Cristian bajó del autobús, camino unas cuadras hasta el apartamento de Sara. Se detuvo a pensar un segundo observando la vieja puerta de metal mal pintada, miro alrededor vacilante mientras el frío de la mañana lo abrazaba con frescura. Luego se recostó a la pared con las manos en los bolsillos, hasta que su mente le obligó a pararse frente a la puerta nuevamente. Tocó dos veces, causando un estruendo en la puerta vieja de metal. Sara se aproximo a la puerta de la habitación y observó por el pequeño orificio que servía para espiar a los intrusos que tocasen su puerta. Al mirarlo allí lo contemplo un momento mientras su corazón hacia lo suyo y las mariposas de su estómago revoleteaban acelerando su inevitable alegría frente al sorpresivo visitante no sabía por qué estaba allí se supone que se había ido. Luego ella abrió la puerta y lo miró con ternura y alegría. ¡Estaba hay!, ¿acaso no se había ido a visitar a su amor? "su prometida". sin embargo ¡estaba hay!, ¡en su puerta, mirándola con Deseo y alegría!.
—¿Tú qué? —dijo Sara con una sonrisa y una felicidad en su mirada que no podía ocultar, pues el brillo en sus Ojos la delataban.
—Pasaba... por acá —dijo asomando una sonrisa y relajando los músculos de su cuerpo al mirar la alegría en los ojos de Sara-, Y pensé pasar a saludar
—¿Y es que?... ¿te vas a mudar con migo? -dijo Sara de una manera burlona.
-¡Ha!, ¿Por qué? —Dijo él haciendo una mueca
—¿Y esa maleta? —Le señalo Sara, sin borrar su sonrisa de alegría de sus labios.
—¿Que, esto? —Miro Cristian hacia la maleta y se rió apenado—. No es nada, solo...
—¡Vamos pasa! —Sara tomo la maleta y entro a la habitación acomodándola cerca de la suya.
Cristian entro en la habitación buscando, curiosamente el rastro de algún indicio de un rival dentro de su habitación. Sara preparo café mientras Cristian se tiró de lleno en la cama de tubos metálica. Pensó que se sentía en casa, que se sentía seguro y respiro profundo, como si su alma se curara de un dolor inmenso causado por los golpes de la vida o el amor. -¡Laura!, ¡Laura!, ¡Laura!. Solo le hubiese dicho por teléfono y le hubiera ahorrado este desconsuelo tan molestó -miro a Sara con sus calzones de peluche y se fijó en sus nalgas jugosas como un melón, que contoneaba las caderas suavemente por el ritmo de una canción que ella solía escuchar, al mismo tiempo que su cabeza en un ritmo que a Cristian se le hizo sensual y gracioso, un poco pegajoso. Parada frente a la estufa de gas de dos puestos, sobre una mesa de madera de buena calidad. nuevamente pensó en poder querer a esta chica tan alegre, tan útil, un recurso que siempre tenía a mano para hablar, para sonreír para... Para destruir sus cuerpos contra el otro, suspiro y siguió observando a Sara en silencio, se pregunto: —¿En verdad él tenia derecho en elegir? ¿Y Porque sentía que él tenia ese derecho?.
Sara de vez en cuando lo miraba y le regalaba una sonrisa nerviosa y feliz, se le notaba en su cara iluminada, y quizás a ella ya no le importaba que él se diera cuenta que lo amaba, aún así la hacia sentirse tonta y nerviosa, caminaba de un lado para otro tratando de salir de la vista de Cristian, pero la pequeña habitación no tenía donde huir. Así que solo ponía su espalda frente a él, sintiendo la presión de él tras de si misma disfrutándolo. Por eso de vez en cuando, miraba hacia él e involuntariamente sonreía, por los nervios que le daba tener a Cristian acostado en la cama mirándola fijamente.
Cristian se paro de repente y camino hacia ella. Sara sintió que su corazón se aceleraba, respiro profundamente y trato de relajar sus hombros, sin dejar de hacer lo que estaba haciendo. Él le dio una palmada en su trasero y luego lo apretó con fuerza, solo la debida, pero sin hacer daño, la tomo en sus brazos, y la llevó a la cama. arrancó su ropa interior y entro en ella como si de eso, de eso dependiera su vida, sabiendo que ella ya estaba suficientemente húmeda para él, por qué en ese juego en el que estaban hacia un rato, ella ya estaba esperando algo así, y por eso su cuerpo estaba preparado. La tomo con desespero y agresividad, mientras Sara lo abrazo y beso su boca desesperándose junto a Cristian, Por el deseo en combinar sus cuerpos, desesperados por el regalo de un orgasmo, ¡pronto e increíble!. Respirando bruscamente mientras él la mordía en sus hombros y ella se mordía los labios y lo aprisionaba con sus piernas y sus brazos fuertemente, disfrutando de su orgasmo, gimiendo de placer agradecidos de que se les diera tan fácil conseguirlo. Después se echaron a reír, por que la vecindad golpeaba la pared y pedían que le Bajaran a los ¡impulsos!, Ya que su cama de tubos hacia ciertos ruidos escandalosos, y luego en las estufa el agua de panela que preparaba para el café, se rego sobre la estufa obligando a Sara a correr por la habitación desnuda, para cerrar la perilla de la estufa, continuando riéndose con mucha alegría y tapando su boca con una mano para no seguir molestando a los vecinos.
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Antes de amarla
RomansaEl destino los unió, pero será el orgullo que los una o los separe para siempre. Dos amantes unidos por el deseo y la soledad de sus vidas, necesitados el uno del otro, sin el valor de aceptarlo.