Fourteen

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JunMyeon no podía dejar de pensar en la crueldad de la madre de la joven. Incluso SeHun cuya reputación en el ámbito de las relaciones humanas dejaba mucho que desear, había actuado honorablemente.

JunMyeon nunca había llegado a comprender la actitud de sus abuelos, ni que no sintieran el instinto primario de cuidar de su propia sangre. ¿Dónde estaba su compasión y su amor? Evidentemente, al igual que la abuela de NingNing, carecían de sentimientos. ¿Y si le pasaba algo a su madre? NingNing no tendría a nadie y ellos nunca lo sabrían. Nunca volverían a saber de su vida, y solo pensarlo le rompía el corazón.

Apenas JunMyeon fue consciente de que otro coche se aproximaba a la casa, y que de él bajaba una mujer madura y atractiva. SeHun lo soltó. El frío de la mañana se apoderó de JunMyeon, dejándolo tembloroso. La mujer se golpeó el muslo al acercarse y Gasparin corrió hacia ella, moviendo la cola frenéticamente.

–Por fin te encuentro, perro malo. –la mujer acarició la cabeza de Gasparin y mirando a SeHun añadió–: ¿Te ha molestado mucho?

A pesar de la conmoción que sentía tras la marcha de NingNing. SeHun hizo un esfuerzo para dar la bienvenida a su vecina. La noche anterior le había dejado un mensaje en el teléfono diciéndole que Gasparin estaba con él.

SeHun había pensado que se sentiría mucho mejor en cuanto se llevaran a la niña y al perro, pero en lugar de alivio, sentía el vació más grande que había experimentado nunca.

–Señora Dahyun, este es Kim JunMyeon. –SeHun los presentó y ambos se estrecharon la mano y él añadió–: Gasparin apareció aquí ayer por la mañana.

–Sana y yo salimos por la tarde, pero no pudimos volver por culpa de la tormenta. –comento Dahyun.

SeHun se agachó y Gasparin fue hacia él, moviendo la cola.

–Han venido a por ti, muchacho. –dijo SeHun.

Y la señora Dahyun, cruzándose de brazos y sonriendo, comentó:

–SeHun, querido, se ve que has hecho un nuevo amigo.

–El afecto es mutuo. –contestó SeHun.

La señora Dahyun se volvió hacia JunMyeon.

–¿Va a quedarse unos días? –miró al cielo–. El tiempo va a mejorar.

–No. Tengo que ir Seúl. –contesto JunMyeon sonrojado.

–Qué lástima. Para mí la gran ciudad es un lugar inhóspito, pero supongo que no es lo mismo cuando uno tiene allí su hogar. –comento Dahyun y se volvió a darle las gracias a SeHun y tras recibir un fuerte abrazo de JunMyeon se fue y Gasparin la siguió obedientemente hasta el coche.

SeHun y JunMyeon esperaron a verlos partir. Solo entonces JunMyeon notó que tiritaba y SeHun pasándole el brazo por los hombros, dijo:

–Vamos. Necesitamos un café.

JunMyeon lo siguió. Tenía la sensación de que le habían amputado una parte del corazón.

SeHun puso la cafetera mientras JunMyeon se sentaba, mudo y abstraído en un taburete.

–Parece una chica agradable. –dijo SeHun a la vez que sacaba la leche del frigorífico.

–Chica es una buena descripción. –replico JunMyeon sin mirarlo–. ¿Qué posibilidades tienen de salir adelante?

–Se arreglarán. –animo SeHun.

JunMyeon pensó que alguien con una vida como SeHun no tenía ni idea de las dificultades que uno podía encontrarse en el camino.

BEBÉ ABORDO-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora