Epílogo

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Salió de aquella habitación dejando mi corazón partido en mil pedazos.

« Debería dejar de escuchar a mi corazón, y empezar a oír lo que piensa mi mente. Pero no puedo, no puedo evitar actuar como un enamorado, pero lo peor es que no quiero dejar de ser uno de ellos. »

Sería una tontería ir tras ella suplicando una oportunidad. Pero más estúpido sería quedarse deprimido en casa esperando a ver cómo el amor de tu vida se te escapa de las manos.

Y no, no quiero rendirme. Aunque parezca un idiota persiguiéndola, me da igual, no me importa arriesgar.

Recuerdo cuando me dijeron que para enamorarla, tenía que hacerla reír. Pero cuando ella reía, el único que se enamoraba era yo.

Así que dejé todos los pensamientos que me frenaban y me manejaba por el único que me interesaba, el pensar que tengo una oportunidad entre un millón.

Bajé corriendo las escaleras hasta llegar a la calle, paré un taxi y le di la dirección de la estación.

"-Hey, ¿qué tal el viaje? -dije aún con mis manos en su cintura.

Sin esperarlo, ella mordió su labio inferior y con sus manos en mis mejillas, me besó.

Me despegué de sus labios lentamente y nos miramos a los ojos.

-Esta vez sí que te he besado yo -dijo sonriendo divertida y yo respondí mostrando los dientes, emocionado. "

Ese día era algo parecido a este, iba a la estación, pero no para recibirla, sino para seguirla.

...

Estaba mirando hacia la ventana, había un precioso paisaje, pero viera lo que viera, todo me recordaba a ella. Cada palabra que decían las personas de mi alrededor, sonaba a su nombre. Y es que más que enamorado, parecía obsesionado, pero esta locura no acabaría hasta tenerla a mi lado.

...

El tren se detuvo y los pasajeros comenzaron a levantarse. Esperé a que todos se bajaran para poder salir yo, y así no encontrarme con Erika.

La gente me miraba un poco confusa, quizás porque todos llevaban equipaje menos yo, bastante tenía cargando con el dolor de mi corazón.

Y al fin, ella apareció. Parecía una luz entre tanta oscuridad, un brillo por el que tener esperanzas. Caminaba deprisa mirando al suelo, quizás con remordimientos. Intentaba aguantarme las ganas de abrazarla, ir corriendo y sentir su olor o su suave piel. Cada vez era más difícil resistirse, mi paciencia se agotaba, pero juré que este iba a ser el último intento, porque con esta sorpresa, no necesitaría conquistarla de nuevo.

...

Perdí la pista de Erika, me había perdido en ese lugar, que curiosamente tenía un parecido a ella; los dos eran pequeños, llenos de misterio al principio, pero cuanto más tiempo pasas a su lado, mejor ves que te viene grande.

Pero no importaba cuánto era ella más inteligente que yo o cuánto era ella más formal que yo, sabía que nadie iba a estar a su altura, porque lo importante estaba en llegar a su corazón.

Pregunté a cada persona, a ver si alguien conocía a esa chica, esa que con solo una sonrisa sabía cómo llegarme a lo más interno de mi alma.

Y por fin, di con su dirección. Nunca había corrido más deprisa en toda mi vida, porque había algo más que mi vida la que estaba en juego, era mi felicidad. Llegué a esa casa, blanca entera con tejado y ventanas de madera muy oscura. Me sorprendí al ver que la puerta estaba abierta. Toqué la puerta por si acaso y di un paso hasta adentrarme. De pronto vi unas personas, no recuerdo cuántas, pero podría haber cinco o seis perfectamente.

-Ho-Hola -sonreí con el miedo en el cuerpo, apenas podía respirar de lo rápido que había venido.

-¿Rubén? -alguien bajó las escaleras rápidamente-, ¿qué haces aquí?

Noté que mi corazón se saltó un latido al verla, al reconocer ese rostro pálido y a la vez lleno de color, su simple figura me volvía loco.

Tragué saliva para lo que iba a decir.

-He venido a verte, no podía estar ni un segundo sin ti -las personas que estaban en esa misma habitación gritaron un "OOH" a coro.

-¿Has venido hasta aquí solo por mí? -caminó lentamente hacia mí, que aún me encontraba en la puerta-. ¡Lo siento mucho! He sido una idiota -me abrazó hasta casi ahorcarme mientras lloraba en mi hombro.

-No creo que tanto como yo -la agarré de la cintura y la atraje a mí todo lo que pude.

No sabes cuánto anhelaba ese momento, cuánto deseaba rodearla con mis brazos.

-Ven, te voy a presentar -cogió mi mano con delicadeza y me arrastró hacia la multitud que había en el salón-. Él es Rubén, mi novio.

Y así fue cómo me gané su corazón, Criaturitas.

El chico de al lado. [ElRubius] #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora