Sexteen

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  SeHun le presentó a sus padres por separado, así como a una decena más de invitados. Era un magnífico anfitrión y las horas pasaron volando.

–Te falta por conocer a alguien. –dijo SeHun en cierto momento, indicando a un hombre que se acercara. Por el parecido y la edad, JunMyeon dedujo que era su hermano menor –. Changbin, este es Kim JunMyeon.

JunMyeon le tendió la mano y se sorprendió al ver que él le daba la izquierda. Entonces se fijó en que llevaba la manga derecha metida en el bolsillo. ¿Le faltaba un brazo?

Un chico se unió a ellos.

–Hola. – le dijo a JunMyeon–, soy Seungmin. Vengo a rescatarte de estos dos.

–Le encanta mandarme. –dijo Changbin, sonriendo.

–Y a ti te encanta que te mande. —susurro Seungmin en tono meloso.

Changbin se encogió de hombros.

–Tienes razón. –Changbin se volvió a JunMyeon–. ¿Te quedas a dormir? Así podremos desayunar juntos. A los críos les encantan los pancakes de Nana.

–Y a ti. –dijo Seungmin, clavándole un dedo en la cintura–. Debemos retirarnos. Recuerda que mañana nos levantamos de madrugada.

–¿Salen a correr juntos? – para JunMyeon, esa era la única explicación posible.

–No, es la hora a la que se levanta nuestro hijo pequeño. –dijo Changbin con una sonrisa–. De lunes a viernes, se ocupa Seungmin, pero los fines de semana, me toca a mí.

Los dos se marcharon y antes de que se les acercara alguien más, SeHun tomo a JunMyeon de la mano y lo llevo hacia una puerta lateral por la que llegaron a un vestíbulo tenuemente iluminado.

–¿Dónde vamos? —pregunto JunMyeon sin poner resistencia.

–A casa. —respondió SeHun con calma.

–¿Qué quieres decir? —replico JunMyeon confundido.

SeHun se detuvo tan bruscamente que JunMyeon estuvo a punto de chocar con él. En la penumbra, percibió que su ardiente mirada le quemaba.

–Cuando has llegado te he dicho que ibas a pasar la noche conmigo conejito. –dijo SeHun peligrosamente cerca de sus labios.

JunMyeon fue a protestar, pero antes de que lo hiciera, SeHun lo tomó por la cintura y lo besó hasta que JunMyeon sintió que la cabeza le daba vueltas y de su mente desapareció cualquier otro pensamiento que no fuera el de rendición. 

  Salieron por la puerta trasera, donde estaba el coche de SeHun. Tras recorrer un sinuoso camino privado, llegaron a una casa en la que entraron como dos adolescentes. En cuanto estuvieron dentro, SeHun lo abrazó y lo besó con el deseo que llevaba conteniendo toda la noche. Cuando levantó la cabeza, ambos jadeaban.

–Ha sido una tortura no hacer esto en cuanto has llegado. –dijo SeHun desesperado.

–¿Tan seguro estabas de que vendría? —susurro JunMyeon jadeando.

SeHun le quito la chaqueta, la camisa y los pantalones a JunMyeon.

–Esperaba poder convencerte. —dijo SeHun lamiéndole los labios.

Pantalón de JunMyeon se deslizó hasta el suelo y, mirando a SeHun con ojos brillantes, JunMyeon levantó un pie y luego el otro, dándole una patada para desplazarlo a un lado. Luego, desnudo excepto por unas mínimas bragas, sonrió felinamente y musitó:

–Pues empieza a convencerme.

SeHun sintió la sangre acelerársele peligrosamente, tomó en brazos a JunMyeon y fue al dormitorio. Había pedido que hicieran la cama y que encendieran velas. Bajo la tenue luz SeHun lo encontró adorable. JunMyeon en lugar de reclinarse en la cama, se puso de rodillas delante de él y fue abriéndole la camisa botón a botón. SeHun se quitó también la chaqueta y los zapatos sin dejar de mirarlo. Cuando se quedó solo en calcetines, JunMyeon se inclinó hacia adelante y, sin previo aviso, se llevó el grueso miembro de SeHun a la boca.

BEBÉ ABORDO-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora