Five

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  Con el tercer eructo salió casi todo el biberón. JunMyeon bañó a la niña en una gran palangana. Inicialmente, lo manejó con torpeza, pero una vez la niña se calmó tras un rato de llanto que parecía incesable, empezó a salpicar, lanzar grititos y patadas, y la tarde resultó mucho más divertida de lo que hubiera esperado.

Tras secarla, ponerle el pañal y la pijama, JunMyeon se cambió la blusa sucia por una limpia. Luego siguieron varias horas de canciones, paseos por la casa meciéndola, y algún biberón menos abundante que el primero. A JunMyeon le sorprendió la cantidad de energía necesaria para ocuparse de un bebé y acabó exhausto.

SeHun preparó de cena filetes y ensalada que ninguno de los dos probó. JunMyeon porque estaba demasiado ocupado haciendo dormir a la niña, y SeHun por solidaridad.

Cuando la niña finalmente se quedó dormida, SeHun preparó una de las butacas con la parte baja levantada para acomodarlo, y JunMyeon la echó. Tras observar a la niña largamente, JunMyeon fue a darse una ducha. Las opciones que tenía de ropa se limitaban a un traje de chaqueta y una pijama de seda rojo con unas zapatillas a juego. La decisión estaba clara. Estaba demasiado cansado para preocuparse de si su indumentaria era o no apropiada para estar a solas con un hombre de mala reputación. En cualquier caso, dudaba que SeHun tuviera fuerzas para intentar seducirlo.

Con el cabello húmedo y una agradable sensación de limpieza, entró en el salón y se quedó parado al pie de las escaleras.

Aparte del viento soplando en el exterior, la casa estaba sumida en el silencio. La habitación estaba en total oscuridad excepto por el titilante resplandor que surgía de la pared opuesta. JunMyeon se acercó con sigilo. Por encima del respaldo de los sillones fue viendo la escena completa.

SeHun estaba agachado junto a la chimenea, su atractivo anfitrión alimentaba las llamas azules y naranjas de un magnífico fuego, en una visión tan hipnótica que JunMyeon se descubrió observándolo boquiabierto.

SeHun pareció percibir su presencia porque miró en su dirección y lo observó detenidamente. Su mirada fue tan claramente de aprobación, que JunMyeon lo sintió como una caricia ardiente que lo hizo sentirse más deseable que nunca.

Con un ágil movimiento, SeHun se puso en pie, dejó el atizador junto al hogar y se acercó a JunMyeon.

—Te has preparado para irte a la cama. —susurro SeHun observándolo embobado.

Su voz grave y aterciopelada envolvió a JunMyeon en una caricia y respiró profundamente y cuando su olor le llenó los pulmones, sintió que temblaba por fuera y por dentro. La seductora naturaleza de las sombras, la impactante presencia de SeHun... JunMyeon se sentía fuera de la realidad, como si viviera un sueño. Y si SeHun lo hubiera tocado en aquel momento, habría sido incapaz de resistirse.

—Debes estar exhausto. —dijo SeHun mirándole a los labios.

JunMyeon sintió que se le secaba la garganta e intentó aclarar su mente. Debía estar actuado bajo los efectos del cansancio.

—Sabía que en algún momento tendría que dormirse. —dijo JunMyeon aturdido por la sensualidad de SeHun.

—Yo lo dudaba. No me extrañaría que se despertara pronto. —comento SeHun sin apartar los ojos de los labios de JunMyeon.

—Espero que no. Se me han acabado todas las canciones. —bromeo JunMyeon para romper esa tensión sexual que se formaba entre ambos.

SeHun inclinó la cabeza hacia la chimenea. Los ojos de JunMyeon se habían adaptado a la penumbra y pudo ver un grueso edredón extendido en el suelo y varias almohadas apoyadas contra lo sillones.

BEBÉ ABORDO-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora