ch. 06

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LAS
PALOMAS DEMONIO
NOS ATACAN

LOS SIGUIENTES DÍAS FUERON ALGO DE LO QUE PRESENTÍA QUE TÁNTALO DESEABA

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LOS SIGUIENTES DÍAS FUERON ALGO DE LO QUE PRESENTÍA QUE TÁNTALO DESEABA.

En primer lugar, pasar una tarde con Tyson con su constante risa floja de cada quince segundos, ya fue toda una experiencia.

—¿Percy, mi hermano? —decía como si le hubiese tocado la lotería.

—Qué bien por ti, Tyson —le di suaves golpes en la pierna, era a lo que mi baja estatura alcanzaba con sus casi dos metros, y soltó de nuevo esa risa floja—. ¿Verdad, Percy?

Él se sobresaltó, nervioso, y miró a su nuevo familiar y asintió no muy animado.

—S-Sí... genial...

También estaban los comentarios de los demás campistas. De repente, ya no tenían a Percy en la cima, como el chico genial que había recuperado el rayo maestro de Zeus, sino que sólo era el pobre idiota que tenía a un cíclope como hermano.

—¡No es mi hermano de verdad! —protestaba él cuando Tyson no andaba por allí—. Es más bien un hermanastro del lado monstruoso de la familia, como un hermanastro de segundo grado... o algo así.

Nadie se lo tragaba.

Percy estaba furioso, y lo que yo decía tampoco ayudaba:

—No es necesario que digas esas cosas —le acusé, dándole un palmazo detrás de su cabeza—. Tyson es nuestro amigo, ¡tú amigo, Percy! Annabeth dijo que solo era un bebé, ¿qué pasaría si oye las cosas horribles que dices de él...?

Él siguió el paso, ignorándome.

—¡Te estoy hablando!

—Tú no lo entiendes —me dijo él, entrando a la zona de las cabañas—. ¡No tienes a nadie con que compararlo!

—¡Es por la misma razón, idiota!

Nos quedamos cara a cara, ambos enfrentándonos con las miradas, alzando los hombros por los gritos. Por alguna razón, todos salieron a ver qué eran esos gritos y se pasó la voz de que se trataba de una pelea entre los hijos de los Tres Grandes.

—¡Vamos, Percy!

Otros decían:

—Apuesto que Metaxás lo deja mordiendo el polvo.

Ellos querían ver una pelea, yo estaría gustoso de mostrarle al chico que estaba equivocado, pero lo único que se me ocurrió decir fue:

—Insensible cara de pez.

—Cara de perro.

—Idiota claustrofóbico.

—Al menos yo no le temo al agua.

Me alarmé y vi si alguien lo había escuchado. Todos nos miraban como si estuvieran esperando el primer golpe.

—Olvídate de que seremos equipo en la corrida de carros.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐀 𝐎𝐅 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑𝐒 ──── pjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora