ch. 18

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INVASIÓN
DE UNOS
PONIS

—UNO CONTRA UNO —le dijo Percy a Luke, desafiándolo—

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—UNO CONTRA UNO —le dijo Percy a Luke, desafiándolo—. ¿De qué tienes miedo?

Luke apretó los labios. Los guerreros que estaban a punto de matarnos vacilaron, aguardando sus órdenes.

Antes de que pudiese decir nada, Agrius apareció de golpe en cubierta llevando de la brida a un caballo volador: el primer pegaso completamente negro que veía, con unas alas de cuervo gigantes. Era una yegua; daba brincos y relinchaba. Yo captaba sus pensamientos. A Agrius y Luke les dedicaba unos insultos tan tremendos que Quirón le habría lavado el hocico con jabón industrial.

—¡Señor! —dijo Agrius, esquivando un casco del pegaso—. Su corcel está listo.

Luke seguía con los ojos puestos en mí.

—Ya te lo dije el verano pasado, Percy. No vas a embaucarme para que pelee contigo.

—O sea que sigues rehuyéndome —respondió él—. ¿Tienes miedo de que tus guerreros vean cómo te derroto?

Luke echó una mirada a sus hombres y comprendió que lo tenía atrapado. Si se echaba atrás, daría una impresión de debilidad. Si combatir contra Percy, perdería tiempo preciso para dar caza a Clarisse.

—Acabaré contigo deprisa —decidió, y alzó su espada, unos centímetros más larga que la de Percy, por poco igualando a la mía—. Y no lo haré solo. ¡Chris!

Salió entre dos monstruos con cuerpo de serpiente. Miró a Luke con rostro de oír órdenes.

—Enséñale a Cíon un par de lecciones —le dijo—. Ya sabes, por los viejos tiempos.

Luke no era tonto. Si perdía tiempo combatiendo con Percy, me dejaría con el poder de derribar al resto de los monstruos mientras Annabeth ideaba un plan de escape. Como Percy lo hacía con él, también quería mantenerme entretenida.

Acepté.

Desaparición se mostró con su hoja helada y oscura, provocando un gruñido en los monstruos. Sus reacciones eran de esperar. Al contrario del resto de espadas, Desaparición dificulta la regeneración de los monstruos y provoca las peores pesadillas. Nunca creí que la levantaría contra Chris, quien consideré un buen chico por recibirme en la cabaña de Hermes.

Su espada no era exuberante como la de Luke, ni menos resplandeciente, era como cualquiera que encontrarías en el campamento. Pero la manera en que la empuñaba y giraba, me decía que debía andar con cuidado. Después de todo, él me enseñó algunas cosas.

—Luke —dijo Annabeth—, proporcionales un escudo al menos.

—Lo siento, Annabeth. A esta fiesta, cada uno se trae su propio equipo.

No veía la necesidad de uno. Luchar sólo con una espada sujeta con ambas manos te da más fuerza, pero luchar sosteniendo la espada con una mano y el escudo con la otra te proporciona mejor defensa y también más flexibilidad. Tienes más movimiento, más opciones, más modos de alcanzar al contrario. Pensé otra vez en Quirón, que me había dicho que me quedase en el campamento, pasara lo que pasase, y que aprendiera a combatir. Me iba a llegar una buena reprimenda por no haberlo escuchado, otra más por herirme sin tener cuidado de mi propia salud.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐀 𝐎𝐅 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑𝐒 ──── pjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora