caminos distintos

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Cristian trato de seguir su día a día como si nada hubiera pasado, al fin y al cabo, ella antes se había marchado y no ganaba nada con extrañarla, tal vez terminaría olvidándola, como en alguna especie de competencia de quien olvidaba primero a quien, aunque ahora que se había ido era distinto, antes no era como ahora, ahora tenían historia, pero respiro hondo, Si de todas maneras el no se Iba a levantar de repente y cruzar un país entero para irla a buscarla. Sí, estaba de acuerdo que hubiera preferido haberla detenido, pero ella estaba mejor allí y él se las arreglaría para superar su ausencia.


Cristian paso los primeros meses evitando dejarse llevar por la nostalgia y la falta de calor humano, que le trasmitía Sara en las noches apasionadas a las que se había acostumbrado. Aunque le molestaba tener que verla a través de la pantalla de su celular, a ella o a su cuerpo desnudo, pues en ves de eso hubiera deseado sentir su calor, así no viese su cuerpo por la oscuridad de la noche. Le comenzaba a molestar todo: llegar a casa y sentirse solo, salir del trabajo y tener que regresar a su casa sin más opciones, de vez en cuando se tomaba alguna cerveza y se sentía impotente, de que su piel le pidiera la piel de ella y nunca estaba presente, ahora cuando llovía se sentaba frente al cristal, observando como las gotas se estrellaban contra el vidrio y luego se escurrían hacia el suelo, le recordaba como las gotas de agua corrían por la piel de Sara luego de salir de un baño y sentarse cerca de él, mientras Iba secando su cuerpo y él miraba detenidamente estos detalles en su piel, sin que ella lo notará. Un día estuvo visitando la cabaña de sus gratos momentos, sentado encima de la motocicleta fuera de el nido caluroso, que por unos día compartió con ella y que ahora se miraba tan nostálgico. Termino por sentirse incómodo por la melancolía y se marchó de nuevo a la ciudad.


Sara había encontrado muy agradable aquel país, de echo nunca se había sentido tan admirada por los hombres como allí, caminaba y sentía la sensación de ser una modelo caminando ante los ojos lujuriosos del jurado, de lado a lado de la calle. Mientras que de la otra parte, sentía que las mujeres la miraban con odio y envidia por sus rasgos de India y chica europea, además que de seguro a las personas de allí también le parecería curioso la manera en que ella caminaba, su hermana la llevo a algunos lugares interesantes de Santo Domingo, solo hacía faltaba Cristian allí y todo sería perfecto. Obtuvo un empleo bastante bueno, para ser su primer empleo sin recomendaciones ni ayuda de alguna clase, de las llamadas palanca que se acostumbra a utilizarse en Colombia para casi cualquier empleo. Sara se sentía cómoda en aquel lugar, pero estaba, (el pero), el pequeño pero de tener que ver a Cristian a través de una pantalla, desnudar su cuerpo sin sentir ningún agrado por ello, por que, ¿que podía hacer al fin sin el rose de ellas?, pero ella lo hacía para complacer a Cristian. ella siempre hablaba de que ahorraría algún dinero entre los dos, y que él se fuera ha visitarla en República Dominicana, podía terminarle gustando o se quedará a trabajar junto a ella y no estaría mal compensar una vida juntos los dos allí, lejos de malos recuerdos y factores que los hacían frente a los ojos de muchos, incompatibles. Pero nada cambiaba, Cristian se sentía más solo y ella sentía que la felicidad que le daba el estar en un lugar tan bonito, se veía bastante opacada por la ausencia de Cristian, cual últimamente ya no hablaban tanto.


Una noche que Sara regresaba de ver el mar, ese día de descanso, a Cristian le ganó el egoísmo y convenció a Sara de que volviera a su lado, le deba demasiado miedo salir y dejar todo. pero ella era distinta, ella no era tan apegada a lo material, así que dejó la propuesta en el aire:



-Hola Sara, ¿estás? -Le escribió a Sara a su celular, ya que en todo el día ella estuvo algo ausente.



-Hola, amor -respondió Sara.


-¿Cómo estás? -Pregunto Cristian ansioso por hablarle de su deseo.


-Bien, muy bien estuve en el mar, muy bonito aquí este sitio donde fuimos - respondió Sara mientras ponía sus cosas sobre la cama y se sentaba aflojándose los zapatos.

Antes de amarla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora