la firmeza del actual hokage. Además, acababan de aceptar que Shikadai aprendería el jutsu marionetista. Habían recibido dos golpes en una semana.

- Comienzo a creer que sólo lo dice para retar a sus padres. - dijo Temari con una mueca de molestia. - Es una buena ninja, pero...

- ¿Qué? - insistió Gaara. - ¿Qué ocurre con Sarada?

- No es ella, son sus padres. - respondió Shikamaru. - Ellos discuten a menudo y eso provoca que Sarada sea sumamente irracional con sus decisiones. Es más impulsiva que Sasuke.

Los tres cuarzos (Longfic SasuSaku/Familia Uchiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora