Auténtico desconocido

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¿Felicidad?

¡Nah!

Era una palabra muy banal, para describir todas las emociones, que había sentido en el transcurso de la semana. Mi mundo era una maraña llena de sentimientos intensos. Pasaba los días entonando canciones, las cuales, se fusionaban a la perfección con el ambiente festivo, gracias a las próximas vacaciones de Navidad.

Me hallaba en una nube flotante.

A veces, tenía que parar de hacer lo que estuviera realizando y detenerme a pensar: ¿realmente estaba pasando esto?, Sí estaba pasando.

Yo y Malfoy

Malfoy y yo...

Draco.

No iba a negar que había noches, después de nuestros breves encuentros, en las que a penas, y podía conciliar el sueño. Pasaba recapitulando todo lo ocurrido, y fuesen los momentos que recordase; siempre los mismos ojos grises me hacían suspirar una y otra vez.

Le había entregado ese poder a su propietario, podría destruirme cuando quisiera.

Yo, prácticamente, ya era suya.

Una pequeña vocecita dentro de mi cabeza retumbaba:

Si así estas ahora, como será cuando te folle.

No podía contradecirla.

Estar enamorada era... Era como estar en un constante estado de ensoñación, tu mente de manera automática se ponía en modo off, todo lo dominaban los sentimientos. Sabía que eso podía ser peligroso, pero el sentido de peligro abandonó mi cuerpo, en el momento en que Draco entró en mi vida.

Además, estaba ese cosquilleo de querer lanzarme a sus brazos cada que él entraba en una habitación; no importaba si estuviera poblada, o no. También percibía esa misma sensación en él.

Por eso odiaba no poder rondar por la sala común de su mano, darle un maldito beso de improvisto, o incluso tener alguna cita normal en Hogsmade de vez en cuando; pero no, las cosas debían de ser así, por el bien de todos.

Hoy era sábado por la mañana, no había Quidditch, salida a Hogsmade, ni tampoco tenía deberes para el lunes. Así que había recibido muy temprano un mensaje de fuego de Malfoy, invitándome a pasar el día en su habitación.

Este, era de los llamados, en los que yo jamás hubiera dado un no por respuesta.

Y no lo hice.

Por tal motivo, ahora me encontraba entrelazada con Draco en su cama, después de varios besos acalorados, tenía mi cabeza recostada en una de sus almohadas de lino. Él estaba ubicado encima de mí, apoyándose con los codos para no aplastarme, se inclina hacia delante, quedando nuevamente a pocos centímetros sus labios de los míos.

Mi corazón latía con rapidez.

En especial por la pregunta que le estaba a punto de hacer.

—¿Cuál es tu color favorito? —inquiero, en medio del silencio que inundaba la habitación.

Sus ojos grises están curiosos.

Pasa su mano por mis cabellos, apartando unos cuantos de mi cara. No puedo evitar sonrojarme. Escondo mi cabeza en su pecho desnudo.

El contacto directo con su piel, hace poner la mía de gallina. Está caliente; acogedora para el ambiente gélido del exterior. Hacía frío en las mazmorras en esta época del año; a pesar, de que el fuego siempre se mantuviera encendido.

—Dime tu color favorito —vuelvo a insistir, apartándome de su pecho.

Draco se acerca para besarme. Más, para su sorpresa; lo detengo.

The cursed girl from Slytherin +18 (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora