Adiós para siempre Sara. Sara calle. 2da parte

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Cristian intento hablar con Sara el resto de semana, pero no obtuvo una respuesta, ni tampoco el 31 pudo hablar con ella. Así que pasó un solitario y amargado fin de año acomodado de mala gana en su cama, con el corazón entristecido, deseando que por lo menos Sara le hubiera dicho algo, almenos una palabra le hubiera alegrado su depresivo día.

5 de enero Sara despertó desnuda junto a Santiago, mientras que él pasaba un brazo sobre ella y la atrapaba para que no saliera de la cama, allí se quedaron el resto del día, mientras que en la distancia a kilómetros de esta habitación. Estaba sentado Cristian mirando las personas pasar e intentando buscar a Sara entre las gentes, intentando conseguir un café de algún vendedor que pasará por el lugar. Con el recuerdo en su mente de la primera vez que la conoció, después de unas copas en un bar: Caminaron tambaleándose hasta un hotel cercano, donde había comenzado una larga historia de llantos y sonrisas, de deseo desenfrenado y despedidas a medias, hasta llegar el momento en que a Cristian se le escapó de las manos Sara, para siempre.

Se quedó recostado contra la pared del negocio murmurando la canción que había acabado de componerle a Sara.

“Fui dueño de tu amor y diciembre ha acabado, ya tu rostro no está aquí, hace un momento lo he notado. Extraño este amor y las cosas que pasaron, ¡tu piel celeste! Y alas 5 no dormir nada.

Y tú latir pegado al mío, de nuestra piel falta de frio, ¡he perdido algo que es mío!, Haz subido el escalón, haz dejado nuestras noches, haz podido ser feliz por los dos, en las mañanas junto al sol me recuerda un poco de ti, un poco de mi, ¡de los dos...!’’

Quien el día anterior, le había dejado un mensaje en su WhatsApp:
«He decidido ya. Tú siempre serás el amor de mi vida, él hombre que me cambio el mundo, pero ahora decido por mi, por mi futuro, tu decidiste esto, es tu culpa y ya no quiero volver atrás, espero que respetes mi decisión. Ahora me iré a vivir con alguien que me ayudara a salir adelante, no quiero que me escribas más, ni te me acerques. ¡por favor!, olvídame.
adiós Cristian.»

Con este mensaje ausente de alguna posibilidad de recuperarla, está mañana sentado en un banco en su aburrido negocio, se había puesto a recordarla mientras su corazón amargado podía sentir el peso de sus decisiones «antes de amarla», quizás ahora había sido un mal momento para decidir quedarse a su lado, ahora su corazón roto se lamentaba en silencio, mientras su mente se perdía en el pasado:

Después de salir de aquel bar y sus hermanos marcharsen, caminaron algo mareados por el andén hasta recostarse contra la pared besándose a cada momento mientras Cristian buscaba un taxi. De la puerta cerca a la pared donde estaban recostados salió una pareja con el perfume y la alegría del amor en sus Cuerpos. Cristian y Sara observaron subiendo sus ojos hasta el letrero que tenían por encima de ellos. (Hotel).
Los dos se vieron sin sonreír con algo de lujuria en sus ojos, Cristian volvió a buscar un taxi en la calle pero no encontró nada, puso sus labios sobre los labios de Sara y la besó pacientemente mordiendo sus labios suavemente con los ojos cerrados, luego se freno separó su cara de la de ella, tomó su mano y camino hacia la puerta del hotel, a lo que Sara con una sonrisa en su boca lo siguió sin dudarlo.

En la habitación Cristian le saco el vestido pegándose a su piel caliente y agradable, mientras Sara le saco su camiseta y su pantalón, luego Cristian termino de retirar la ropa interior de Sara empujándola suavemente sobre la cama, quedando Sara desnuda boca arriba con las piernas abiertas con algo de sensualidad mirándolo de una forma que calentaría a un glacial, Cristian se sacó los bóxer mientras la detallaba con la luz de la habitación encendida y los lanzó a un lado de él, sin darse cuenta donde, tocó con sus dedos su vagina y aprecio su excesiva húmeda, acaricio su vagina un momento sorprendido de que alguien pudiera estar así, mientras la miraba a los ojos, y ella sostenía una mirada algo pervertida abriendo su boca, levanto su pie y chupo su dedo grande, deslizándose a los demás, pasando por el empeine mientras bajaba a la pierna hasta pasará al muslo y luego abrió la boca y puso toda su vagina en ella, chupándola suavemente, después de que terminara de disfrutarla subió por el abdomen dando pequeños mordisco, y arrastrando su lengua a la vez hasta sus pechos, los chupo y mordisqueo suavemente, luego continuo hasta su cuello y su boca besándola con lujuria, mientras ella lo empujo a un lado subiéndose sobre él, poniéndose su pene en su vagina y empujándoselo dentro suavemente con la ayuda de sus piernas, mirándolo fijamente sintiéndose muy bien. Después de un tiempo ella aumento su ritmo y movió sus caderas agresivamente, se descuartizó a su gusto, buscando algo que deseaba sentir, él se quedó mirándola solamente, sin sentir la necesidad de terminar, contemplando como ella se iba desesperando encima suyo, hasta levantar su rostro hacia el techo y exclamar  suaves gemidos, siendo más agresiva con sus movimientos pélvicos hasta quedarse quieta temblando un poco. Instantáneamente él la puso de lado y entro en ella penetrándola con demasiada ansiedad, haciendo que sus suaves gemidos ahora fueran escandalosos, hasta que él estalló dentro de ella votándose de lado respirando con dificultad. Mirándose con una sonrisa puesta sobre sus labios. Sara se acercó y le dio un suave beso y se quedaron allí mirándose a centímetros de sí, mientras el sueño la envolvía transportándola a su reino, Cristian se quedó unos minutos más mirándola en completo silencio, puso su mano sobre su cuello pasando su dedo grande un poco por sus labios acariciándolos. Podía sentir su suave respirar, golpear su dedo al salir de su nariz y el palpitar de su corazón por las venas de su cuello, se acercó y la acomodo entre su pecho dándole un suave beso sobre su cabeza, Quedándose dormido abrazado a ella, sin saber la historia que acababa de comenzar en ese instante.


Se le escapó un hondo suspiro que se le atravesó en el alma y luego Murmuró: “Adiós por siempre Sara.  Sara calle…”








FIN.

Antes de amarla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora