Kran y Marcus habían dejado atrás, hacía ya varios kilómetros, los alrededores de Kor. El cielo se hallaba repleto de estrellas que hacían a ambos resaltar incluso en medio de la madrugada.
-Si no nos ven por la silueta nos ven por tu cabeza -dijo Marcus burlándose de la calva de su compañero.
Kran continuó caminando sin hacer caso. Sabía que había algo más importante que pelear con su amigo, y era alejarse lo más posible.
Los vientos desérticos soplaban con mucha fuerza, haciendo que la arena se levantase y les entorpeciera la visión. Como si no fuera suficiente, bajo sus pies el suelo parecía querer comérselos, y a cada paso que daban sus botas se hundían un par de centímetros más.
-¡Esto es un infierno! -se quejó Marcus a viva voz. Sus palabras fueron arrastradas por los fuertes vientos que soplaban en dirección al norte-. Necesitamos dormir, dentro de poco amanecerá y de día somos presa fácil.
Kran observó el cielo como si en él estuviese escrito algún mensaje, en realidad sí había uno, pero solo los exploradores lo podían descifrar.
-¿Dónde se encuentra la Estrella Diamante? -preguntó mientras giraba su cabeza de un lado a otro.
Marcus lo imitó y observó el cielo, no tardó ni dos segundos en encontrarla.
-¡Está ahí! -dijo señalando una estrella al este de su posición-. ¿Por qué preguntas?
-Necesitamos viajar a Pueblo Diamante, es un lugar vacío sin gente que nos reconozca.
Por un instante el lugar se sumió en un absoluto silencio. La dirección del viento no había cambiado, pero la intensidad había disminuido hasta convertirse en un susurro apenas perceptible. Los cactus se mantenían inamovibles en su lugar, como si escuchasen atentamente la conversación entre los dos hombres.
-Vamos a acampar aquí -propuso Kran, haciendo que la cara de Marcus se llenase de un brillo cargado de felicidad-. Mañana continuaremos nuestro camino. Saquemos las bolsas de dormir y algo de comer para poder aguantar la noche.
Marcus rebuscó en su mochila y sacó un par de sacos de dormir. Rústicos, sucios y con un olor capaz de hacer que una rata vomite. Quizás fueran sus incesantes usos, o su relleno de pelo de algún animal raro. Al fondo había un par de paquetes llenos de carne seca, Marcus los sacó mientras los miraba con decepción.
-¡Ojalá hubiéramos comprado algo mejor! Odio la comida seca.
Kran dibujó una sonrisa y comentó:
-Eso lo tenías que haber pensado antes de hacerte mensajero. Casi todas nuestras comidas son secas. ¿Recuerdas el viaje que hicimos desde la cuidad de los enanos hasta Nueva Etípolis? Comimos carne seca por dos semanas.Ambos miraron sus raciones de comida. Kran la devoró en un par de bocados sin pensarlo, mientras que su compañero daba mordiscos más pequeños mientras hacía gestos de inconformidad. El viento cesó, dejando tras sí un clima helado que los obligó a meterse dentro de sus sacos de dormir.
ESTÁS LEYENDO
The Other Side (Actualización Lenta)
Fantastik"Existe un solo mundo: el de los vivos"; es una frase que te dirían la mayoría de los hombres comunes y corrientes, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Existe una dimensión que solo ha sido explorada en un par de ocasiones y de la cual se sa...