- ¿Mamá? – susurró Emory a su madre mientras trataba de despertarla – es la canción de nuevo.
La pequeña Emory llevaba días escuchando a alguien merodeando fuera de su casa. A veces se oía una melodía a lo lejos, entre los árboles. Su madre le había dicho que podía tratarse solo del viento haciendo crujir las ramas.
Pero Emory sabía que se trataba de alguien, y esa noche lo había confirmado.
- Mamá... hay un hombre, saludándome por la ventana.
La mujer abrió los ojos de golpe, como cuando en tu mente aparece un recuerdo fugaz y algo dentro de ti se enciende.
Algo como la esperanza de que aquella visita inesperada se tratase de un viejo amigo.
- Mamá, creo que quiere que lo dejemos entrar.
- ¿Recuerdas todas las historias que te conté hace tiempo? – le respondió a la niña, con una sonrisa en el rostro.
- ¿De esa persona que jamás volviste a ver?
Emory se ponía de puntillas para observar mejor al extraño.
- Sí, el mismo ¿quieres conocerlo?
- De verdad quisiera.
- Pues, abre la puerta e invítalo a pasar.
ESTÁS LEYENDO
El bosque de las almas perdidas
Mystery / ThrillerHuir para vivir o quedarse y morir.