#14. Primer día

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ERIKA

— ¡No me lo puedo creer!

— ¿El qué?

— ¡Te gusta... —no la dejé terminar y le di al botón de silenciar.

— ¡Cállate, te va a oír Hugo! Y no, no me gusta.

Os preguntaréis con quién hablaba, pues bien, resulta que Noelia me dijo que podríamos hablar por Skype, una mala idea, pero yo no pensé en ello cuando conecté la cámara de mi portátil.

Bien, dado que ella era mi mejor amiga, decidí contarle todo lo que pasaba mientras ella estaba en casa de sus padres.

—Y entonces me susurró al oído que me quedara con él, creo que hasta me puse roja.

— ¡No me lo puedo creer!

— ¿El qué?

— ¡Te gusta... —no la dejé terminar y le di al botón de silenciar.

— ¡Cállate, te va a oír Hugo! Y no, no me gusta.

— ¿Entonces por qué me lo cuentas?

—P-Para informarte...

— ¿Acaso me interesa el vecino?

—B-Bueno... Igual sí...

—En fin... ¿Y ese Rubén cómo te trata? Tengo que protegerte de los chicos, ya que no eliges muy bien que digamos...

— ¡Que no me gusta!

—Bueno, bueno... ¿Y Hugo? ¿Qué tal?

—Está un poco triste sin ti.

—Os echo tanto de menos...

—Y nosotros. ¿Crees que podrás volver?

—No lo sé, mi abuelo está grave pero va mejorando.

—Espero que se ponga bien, te tengo que colgar, hoy es mi primer día de trabajo.

— ¡Es verdad! Suerte.

—Gracias —colgué la videollamada.

Hace unos días que me llamaron de la cafetería, dijeron que no importaba que no tuviera experiencia, no mucha gente se había pasado a preguntar por el trabajo y necesitaban empleados urgentemente.

Abrí el armario y cogí mi uniforme: una camisa blanca con detalles en verde oscuro, falda negra ajustada y un delantal del mismo verde que cubría la falda.

Me puse todo menos lo último que lo guardé en el bolso.

...

—Bien, solo tienes que llevar la bandeja con los cafés que hayan pedido los clientes. Parece sencillo pero tienes que tener cuidado de que no se te caigan. Inténtalo —me indicó mi jefe.

—Está bien —cogí una bandeja y coloqué encima un par de tazas. Comencé a caminar con cuidado.

— ¿Todo bien?

—Sí, es fácil.

—Me alegro, comienzas en cuanto acabe el turno de tu compañera Ana —la señaló.

—Bienvenida —me saludó ella.

—Gracias —me puse a su lado.

—Mi turno acaba en... Tres, dos, uno... ¡Ya!

—Qué bien.

—Tranquila, me quedaré contigo unos minutos para que no estés sola —sonrió amablemente.

El chico de al lado. [ElRubius] #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora