La mansión Greengrass

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—"... El hechizo para producir fuego es un hechizo que, como su nombre indica, sirve para hacer fuego o incendiar." —repito una y otra vez aquel extracto del capítulo tres del Libro Reglamentario de hechizos para quinto año, el cual había comprado hace unas semanas en el callejón Diagon junto a mis padres.

Había leído más de cincuenta páginas a la semana. Sin embargo a estas alturas pude haber estado mucho más avanzada en el aprendizaje de dichas teorías, pero últimamente me he encontrado muy ocupada pretendiendo ser una estúpida adolescente junto a mi hermana y su reciente visita.

Pansy Parkinson.

Unas noches atrás sucumbida en la apacibilidad que estas me brindaban —en especial cuando estaba en el dormitorio de Hogwarts— de imprevisto una voz conocida se coló en mi habitación:

—¡SORPRESA! —gritó una Daphne en pijamas. Segundos más tarde siguió sus pasos Pansy llena de algarabía, sosteniendo en ambas manos varias chucherías de alguna tienda similar a Zonko.

—¿Qué sucede? ¿Pansy? ¡Qué sorpresa! —exclamé algo aturdida.

Ambas se unieron a mi encuentro, y se optaron por sentarse cerca mío.

—Querida hermanita, puedes declarar tu encierro por terminado —comentó Daphne entre risas. La miré con curiosidad —. ¡Pansy se quedará con nosotros esta última semana de vacaciones! —espetó con gran alegría. Me volví hacia su mejor amiga, quien se encontraba radiante al igual que mi hermana, y le dirigí la más elaborada de las sonrisas.

A partir de ese momento descarté los planes que había elaborado para aquella noche. Recuerdo haberme sorprendido por tal intrusión, pero de inmediato me vi obligada a cambiar de actitud y recordar que en mi pequeño mundo en Hogwarts tenía que soportar a la mayoría de amigos de mi hermana por pura cortesía.

La velada se basó en las típicas conversaciones banales entre ambas, Pansy actualizando a Daphne sobre las últimas novedades de las personas con las que solíamos convivir en la sala común. Y obviamente sobre sus adquisiciones tanto materiales como amorosas, llevaba casi cinco años conociéndola; si ella no hubiera presumido dicho aspecto, —como lo hace cada verano que suele visitar nuestra casa— no sería Pansy.

He aquí en donde aquella noche se puso interesante. Parkinson acababa de soltar una bomba en presencia de mi hermana, aproximadamente a la una de la mañana. Ni siquiera el chillido del calamar gigante escuchado desde las mazmorras fue tan fuerte como el de Daphne cuando se enteró de que su mejor amiga llevaba gran parte del verano saliendo con Draco Malfoy, y no se lo había comentado antes.

Pansy había dicho todas las excusas habidas y por haber para disculparse por aquel olvido.

Pero finalmente rendida confesó:

—He pasado el mayor tiempo posible de lo que llevamos saliendo tratando de entender nuestra extraña relación —había mencionado cabizbaja con una mirada esquiva —. De hecho hubo un punto en el que me pregunté si en realidad estábamos juntos, porque él se mostraba tal y como acostumbraba; —continuó. Para ese momento estaba tan inmersa en dicha conversación que apoyé la barbilla en una de mis manos para cambiar de posición. —que tuve dudas en mencionarlo a alguien, y que al enterarse él lo desmintiese.

Lo había considerado absurdo en su momento.

—Pudiste haberme comentado a mí —respondió mi hermana con frialdad. Me volví hacia ella, y descubrí que estaba verdaderamente enojada —. Pude haberte ayudado a averiguarlo, después de todo somos amigas.

Seguido de eso Daphne había recogido sus cosas y sin decir ni una palabra más se había retirado a sus aposentos, dejándome sola junto a una incómoda Pansy.

The cursed girl from Slytherin +18 (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora