CAPÍTULO ONCE: LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

319 26 0
                                    

Si le preguntasen porqué aún seguía trabajando para la familia Buxaplenty después de 10 largos años no sabría que responder. Le había cogido una gran estima al primogénito de esa familia, aunque sabía que el sentimiento no era mutuo, pero igualmente seguía ahí, como siempre.

Ya tenía 32 años de edad, pero aún se encontraba sentado como cada día laboral, e inclusive a veces festivos, en la limusina de aquella rica familia. Ya habían pasado tanto tiempo y seguía haciendo lo mismo. Ir a la escuela a recoger al señorito de aquella familia, llevarlo de un lado a otro y aguantar sus reproches.

En verdad estaba muy agradecido con aquel chico, ya que cuando él solo era un joven sin experiencia que buscaba una oportunidad para ayudar económicamente a su familia ese pequeño y malhumorado niño se la brindó.

"Solo déjenlo, si hace algo mal lo despediré" dijo el niño de solo seis años de edad con una madurez no correspondiente ni a su edad o físico.

—Realmente siempre ha sido un chico engreído—habló en voz alta con una sonrisa.

El tiempo empezaba a transcurrir y no había rastro ni del blondo ni su nueva amiga, ya tendrían que haber salido de clase hace mucho tiempo, así que bajo de la limusina y fue en su busca, cuando los encontró estaban recogiendo un montón de panfletos.

—Debe ser pesado, déjeme ayudarlo—habló el hombre para ayudar al rubio sorprendiéndolo, iba a aceptar, pero un viejo recuerdo pasó por su mente ofuscándolo.

—No es necesario, no necesito tu ayuda—sentenció el blondo fríamente apartando la mirada.

—Como ordene señorito—dijo el muchacho obedientemente mientras suspiraba, a veces el chico podía ser muy desconsiderado, pero al fin y al cabo él era así, ya estaba acostumbrado.

—¡Podrías ser más amable con Josh, solo trataba de ayudar! —dijo la chica molesta por la conducta del chico con su chofer.

—La gente adora el dinero, por eso se acercan a las personas que lo tienen, esa amabilidad me repugna—terminó de decir él con voz asqueada mientras apretaba sus puños.

—Yo no creo que Josh sea así—habló segura tratando de hacerle entrar en razón.

—Lo es, la gente solo está interesada en el dinero, sino fuera por eso no se acercarían a mí.

Algo en ella se estremeció frente aquellas declaraciones, y entendió el porqué de su frío comportamiento. Creía que la gente era amable con su persona por el hecho de ser un chico nacido en una cuna de oro. Pero ella quería demostrarle que no todas las personas eran así, que había otras que no le interesaba. Pero... ¿de qué manera lo podía hacer?

—Te demostraré que no es así, sígueme—dijo ella sonriendo mostrando su ahora perfecta dentadura, logrando que una ligera e imperceptible sonrisa se esbozara en el rostro del blondo. —Escóndete allí sin que Josh te vea—habló confundiendo al rubio.

—No voy a esconderme en ese arbusto, quien sabe que haya allí—dijo con asco.

Tootie bufó, conocía el carácter del blondo y sabía que no se lo pondría nada fácil.

—Tú hazlo, escucha con atención todo lo que ocurre y no interrumpas pase lo que pase, si lo haces hare cualquier cosa que me pidas—le comunicó para ir hacia donde el conductor se encontraba.

Remy aún no estaba del todo convencido, pero si tenía la oportunidad de hacer que la azabache le cumpliera uno de sus caprichos no lo iba a desaprovechar.

—¡Hola! —saludó la chica al chofer.

—Buena tardes—contestó educadamente. —¿Dónde está el señorito? —preguntó el hombre extrañado al ver que el rubio no la acompañaba, ya que sabía lo que el chico sentía por ella.

—La verdad es que acabo de discutir con él—dijo ella en tono molesto. —¡Es un engreído! No deja que los demás hagan cosas por él y se comporta como un verdadero idiota. ¡No sé cómo lo aguantas! Solo sabe fastidiar, ¿a que también lo crees? —preguntó ella, pero solo esbozó una delicada sonrisa.

—Sé que a veces el señorito puede comportarse de esa manera, pero en verdad es un chico muy cálido. Sus padres no han pasado mucho tiempo con él y ha tenido que ser cuidado por la servidumbre forzándolo a crecer más rápido que los otros niños. Sé que ahora cree que él es un tanto arrogante, pero en verdad esconde un corazón de oro—terminó de decir.

—Parece que lo conoces muy bien. ¿Lo aprecias mucho? —preguntó la azabache.

—Se podría decir que sí. Él fue el único que me dio una oportunidad cuando más lo necesitaba, y aunque tal vez no se acuerde yo siempre se lo voy a agradecer. —habló mirándola directamente. —Por eso le voy a pedir que no deje al señorito, aunque parezca muy duro en verdad es un buen chico—terminó de decir mirándolo.

El blondo que se encontraba detrás de los arbustos no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban, era la primera vez que escuchaba a Josh hablar así.

—Me alegra saber que Remy tenga a alguien que lo aprecia tanto, es más afortunado de lo que cree—dijo mirando disimuladamente hacia donde se encontraba escondido el chico. —Gracias. Te prometo que me quedaré a su lado siempre, o al menos el tiempo que él me deje. Bueno será mejor que vaya a buscarlo—habló la pelinegra sorprendiendo a ambos y sonrojando al rubio. 

Cuidado con lo que deseasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora