CAPÍTULO DIECIOCHO: CONFESIONES

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El silenció reinó después de la declaración de la pelinegra, los estudiantes que acababan de ver la escena no se habían movido esperando la respuesta del rubio.

Muchos habían oído el rumor de que ambos salían, pero ellos dos solo se trataban como amigos, por lo que algunos pensaban que eran falsas habladurías de la gente. Mientras que otros estaban expectantes por un momento Retie, que era como los llamaban a la dispareja pareja, nombre dado por su club de fans. Ya que el amor entre la nerd y antigua acosadora de Timmy con uno de los chicos más populares, era increíble.

—¿Tootie? —preguntó en tono sorprendido, no entendía el porqué de su comportamiento.

Ella aún se encontraba sujetándolo, se quería enterrar viva. ¡Cómo se le había ocurrido decir eso! Rápidamente buscó alguna escusa creíble en su mente para intentar salir de ese problema sin ser malinterpretada.

Así que con toda la compostura carraspeó disimuladamente, para después darle una gran sonrisa.

—Remy, coma, es mío—dijo señalando un pequeño estuche que pertenecía a sus lentillas que acababa de ponerlo en el bolsillo del Buxaplenty cuando lo sujetaba.

Él la miró extrañado, se preguntaba cómo había llegado eso allí, no recordaba haberlo guardado, ni siquiera lo había visto, era extraño. Pero igual, lo sacó y se lo entregó.

—Aquí tienes—dijo devolviéndoselo. Por un momento había pensado que se le iba a confesar.

—¿V-Vamos a la limosina? —preguntó con otra gran sonrisa, no dejándolo negarse ya que prácticamente lo arrastró hacia el auto, logrando que todos volvieran a lo que antes hacían.

Aunque claro sus fans se habían quedado tristes por no ver a su pareja favorita.

A la mañana siguiente todo el mundo olvidó el incidente, incluido el propio Remy, ya que solo creía que había sido un accidente, pero ello no estaba más que lejos de la verdadera realidad.

Cuando Tootie había llegado a casa se encontraba hecha una bola de nervios, parecía que en cualquier momento iba a colapsar, sino fuerza por el baldazo de agua que Vicky le había lanzado fijo que se hubiera desmayado. Se lo agradecía, su hermana podía ser drástica, pero sabía lo que necesitaba.

—Escucha boba, no te puedes venir abajo por eso, primero con el idiota del dentón y ahora porque fuiste sincera con tus sentimientos por el ricachón—riño la pelirroja después de haberle tirado el balde.

Gracias a ello se había podido centrar y descubrir que sí, en efecto, sus sentimientos por Remy habían crecido exponencialmente, por ello debía pretender que nada había ocurrido, ya que ella sabía que tenía algo con su amiga. Debía ser fuerte, ella misma había alejado al rubio.

La noche de Timmy no había sido muy distinta a la de la pelinegra. Él se había percatado como ella había puesto el estuche en su bolsillo, por lo que sus palabras eran sinceras, ella realmente reclamaba al blondo como suyo, solo pudiendo significar una cosa. Lo quería.

Sentía como todo su ser se oprimía y se molestaba de solo pensar que Tootie de verdad estuviera enamorada de Remy, pero ya no lo podía seguir negando más. Ella lo había olvidado.

—Timmy, ¿estás bien? —preguntó su hada madrina, interrumpiendo sus pensamientos.

—Wanda, creo que él realmente ha ganado el cariño de Tootie—explicó con aire desanimado.

—Por eso que hoy has decidido venir como Timmy—dijo la peli rosa a su ahijado.

Tootie miraba el asiento vacío a su lado, no veía por ninguna parte a Timantha, y aunque en parte se preocupaba por su amiga, otra parte de ella se sentía tranquila al saber que no estaría cerca de Remy.

Cuidado con lo que deseasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora