Capitulo 9: La despedida

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Nunca había estado presente en un entierro. No sabía que fuera así de horrible. No esperaba asistir a uno de alguien tan joven, o lo que es peor: al entierro de una de mis amigas. Tampoco sabía que se hicieran de noche.

Tengo miedo, no paro de llorar. Me aferro a la mano de Erick con fuerza, él está como una piedra, no hace nada más que mirar cómo bajan el cuerpo de Amanda.

Todos cantan una canción que no tiene letra. Jamás la había escuchado. Los enterradores trabajan al ritmo del canto fúnebre, las palas entran y salen del lodo sin parar; cuando escucho que el ataúd toca fondo ya no puedo más. Siento que las rodillas se me doblan, tengo que hacer un enorme esfuerzo por no dejarme caer.

El cementerio del pueblo está tan escaso de lugar para enterrar a nuestros muertos que el alcalde autorizó que ahora sean enterrados en el bosque.

A este punto hemos llegado. Y sin embargo sé que después de esto la vida para los demás seguirá como si nada. Nos estamos muriendo poco a poco y a nadie le importa. Quiero irme de aquí, odio este lugar.

Alguien corre alrededor del claro donde estamos reunidos.

Sé que es él.

Miro a mi amigo y me doy cuenta de que sigue congelado. Lo rodeó con mis brazos y escucho su respiración.

-          Terminó Erick. Ha desaparecido – le digo en voz baja.

El bosque de las almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora