JunMyeon tuvo la absurda idea de preguntarle: «¿Cuándo te has cercado a mí en el hotel querías besarme o ponerme en mi sitio?», pero sonrió y dijo:
—¿Puedes darme azúcar?
—Claro que sí. —dijo SeHun sonriendo para dismular la desilución y añadió—: Toda la que quieras. —Al pasarle el azucarero, su brazo rozó el de JunMyeon y este tuvo que hacer un esfuerzo para que no notara hasta qué punto lo afectaba.
JunMyeon se sirvió una cucharada y revolvió con parsimonia. Desvió la mirada hacia el bebé. Y SeHun hizo lo mismo.
—¿Qué tiempo debe tener? —pregunto JunMyeon.
—Unos tres meses.
—No tiene ningún sentido que la hayan abandonado. Quizá hay algo más. —comento JunMyeon admirando a la niña. Y luego tuvo una idea que le produjo un escalofrío—. Puede que la raptaran para pedir un rescate y luego se acobardaran.
—¿Eso es lo que te pasó a ti? —preguntó SeHun con calma.
JunMyeon sacudió la cabeza, pero no amplió la explicación. Era imposible que un hombre como SeHun, tan vinculado a su familia, pudiera comprender.
El bebé dejó escapar un gemido, se revolvió y abrió los ojos. SeHun y JunMyeon se inclinaron sobre ella al tiempo que bostezaba y enfocaba la mirada. JunMyeon se sintió embargado por una emoción que no había experimentado nunca antes.
—Tiene los ojos muy bonitos. —susurró JunMyeon maravillado.
—¿Tendrá hambre? —cuestiono SeHun queriendo tocar las mejillas de la beba.
Como si quisiera responder, la niña empezó a llorar y para cuando JunMyeon lo soltó de la silla, el llanto se había transformado en sollozos. JunMyeon lo abrazó contra el pecho.
—Pobre pequeña. —musitó JunMyeon arrullándola—. Debe de estar mojada. Voy a cambiarla. ¿Puedes ocuparte del biberón?
—Claro. —SeHun miró la caja dubitativo—. ¿Has dicho que había instrucciones?
—En el lateral. A no ser que prefieras cambiarla tú. —bromeo JunMyeon.
—El biberón estará listo cuando acabes. —dijo SeHun riendo a modo de respuesta.
Luego acompañó a JunMyeon a un dormitorio con baño. JunMyeon dejó a la niña sobre la cama y fue a por una toalla para no manchar la colcha. Cuando volvió vio que SeHun seguía en el umbral de la puerta.
—Temía que pudiera rodar y caerse. —dijo SeHun señalando la niña.
—A los tres meses todavía no saben girarse. —respondió JunMyeon—. Pero gracias por ser atento.
JunMyeon lo había aprendido cuando Ki Joon tuvo que cuidar un bebé durante un tiempo. Con siete años, JunMyeon había sido el encargado de atenderla. Cuando se lo llevaron de un día para el otro, le rompieron el corazón. Su único consuelo fue saber que su siguiente casa de acogida sería mejor que la de Ki Joon. Con suerte, incluso le dejarían llorar sin que amenazaran con golpearla.
SeHun se pasó la mano por el negro cabello.
—Será mejor que prepare el biberón. —comento SeHun sintiéndose sofocado.
JunMyeon sonrió para sí al tiempo que apretaba su frente contra la de la niña. Resultaba irónico que un hombre tan fuerte y autoritario como SeHun pareciera asustado de un ángel como aquel.
Diez minutos más tarde JunMyeon salía con la niña cambiada, que miraba a su alrededor con curiosidad y sus ojos negros muy abiertos. En la cocina, con las mangas dobladas, SeHun comprobaba la temperatura de la leche en la parte interior de la muñeca. La imagen era tan divertida y enternecedora que JunMyeon estuvo a punto de reír. SeHun estaba tan concentrado en su tarea que no notó que parte del líquido caía al suelo.

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BEBÉ ABORDO-SEHO
General FictionKim JunMyeon un reportero con un pasado triste Oh SeHun un magnate de los negocios frio y calculador. Ambos atrapados dentro de un taxi por la tormenta de nieve en Asan. Para sumarle lo extraño en el taxi hay algo: una canasta con un bebe. ¿De qu...