Capitulo 3: ¿Un cadáver?

89 3 1
                                    

¿Alguna vez te ha pasado que haces cosas sin saber exactamente por qué?

A mí me pasa unas cuantas veces al día.

Después de la escuela fui a casa de Erick como habíamos acordado. Comimos con sus hermanas y vimos El amanecer de los muertos en su habitación. Cuando me di cuenta ya era de noche.

- ¿Segura que no quieres que te acompañe? - pregunta Erick.

- Segura. He caminado a casa desde aquí cientos de veces Erick, no van a secuestrarme o algo por el estilo.

- Pero nunca te habías ido tan tarde, seguro tu mamá se enojará conmigo.

- Nah, tranquilo.

Mientras camino puedo sentir la brisa fría en mi rostro, miro al cielo y luego, a lo lejos, veo la mansión que fue construida hace unos meses sobre la colina, me cuesta no ponerme a imaginar cómo será vivir ahí.

Cuando me doy la vuelta, la casa de Erick ya está a una cuadra de distancia y él solo me mira desde la entrada.

Sigo volteando de vez en cuando hasta que la luz se convierte en un pequeño destello que sale por la puerta.

"Si estaba tan preocupado pudo haberme acompañado hasta acá en vez de sólo quedarse ahí parado" pienso.

También pude llamar a mis padres para que fueran a recogerme, o quizá Erick y sus hermanas me habrían llevado si se los hubiese pedido.

Pero en lugar de eso preferí atravesar el bosque a solas, en medio de la oscuridad.

Una mala idea.

Después de las seis la gente difícilmente sale.

Por eso odio este pueblo, es como si hubiese un toque de queda secreto; como si las personas estuvieran programadas para encerrarse en cuanto sale la primera estrella. Aunque en parte es una ventaja, me gusta salir cuando todo está en silencio, es relajante.

Excepto si me encuentro a mitad del bosque guiándome únicamente por la luz de la luna y con la sensación de que alguien está siguiéndome.

Escucho pasos.

Me detengo de golpe y sigo escuchando el ruido de ramas que se rompen al ser pisadas.

Quien quiera que sea esta justo detrás de mí.

- ¿Erick? - susurro.

Pero Erick no me contesta.

- Chicos, por favor tienen que estar bromeando - rezo por que se trate de alguno de mis amigos - ¿Amanda...?

Alguien corre junto a mí... o algo.

- ¿Brandon, son ustedes? - tienen que estar bromeando.

No hay respuesta. Me quedo quieta, paralizada.

Mis piernas no responden.

Oigo su respiración. Trato de visualizar algo con lo que defenderme. No podría correr porque llevo puestos zapatos de piso y la falda de la escuela, mucho menos podría trepar un árbol, ni ocultarme porque el maldito uniforme es rojo y aún en la oscuridad me encontrarían fácilmente.

Entonces me doy cuenta de que hay algo bajo mis pies, quizá una rama gruesa. Los pasos suenan cada vez más cerca. Con suerte podría tomar la rama y golpear a la persona que me sigue. Lo siento por Erick si es que se trata de él, aunque lo dudo mucho, hasta él sabe cuándo una broma deja de ser graciosa.

En cuanto se abalanza sobre mí, tomo la rama y lo golpeo con todas mis fuerzas.

Creo que le doy en la cabeza.

Temo que se levante. Quiero correr, sin embargo mis piernas se dirigen hacia el cuerpo que yace en la tierra.

Al parecer esta desmayado.

Intento distinguir el rostro de mi agresor pero no es nadie conocido. A la luz de la luna parece alguien joven, menor que yo. Pienso que tal vez acabo de matar a un niño de unos trece o doce años, pero lo dudo por un momento, porque es demasiado alto para tener trece. Aunque su rostro sea aniñado.

Me pregunto qué demonios estoy haciendo ahí. De pronto la sangre vuelve a correr por mis venas, me levanto y camino lo más rápido que puedo para salir del bosque y llegar a la vereda que va hacia mi casa.

Tropiezo un par de veces, pero procuro no detenerme. Mis pasos resuenan por las calles, y dentro de mi cabeza.

"Maté a alguien" pienso, "maté a alguien que tal vez sólo se había perdido, y todo por miedo".

Pero elimino esos pensamientos enseguida. En primera porque no estaba segura si ese muchacho en verdad estaba muerto, y en segunda porque, en caso de haberlo matado, él bien pudo haberme matado a mí primero. Así que fue defensa personal ¿o no?

Y si aún vive él tendrá que explicar todo a la policía si se le ocurre denunciarme.

Aunque yo tampoco tendría por qué haber estado paseándome por el bosque al anochecer...

Y él tampoco.

Así que ambos estaríamos en problemas. Mis padres no están en casa, eso agrava la situación. ¿Cómo les explicaría que salí sin permiso?

Mierda, espero haberlo matado.

...¿Pero qué haré cuando encuentren el cadáver?

Maldita sea, odio mi vida.

El bosque de las almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora