Prólogo

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Draco Malfoy

La primera vez que Astoria Greengrass escuchó dicho nombre fué la noche antes de que su hermana mayor asistiera a Hogwarts.

Había bajado sigilosamente las adosadas escaleras de la mansión Greengrass para inmiscuirse en la habitación de Daphne con el fin de tener por última vez una charla memorable con ella. Al intentar tocar la puerta, notó que ya se encontraba algo abierta y por aquel espacio pudo visualizar que Daphne se encontraba en compañía de su madre.

Aquel gesto le pareció inusual a la pequeña Astoria de tan solo diez años de edad, pues Alcíone Greengrass jamás acostumbraba dirigirse a sus aposentos a tan altas horas de la noche.

Los modales enseñados por sus tutores le impedían continuar inmiscuyéndose en asuntos que no le conciernen, sin embargo la curiosidad fue más fuerte que aquello y no desistió.

—...recuerda Daphne, debes de ser amigable con el niño de los Malfoy —ordenó su madre.

Astoria se apoyó en el umbral de la puerta intentando escuchar más.

—No olvides lo que te he mencionado estas últimas semanas sobre esa familia, —dijo incorporándose de la silla en la que se encontraba recargada —además él será una muy buena compañía para una jovencita tan agraciada como tú —agregó.

—¿Cómo se llamaba? —preguntó su hermana.

Rió internamente al recordar lo despistada que solía ser.

—¡Daphne por favor! —reprendió sofocada Alcíone Greengrass.

—Perdón. —susurró soltando un contenido suspiro.

—Se llama Draco Malfoy, no lo olvides —respondió dirigiéndose hacia la salida de la estancia.

"¿Quién llama a su hijo Draco?" se preguntó Astoria, más sus pensamientos se vieron interrumpidos ante la necesidad de esconderse de inmediato de su madre.

Vió como ella salía de los aposentos de su hermana mayor con la suma elegancia que le caracterizaba. No salió de su pequeño escondite hasta que estuvo completamente segura que su madre se había instalado en la recámara.

Con el código secreto de comunicación que habían usado durante años Daphne y ella , tocó la imponente puerta que tenía en frente. No tuvo que esperar, ya que pasados unos segundos su hermana abrió la cerradura, dando así paso a su habitación.

Antes que Daphne se adelantase a proferir alguna palabra, Astoria repleta de una curiosidad innata inquirió:

—¿Por qué mamá te acaba de ordenar ser amiga de un tal Draco Malfoy?

Un año más tarde comprendería la razón por la que su madre había presidido aquella amistad entre su hermana y él, pues cualquiera que no sea del agrado de Draco Malfoy estaba condenado a vivir un infierno en la sala común de Slytherin.

Años más tarde Astoria sería fiel testigo de dicho lema.

Los meses pasaron y finalmente Astoria Greengrass comenzaría a escribir parte de su legado en las legendarias paredes de la Escuela de Hogwarts Magia y Hechicería, en la cual sería posteriormente asignada a la icónica casa Slytherin.

Eso representó un gran alivio para Astoria, pues había cumplido con las expectativas familiares impuestas sobre ella, sin embargo al no quedar en Ravenclaw la pequeña esperanza de que el sombrero seleccionador apreciara las cualidades que ella consideraba mucho más significativas se había desvanecido.

Tampoco significaba que no estaba a gusto con su casa.

A pesar de que casi siempre le restaban puntos. A pesar de que no era la favorita del Director. A pesar de que Gryffindor evitó que continuaran invictos. A pesar de que no estuvieran Potter y sus problemáticos amigos.

Si, en realidad su casa tenía mala suerte.

Pero Astoria estaba convencida de que solo pasaban por una mala racha, e internamente prometió contribuir durante los próximos años en la reestabilización del orgullo Slytherin.

Años en los cuales ella aprendería a sobrevivir en una sala común con personas que según aquel sombrero poseían sus mismas cualidades; aquello significaba una verdadera ofensa para el ego de Astoria, mucho más al mirar a Pansy Parkinson y sus secuaces. O al estar en presencia del inseguro y arrogante Draco Malfoy.

Todos en la sala común de Slytherin se encontrarían en total desacuerdo con Astoria al enterarse de su opinión sobre uno de los chicos más populares de Hogwarts.

Exactamente por eso ella pensaba que todos eran unos estúpidos.

No podía evitar excluir a su hermana de dicha generalización, porque Daphne Greengrass ya no era la misma niña que le había dicho adiós desde una de las ventanas del expreso de Hogwarts un 1 de Septiembre de 1992. Bajo la influencia de Parkinson, Bulstrode y Davies ella era irreconocible.

En ocasiones entre todo un tumulto de patanes, arrogantes y egoístas, seguía preguntandose porqué no había sido asignada a Ravenclaw.

Segundo y tercer año pasaron de un día para otro según la perspectiva de Astoria. Con el tiempo se vió en obligación de adaptarse a tal hostil ambiente y parte de dicha adaptación incluía año tras año ir transformándose a sí misma en una versión algo más acorde a su casa.

Ya en su cuarto año había aprendido a lidiar y vivir con ello. Fingir ya casi no le costaba un gran esfuerzo, de hecho Astoria podría apostar que dichos métodos le ayudaron a potenciar las pocas cualidades por las que ahora podría decirse que era una Slytherin.

Y aunque varias de sus antiguas costumbres había desaparecido casi por completo, Astoria aún poseía ciertas actitudes que le eran casi imposible de contener.

Una de ellas era evitar ser amable con los traidores de la sangre.

Debido a que Astoria hace tres años, había confraternizado con una pequeña y amable pelirroja de ojos azules en la ceremonia de selección de casas. Lastimosamente su breve amistad se había visto obligada a terminar abruptamente, cuando el sombrero seleccionador ubicó a su pequeña amiga en Gryffindor y más tarde a ella en Slytherin.

Y tiempo después prácticamente borró dicho encuentro de su memoria, al escuchar que aquella niña tan amable y entusiasta se llamaba Ginny Weasley.

Tal vez aquel día de cuarto año en Febrero de 1996 Astoria se encontraba tan sentimental que olvidó respetar aquella regla autoimpuesta hace años atrás para adaptarse al prototipo ideal del estudiantado de su casa.

A lo mejor simplemente fué humana y erró. O quizá en todos estos años se había encontrado tan extremadamente sola junto a sus tomos de libros en aquella frívola sala común, que decidió olvidar todo y por primera vez seguir sus impulsos.

Nunca lo sabría con certeza.

Pero lo que la más determinada de las Greengrass sabía, era que dicho frívolo enfrentamiento entre Malfoy y ella después de haberla descubierto confraternizando en los jardines tan amenamente junto a la adolescente Ginny Weasley, para posteriormente exponerla ante todos los miembros de su casa como una traidora, significó dos cosas significativas para ella.

Astoria por primera vez estuvo de acuerdo con el sombrero seleccionador al ubicarla en Slytherin, ya que varias cualidades inexploradas características de su casa debutaron aquel día.

Y la segunda razón consistía en que Astoria sin siquiera notarlo, a partir de ese momento comenzaría a formar y ordenar las piezas de un caótico laberinto, las cuales tiempo después la llevarían directo al corazón de Draco Malfoy.











The cursed girl from Slytherin +18 (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora