Cuidado con lo que deseas

CAPÍTULO QUINCE: UN HOMBRO EN EL QUE LLORAR

El rubio se encontraba realmente enfadado, no esperaba que lo evitara de esa manera, aun no sabía cómo se las había ingeniado para librarse de él, pero solo tenía que esperar hasta la hora de la comida, la iba coger a como diera lugar.

De repente comenzó a oír el barullo de la gente, hablaban sobre una nueva estudiante, pero no le tomó mucha importancia, tenía otras cosas por las que preocuparse como para que le interesara alguna desconocida.

Entonces cuando ya iba a tocar el timbre vio la figura de la azabache ojo azul, y aunque llevaba maquillaje y se veía tan bonita como siempre había un deje de tristeza en su rostro y sus ojos estaban ligeramente rojos dando a entender que había tenido una mala noche, inclusive que podría haber estado llorando.

—¿Estas bien Trixie? —preguntó Verónica a su amiga, pero ella solo le respondió con un asentamiento que daba a entender todo lo contrario.

—Creo que tendrías que insistir—susurró Chat a la rubia, seguido de un asentamiento de Brad.

—Estoy bien, solo quiero estar sola—su respuesta dejó fríos a los tres, nunca se había comportado así.

Remy no sabía si acercarse a ella y preguntarle que le ocurría, ya que desde que había empezado a salir con la otra azabache, las cosas con Trixie se habían tensado bastante, pero aun así se aventuró.

—¿Te encuentras bien? —preguntó el chico acercándose a ella.

Trixie levantó la vista para toparse con los verdes orbes de Remy, que la veían con preocupación, eso con anterioridad la habría llenado de orgullo, pero ahora mismo le daba bastante igual.

—No ocurre nada—comentó para luego sentarse adecuadamente. El profesor había ingresado al salón así que el blondo se vio forzado a también sentarse en su sitio correspondiente.

Por su respuesta el rubio no se quedó del todo tranquilo, regresó a su sitio y le envió una nota volviéndole a preguntar. Creía que la ojo azul no le diría nada pero cuando recibió el mensaje de ella quedó en shock, eso no se lo esperaba.

. . . .

—¿Eres familiar de Timmy Turner? —cuando el castaño escuchó la pregunta se sorprendió, no sabía bien que responder, no quería meter la pata.

Wanda, como mujer que era, se dio cuenta de lo tensa que se había puesto al preguntar eso, si le decía que sí, lo más probable es que no le tomara mucha confianza.

—Dile que no lo conoces—susurró la pelirosa.

—No, lo siento, soy nueva aquí, no tengo ningún familiar—expresó el chico ya más tranquilo al ver como sonreía.

—Mucho gusto, soy Tootie, espero que seamos amigas—dijo con una radiante sonrisa.

—Lo mismo digo—la sonrisa de la azabache lograba que el corazón del castaño se exaltara, hacía mucho que no le dirigía una sonrisa como esa a él.

Wanda al ver la escena se enterneció, con los años había cogido una gran estima a la muchacha, esperaba fervientemente que las cosas entre los dos chicos se arreglaran, esa chica era un gran partido.

Las clases pasaron sin muchos sobresaltos más, Timmy había observado todo el tiempo a la pelinegra y de alguna manera se las había ingeniado para que Tootie le explicara sobre muchas cosas, realmente se sorprendía como las chicas podían ser tan abiertas con otras mujeres. Aunque claro, eso ahora era una ventaja para él, veía cerca la reconciliación con la pelinegra.

Pero entonces ella le explicó sobre su enamoramiento hacia él y por primera vez se dio cuenta de muchas cosas que había pasado por alto, se sentía un completo idiota.

Él timbre sonó informando que la tan ansiada hora de descanso, por fin había llegado.

—Entonces... ese chico, ese tal Timmy, ¿aún estas enfadada con él? —peguntó un poco nervioso.

Ella esbozó una ligera sonrisa y miró hacia la ventana.

—Más que enojo sentí dolor, me di cuenta que todo el esfuerzo que había empleado durante tantos años no habían servido, me di cuenta que él jamás me miraría como yo quería, y eso me dolía—terminó de decir con una mirada melancólica.

Timmy no sabía que decir, nunca había tomado en cuenta los esfuerzos y sentimientos de Tootie, y ahora mismo se sentía como el imbécil más grande del mundo. Pero aun así solo quería reconfortarla en sus brazos, y como si su parte femenina se apoderara de él la abrazó con dulzura y afecto.

—Sé que puede actuar como un idiota, pero creo que también te quiere.

—Gracias—la chica esbozó una delicada sonrisa y él no puedo evitar sonreír también.

De repente Trixie apareció en el salón, un montón de chicos se acercaron a ella, pero los ignoró, cosa que no era para nada normal en la chica, ya que le gustaba ser el centro de atención.

—Lo siento, pero he venido a buscar a mi novio—habló logrando que alguno se desmayara cuando se acercó a Timmy, que hablaba con Chester y un distraído AJ.

Cosmo no sabía qué hacer, no entendía bien lo que ocurría así que se dejó llevar sin oponer resistencia. Timmy rápidamente volteo para ver a Tootie, vio como sus ojos se comenzaban a poner húmedos y las lágrimas empezaban a luchar por querer salir.

—Nos vemos después, tengo que hacer algo muy importante—cuando el castaño quiso reaccionar ya era demasiado tarde, la chica se había ido corriendo. Pero esta vez no quería dejarla, asi que trató de salir a buscarla, pero lo detuvo una mano conocida.

La azabache se encontraba tremendamente triste, parecía que Timmy por fin lo había conseguido, la pelinegra le correspondía. No quería que nadie la viese llorar, solo quería estar sola, se encontraba realmente mal.

Entonces al girar la esquina se chocó con una masculina y rubia figura, como si de un deja vu se tratara, pero esta vez no cayó en el estrepitoso suelo, ya que Remy cogió a tiempo a la chica y la acercó a su pecho.

—Tan torpe—dijo suspirando y un poco enfadado por lo de la mañana.

Cuando la chica vio al blondo instintivamente se aferró a su pecho y dejo que sus lágrimas dieran rienda suelta.

—Están saliendo—dijo con voz entrecortada mientras lloraba.

No necesitaba que le dijera más, lo entendía, después de todo Trixie le había dicho que se había confesado a Timmy y que no dejaría que Tootie se lo llevara.

Remy delicadamente paso su mano por sus negros cabellos y la abrazó con toda la dulzura que poseía, esa chica lo hacía actuar como nunca lo había imaginado. Cuando vio que se había tranquilizado un poco la guió a la enfermería y se sentó a su lado.

—Parece que la enfermera no está—comentó al no verla por ningún lado.

La chica permanecía callada y tenía la mirada baja, solo podía ver en su cabeza imágenes del castaño y Trixie, y eso la deprimía más. Remy no soportaba verla en esa situación.

—Sé que Turner ha sido muy importante para ti y puede que el lugar que ocupa en tu corazón nunca se irá, ya que es tu primer amor. Pero quiero que me des una oportunidad, realmente me gustas—los ojos del chico miraban serios las orbes violetas de ella. Logrando que su corazón palpitara por primera vez tan aceleradamente por alguien que no fuera Timmy.