Epílogo. Una nueva historia

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Disclaimer and notices eternals.

Dedicado a AlfDay por todo su apoyo, y a todos los lectores de esta historia.

Los quiero mucho, ¡de veras!

Créditos de la imagen a Mary Fer Garzón. ¡Muchas gracias!

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Epílogo

Una nueva historia

Después de siete meses, Sakura se encontraba en la cocina, enseñándole a Sarada cómo preparar la fórmula para alimentar a los gemelos que en dos meses tendría. Sarada escuchaba con atención, grabando en su memoria cada palabra que su madre le decía. Asentía frecuentemente y la interrumpía cuando lo creía necesario.

Después de la batalla contra Hideo, la matriz de Sakura se recuperó al instante, permitiéndole un embarazo más. Empero, Tsunade le recomendó no amamantarlo porque podría ser que Sakura hubiera adquirido una sustancia con un mínimo de toxicidad tras usar por segunda vez la técnica de restauración divina. Por esa razón, tanto Sarada como Sakura se habían sumido en los cuidados que tendrían las criaturas.

Sasuke había decidido pasar un rato cerca del lago donde aprendió a realizar la gran bola de fuego con su padre. Sakura y Sarada sabían la razón por la que hacía eso; recluyéndose de vez en cuando en su soledad. A pesar de que Sarada luchaba cada día por superar la muerte de Yūyin, Sasuke no era capaz de aceptar la muerte de su equipo Taka. Aún no se perdonaba el descuidarlos tanto, el no hablarles cuando tuvo oportunidad y el tratarlos como una especie de fenómenos.

- Cielos, esto se oye más difícil de lo que es, te lo juro, Sarada. - dijo Sakura, sonriéndole.

- Mamá, ¿tú crees que yo tenga hijos algún día? - preguntó Sarada antes de que un poco de fórmula cayera sobre su chaleco de chunin. - Hmph, qué molesto. - susurró, limpiándose.

Sakura rió.

- No sé por qué te enojas; cuando vas a misiones con Bolt y Konohamaru, normalmente regresas con lodo en el chaleco. - contestó Sakura. - Además, ¿cuál es la necesidad de usarlo en casa?

- Mamá, si quiero ser hokage, debo estar preparada en cualquier momento para una misión. - respondió Sarada, ofendida. - Tampoco es como si lo usara como pijama.

- Sí, claro. - resopló Sakura, apagando la lumbre de la estufa. - ¿Qué me preguntaste, cariño? - preguntó, confundida.

- Si crees que algún día seré madre. - respondió Sarada, molesta por ser ignorada por su propia madre. Sakura rió una tercera vez. En verdad le divertía el carácter de su hija.

- Sí, por supuesto. Tienes las agallas suficientes para serlo. Sólo que tendrás que cuidar de tu pareja para que Sasuke-kun no se enfade con él y contigo. - musitó entre broma y advertencia.

- A papá le desagradaba Yūyin hasta ese día, ¿no es así? - se atrevió a cuestionar, sin poder evitar el recuerdo de su gran amigo.

- Pero Yūyin no era tu pareja, ¿o sí? - replicó Sakura, sopesando la posibilidad de que Sarada no les hubiera contado todo.

- No, no. Todo terminó demasiado pronto para formalizar algo. - contestó ella, desviando la mirada con un poco de melancolía.

- Ah, bueno. - suspiró aliviada Sakura.

Ella era la luz de la casa, la que sacaba en su familia las sonrisas que ellos creían perdidos. Sakura era la encargada de alzar la alegría de Sasuke y de Sarada. Era Sakura quien sacaba del abismo a Sasuke y quien le enseñaba el futuro brillante a Sarada.

Los tres cuarzos (Longfic SasuSaku/Familia Uchiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora