El precio del dolor

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Sakura permanecía sentada en la cama, abrazándose las rodillas, mientras Sasuke la observaba de pie en la esquina de la habitación, con un dedo en la boca. Para ambos había sido difícil admitir el fuerte deseo de Sarada por ser hokage. No era, por supuesto, que quisieran negarle a su hija la ambición por ser la ninja más fuerte de Konoha; se trataba de la mirada fría, pero llena de vehemencia, con la que lo había afirmado.

Después de aquellas palabras, Naruto había desviado el tema a uno mucho menos interesante, pero que salvó a Sarada de las miradas acosadoras. En ocasiones, Naruto era el que mejor sabía actuar sin meter la pata.

Evidentemente, Sarada no mencionó el asunto de nuevo. Se dedicó a comer en silencio y pasarle la sal a su padre. Ni Sakura ni Sasuke abrieron la boca para otra cosa que no fuera ingerir el alimento frente a ellos.

Bolt, empero, no dejó de mirar a Sarada de reojo, como si esperara a que dijera que todo eso había sido una sucia broma. A pesar de que asentía y respondía con monosílabos a la conversación que mantenía con Chōchō e Inojin, no les ponía la mínima atención. Las palabras de Sarada lo habían descolocado por completo.

Una vez había escuchado una conversación que sus padres tuvieron en su habitación; ésta daba de la historia de un clan antiguo cuyos miembros deseaban, sobre todo, un poder en la aldea. A ellos les llegó el título de la policía militar de Konoha. Según lo que había escuchado, los miembros del clan, tomaron esta acción como una distracción para evitar que se metieran a los asuntos gubernamentales de la aldea.

Algunos de ellos se percataron del hecho de que ese acto de "confianza" en realidad los hacía odiados por los habitantes de la aldea pues eran los encargados de hacer cumplir las leyes que todo buen ninja adquiere desde la academia. Asimismo, al paso de los años, volvió al clan un símbolo de arrogancia.

Éstos fueron los motivos por los que dicho clan quiso armar un golpe de estado. Creían, tal vez con justa razón, que si tenían el poder policial sobre la Hoja, entonces poseían la capacidad militar para derrocar al hokage y darle al clan el lugar que merecía en la villa.

- Por esa razón - dijo Naruto a Hinata en esa ocasión. - Itachi prefirió proteger a la aldea y obedecer lo que el consejo le ordenó: la aniquilación de su clan, dattebayo. Como sabía que no lo conseguiría solo, le pidió ayuda a Obito, quien se encargó de la mayoría. El precio de esta acción fue su unión a Akatsuki.

- ¡N-no puede ser! - exclamó Hinata. - ¡Itachi-san debió sufrir muchísimo para tomar esa decisión!

- Lo sé, 'ttebayo y con ello arrastró a Sasuke.

Por eso, los habitantes de Konoha temían entregarle poder a los Uchiha. Ese golpe de estado, esa historia de odio que parecía estar en el clan, era lo que les impedía otorgarles algo más.

Esa historia no se consideraba, obviamente, como una historia a la que tuvieran que contarle a un niño antes de dormir, por lo que deducía que Sarada no sabía nada de eso. Ella ignoraba lo que los adultos, lo que los grandes del consejo, pensaban del clan Uchiha. Bastaba con recordar que su propio padre, Sasuke Uchiha, no era el ejemplo perfecto de sensatez.

- Deberíamos preguntárselo directamente. - dijo Sakura aún con los brazos rodeándose las rodillas.

- ¿Preguntarle por qué quiere ser hokage? Es lo que cualquier niño de su edad querría y no creo que ella responda con honestidad. - contestó Sasuke con frialdad. - Sabes bien a quién sonaban esas palabras.

- ¡Lo sé! Por eso insisto. Deberíamos hablar con ella, incitarla a que nos diga qué es lo que sucede, por qué siente esa soledad y qué podemos hacer al respecto. - continuó ella entre gemidos. Tenía miedo, miedo de hacerle daño a su propia hija, miedo de no protegerla, de verla tan solitaria como Naruto en su infancia o como los niños de la institución de salud mental. - Somos sus padres, Sasuke-kun. - agregó alzando la mirada hacia él.

Los tres cuarzos (Longfic SasuSaku/Familia Uchiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora