Amigos primera parte

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Cristian había empezado a tener conversaciones muy activas con Laura últimamente, y parecía que de momento se habían vuelto más unidos, ya que hablaban casi a diario de: sus planes, deseos y hasta sus gustos. aunque hoy el tema era su boda y algunos detallitos que necesitarían tener claro los dos.
—Amor ¿y dónde te gustaría que nos  casáramos? ¿Ya lo haz pensado? —Cristian observó la pantalla de su celular esperando una respuesta con una sonrisa en su boca.
—¡Yo quisiera que fuera en una playa! —Laura se tomó un momento y suspiro, sin perder el sentimiento de felicidad escrito en todo su rostro—, me encantaría que fuera en el atardecer, que las fotos tomaran el sol muriendo de fondo —dijo mientras lo visualizaba.
—¿El sol de fondo?, ¡Valla!, si, sería bonito. buscaré unas ideas en internet —Cristian se sentó en su computadora, y busco todo tipo de fotos acerca de playas, que hubiesen en la red, envió a Laura un par de las mejores que le parecieron.
—¿Que bonito se ve todo en una playa verdad? —Dijo ella felizmente, suspirando, por la idea de que llegara a pasar todo lo que estaba siendo planeado, hizo una mueca mirando hacia arriba, pensando en otra cosa. Algo que la hacia sentirse culpable y su alegría se apagó un poco.
—Si —dijo—, será algo bonita nuestra boda, ¿a quien invitarás? —Pregunto él animado.
—Amor, solo quiero estar con, mi familia, y la tuya, pero, los más allegados, me gustaría que esto solo fuera para los dos…—Laura ojeo las fotos y suspiro profundamente, abriendo su hermosos labios, mientras sus trescientos dientes perfectos y blancos quedaban a descubiertos, y la sensación de felicidad volvía a su rostro—. Te amo, Cristian, te amo con toda mi alma, espero que esté tiempo de universidad pase rápido, para poder pasar mucho tiempo con Tigo, pasar la vida, siempre, siempre Contigo, nunca lo olvides, ¡siempre!
—Yo también te amo —a Cristian el corazón se le hinchaba de felicidad, se sentía enamorado, más que nunca, y las palabras de Laura lograban tocar su corazón, poniendo a vibrar cada parte de su alma.

Ella Sonreía viendo su celular y se imaginaba cómo sería de feliz, aquel día que pasara todo esto .
Luego de que Laura lo dejara para ir a clase, Cristian fue donde su amigo Luis, que había llegado a la ciudad, había llegado junto a su novia María, decidieron ir a jugar  pinball  para pasar el rato.
Fueron los tres juntos, y otro par de amigos, a jugar paintball.
En medio de una batalla de gomas rellenas de pintura, María fue impactada en un brazo, ella se enojó y lanzó la pistola al suelo y se quitó el uniforme y la careta. Alguien le ha había disparado en el abdomen y las piernas, fue como el pitido final del partido, salió echando diablos fuera de el campo de juego, Luis fue tras de ella y los demás se quedaron riéndose y criticándola por no ser lo bastante fuerte para jugar esto.
  Más tarde Cuando regresaron a casa de Cristian, Luis y Cristian dieron una vuelta tarde en la noche, por la ciudad, buscando algo de comida para llevar, y hablaron sobre sus vidas, y de Sofía, «el amor de la vida de Luis»:
—Y cómo van las cosas con María, ella es algo… mandona ¡no!, parece que te han agarrado de las huevas —sonrió Cristian.
—La verdad —respiro profundo—, creo que solo quiere llamar la atención, creo que está molesta por haber venido conmigo, y no hospedarnos en algún hotel de esos caros, dónde ella, acostumbra a quedarse. ¿te conté que su padre tiene mucho dinero?, ¡me he sacado la lotería! —Luis sonrió y luego, suspiro de nuevo, haciendo una mueca de desdén.
—Una lotería bastante… cara —Cristian hizo una pausa, para decir algo complicado—. He visto a Sofía… con alguien más en estos días, ¿no haz vuelto a hablar con ella?
Luis se quedo pensando un momento y volvió a suspirar, está vez más intenso, como si eso le doliera demasiado profundo.
—A veces la extraño y quisiera buscarla, pero… no voy a perdonarla —dijo suavemente—, ¡nunca!. Sabes, al idiota de Fabián me lo encontré de repente el otro día,  ¡Hubieras visto como se puso!, lo golpee varias veces y este ni intento defenderse.
»Es una basura, ¡un cobarde!, solo sabía decir que lo perdonará, y que él no hizo nada, que ella había sido quien se había metido en su casa, y como hombre débil, no pudo evitarlo…—Su cara mostraba enfado—, ¡desgraciado, ni para aceptar su culpa tiene pantalones!.
—Bueno, pero ahora estás mejor, ¿No?, deberías dejarla ir… de una vez por todas —Cristian puso una mano sobre el hombro de Luis.
—Si debería… ella no vale la pena —Luis, le dio una palmadita en la mano de Cristian, y se montó en su motocicleta, junto con Cristian, partieron ha casa.
María estaba hablando con su padre por teléfono cuando llegaron, se despidió y organizaron la mesa, para compartir la comida china y unas cervezas.
después de que se hizo mas de noche, María se separó del grupo, y se durmió en la recámara de invitados. Cristian y Luis se quedaron el resto de la noche bebiendo en el jardín, y recordando los viejos tiempos, cuando vivían encima de una bicicleta de BMX, haciendo cuanto truco aprendían, rompiendo los rines cuando perdían el equilibrio al saltar de las ramplas, o soñando con ir a México y vivir al extremo el resto de su vida, junto alguna chica que amara esta vida, tal vez comprarse  una vans y recorrer de torneo en torneo, ganando Premios y reconocimientos, para tener que enseñarle a sus nietos, acomodados en su sala de trofeos, en su vieja y  grande mansión que tendrían, cuando fueran viejos. Porque que serían de esos amigos que nunca se separarían.

Cristian y Luis se despidieron una semana luego de haber pasado recordando viejos tiempos, Luis tenía que volver a casa para seguir frente a su negocio, venta de víveres y algunas cosas más que se necesitan cuando se trabaja en el campo. María volvería donde su padre, ya que como era un ganadero rico, haría un negocio grande y ella estaría allí, aprendiendo del negocio, para que su futuro fuera próspero y no Se perdiera del camino que llevaba su familia.

Cristian recibió una notificación de amistad en el Facebook. Ya había pasado más de tres meses de no saber de Sara, y él no se había molestado en escribirle, pues sentía que las cosas con Laura iban muy bien y no deseaba distraerse, además Sara tenía el poder de perderlo, de todo lo real cuando estaban en la cama, y de seguro, si ella estaba cerca, se Iba a perder... Tomo el celular y abrió la notificación, la pareció curioso. «Sara calle te ha enviado una solicitud de amistad», se lo pensó un momento,  estaba tentado de darle en la opción de aceptar, pero no lo hizo (de momento), dejó así y siguió con su vida normal.
 
Sara estaba viviendo con Alfredo, desde que se marcharon de su pueblo a Bucaramanga. Al comienzo todo estuvo bien, pero desde unos días para acá, él estaba raro, distante. Hablaba fuerte y no le prestaba atención a ella, se la pasaba demasiado tiempo en la calle.
Sara estaba empezando a sospechar que algo no estaba bien, pues cómo ya lo conocía de antes, imaginaba cosas. Pero bueno, tal vez estaba tomándose las cosas muy a pecho, tal vez, él solo estaba cansado de sobrellevar dos trabajos y se refugiaba en las copas en las noches. ¿Pero, por qué nunca la buscaba?. Aunque no le importaba, él no la llenaba, pero quería tener una relación estable.

Una semana paso desde que Cristian recibió la invitación, y mientras Sara estaba en el parque, sintiéndose más sola que nunca, en una inmensa ciudad, sin ningún tipo de oficio en que entretenerse, (ya que Alfredo no la dejaba salir a buscar trabajo, por que él necesitaba que sus ropa y comida estuvieran siempre a tiempo).
Recibió un mensaje en su Facebook:
—Hola pequeña, ¿como va todo? —escribió Cristian un poco indeciso.
Sara Sintió de repente que sus rostros se iluminaba, su corazón entristecido de repente se sentía lleno de alegría y sonrió. —¡Holaaaaa!, ¿como te va? ¿como haz estado, que tal va tu vida?.
—¿Como encontraste mi Facebook, cómo supiste que me apellidaba Gómez?, Al final nunca te lo dije... —pregunto Cristian con la intención de tener tema de conversación.
—Ya vez, tengo mis contactos…—Había averiguado con algún amigo en común, hasta saber cómo encontrarlo.
—Y entonces pequeña, ¿que a pasado? ¿estás en tu pueblo? ¿Qué tal esta todo allí? —Continuo Cristian ampliando el tema de conversación.
—No. si te contara... Allá todo está difícil, y mi madre desde que no allá dinero, no eres tan bien venido… Mí padre, tampoco la pasa bien ahora, está en un mal momento, ¿sabes?, No quería molestarte, Además estoy viviendo con mi exnovio, en Bucaramanga, pero siento que vivo sola, la mayoría del tiempo lo estoy, y cuando está en casa, tampoco es alguien con quien pueda… conversar —dijo ella, quizás sin darse cuenta de que a Cristian le molestaría saberlo.

A Cristian no le callo también esto, él era un hombre bastante posesivo y ella era de su propiedad, inconscientemente lo pensó, de cierta forma se arrepintió de hablarle y se trago la saliva que guardaba en la boca, un poco amarga por la idea de que Sara tenía dueño.
—¡Ha!, ¡pero bueno!, ¡con razón me olvidaste pronto! —Quiso parecer agraviado.
—¿¡Que dices!?, yo no sé que me pasa… ¿sabes?, siempre pienso demasiado en ti, ¿¡Tú me haz echo alguna brujería!?¿verdad? —respondió ella, mientras ponía una sonrisa frente a su pantalla, con los ojos llenitos de las noches que compartieron, su piel se llenó de granitos al recordar la sensación de tenerlo en ella.
—¿Brujería? —Cristian se rió solo, un momento, antes de contestar—, yo diría que te hice… tan mía, ¡y ya no perteneces a nadie más!.
—¡verdad no!, será eso tal vez… ¡Pero no me hagas pensar así!, ¡que ahora estoy comprometida…! Aunque estoy feliz de que podamos volver a saber de nosotros, claro, “como amigos” —a Sara se le entristeció el corazón con esa palabra, pero intento parecer tan alegre como siempre lo era.
—Claro, siempre seremos… amigos —dijo él sintiéndose cómodo con la afirmación, quizás un poco sentimental.
—¿Amigos?, pensó ella, ¿Qué estoy diciendo? ¿Por qué nos conduje a esto? ¿Bueno, acaso yo tendría alguna oportunidad de ser importante para él?... seguro que es una ocurrencia mía —Oye me encantó saber de ti, ¿podemos hablar luego verdad?, Tengo que volver a casa…
—claro, escríbeme cuando quieras, eres mi (amiga…), ¿recuerdas? —Cristian realmente quería alguien con quién hablar, y sentía que con Sara podía hacerlo más tranquilamente, aunque le alegraba que ella continuará su vida, se sentía un tanto celoso. Pero no le dio importancia a esta sensación.
»Cristian estaba teniendo problemas últimamente Con Laura, ella estaba distante estos últimos días y el se sentía vacío, le hacían falta sus largas conversaciones nocturnas, y un te amo en su celular en las mañanas. Aquella tarde, Sara le regaló algo de tranquilidad con su conversación, a Cristian le caía bien Sara, ella tenía una buena actitud casi siempre, y eso le ayudaba mucho a Cristian

Antes de amarla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora