#15. ¿Celos?

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RUBIUS

“Erika: ¿Te apetece quedar? :)"

Va, vente. Te espero aquí

Estaba hablando por Whatsapp con Erika. Habían pasado ya como unos tres días desde que nos vimos por última vez en mi casa.

Si os preguntáis por el idiota que la acosaba, no lo he vuelto a ver, y espero que ella tampoco.

He de reconocer que algunas noches me ponía a pensar en Erika y en por qué me molestaba que alguien la besara. ¿Celos? ¿De qué? Si yo con Erika no tenía nada de nada, éramos amigos o casi ni eso.

Cogí a Raspy y la acaricié hasta que empezó a morderme.

Necesitaba contarle esto a alguien, ¿y quién mejor que "mi Mahe"?

Estaba a punto de llamarle cuando el timbre sonó, seguramente sería Erika.

Abrí.

— ¡Vecino! —me abrazó.

— ¡Hey! ¿A qué viene esta felicidad? —le invité a pasar.

—Ayer...

— ¿Qué?

—Tuve una cita —se mordió el labio inferior.

— ¡¿Una cita?! —aquello me sentó mal, verdaderamente mal.

— ¡Sí! —su cara se iluminó de inmediato, todo su rostro y cuerpo expresaba felicidad.

— ¿Con quién?

—No le conoces, es un chico del trabajo, ahora trabajo en una cafetería. Es alto, moreno, guapo... —no paraba de pasearse por mi alrededor bailando y haciendo movimientos que daban a entender que aquella cita había salido bien.

«¡¿El idiota?!»

— ¿A sí? Cuéntame —forcé una sonrisa.

— ¿Enserio? —sus ojos se abrieron y me miraron fijamente, estaba claro que deseaba más que nada contarme todo lo ocurrido...

— ¿Por qué no?

Nos sentamos en el sofá y ella no paraba de hacer gestos con sus manos, estaba realmente viva.

En algunos momentos mi cabeza se iba a otro lado, no quería escuchar aquello. Miraba su rostro, feliz, lleno de vida, pero sobre todo... Enamorada.

«¿Se habrá enamorado ya en la primera cita? Es imposible.»

Aunque yo no quisiera, era posible, es más, yo era como ella, me ilusionaba fácilmente, algo bueno pero a la vez malo, porque a veces solo te complica la vida y te rompen el corazón miles de veces.

—Y entonces me besó. Créeme, fue el mejor beso de mi vida —contaba ella con todo detalle.

— ¿El mejor?

—Sí. Fue... ¿Cómo explicarlo? Mágico y romántico, muy romántico.

—Me alegro —miré a las gatas que estaban peleando entre ellas.

— ¿Y tú qué? ¿Has tenido alguna cita?

— ¿Yo? Ah... No.

— ¿Y eso? Si eres genial.

Exacto. Aquello era yo. "Genial". Lo que se le dice al feo, al que nadie quiere y al que se queda mirando mientras su amigo el guapo se liga a la chica. Ése era yo.

...

Esta noche tenía que salir. Emborracharme. Olvidar.

Quedé con Mangel y Cheeto en la misma discoteca del día que fuimos con Erika y Hugo.

La noche empezaba bien, yo iba más bebido que los demás, sentía que lo necesitaba.

Fuimos a la pista y la gente se nos acercaba porque nos reconocía, siempre la misma historia.

Hasta que de pronto se nos acercaron dos chicas rubias bastante monas. Iban borrachas y llevaban vestidos ceñidos, para mi gusto demasiado provocativo pero en esas circunstancias no podía ni recordar sus nombres.

Me senté en un sillón que había, y enseguida me siguió una de las dos chicas.

— ¿Estás bien? Vas bastante borracho.

—No, no. Estoy perfectamente.

—No lo estás —rió por mi forma de hablar—. Será mejor que vayas a casa.

— ¿Ya? Bueno... Vale —no tenía fuerzas para discutírselo.

—Vamos —apoyé mi cabeza en la suya e intenté moverme como podía.

Cogimos un taxi junto con Mangel, Cheeto y la otra chica.

— ¿Aquí vives? —la chica me preguntó.

—Seh. No se lo digas a nadie o me acosarán.

—Puedes confiar en mí —así lo hice y dado que todo siguió igual que antes, la chica cumplió su promesa.

Mangel y Cheeto se fueron con la otra chica a acompañarla a su casa. Y la rubia que me cogía del brazo, llamémosla "Sara", me acompañó a la puerta.

Pero lo peor, si es que algo podía serlo más aún, fue que al llegar a la puerta de mi casa, Erika salió de la suya. Instintivamente cogí a Sara de la cintura y la atraje a mí para meterle la lengua hasta la garganta. Al principio ella se extrañó pero me siguió el juego.

—Oh, perdona —Erika se tapó los ojos haciendo que se le cayera una bolsa—. No he visto nada, solo iba a bajar la basura.

— ¿Erika? ¡Qué sorpresa! —fingí no haberla visto.

—Me voy a dentro. Seguir —entró y cerró la puerta deprisa.

Me quedé mirando su puerta pensando en lo que acababa de ocurrir unos segundos antes. ¿Qué demonios había hecho? ¿Estaba intentando darle celos? Qué infantil soy.

— ¿Hey? —Sara pasó su mano por mi cara para despertarme de mis pensamientos.

— ¿Eh? Ho-Hola... Lo siento.

— ¿Podemos entrar a tu casa? —pasó su mano por mi nuca lentamente haciéndome cosquillas.

—V-Vale.

Ella metió su mano en el bolsillo derecho de mi pantalón para coger las llaves, ya que yo no podía ni estar de pie, y me empujó a dentro.

— ¿Qu-Qué haces? —la miré asustado cuando me besaba apasionadamente.

— ¿No quieres hacerlo? —se separó.

—No.

— ¿Y lo de antes?

—Yo...

— ¿Era por la niñata esa no? —tragué saliva y la aparté de mi con un movimiento brusco.

—No la llames así.

— ¿Acaso no es una niñata? Seguro que es menor de edad y te dijo que tenía más para creerse algo.

— ¿Te quieres callar de una vez? —la señalé con el dedo furioso—. No tienes ni idea, ahora te pido que te vayas de mi casa.

—Está bien, me voy. Con suerte aún podré conocer a alguien que no se enamore de niñatas de quince años —cerró de un portazo.

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♡ Un capítulo intenso, ¿no creéis?

¿Qué pensáis de Rubén, de sus comportamientos...?

Quería deciros que ya hemos llegado a 5.000 y que voy a escribir un montón de capítulos para celebrarlo:') Igual subo uno y pasa una media hora o así para el siguiente, pero es que aún tengo que escribirlos. Muchísimas gracias a todos y a todas.

 Hasta luego bitches. 

El chico de al lado. [ElRubius] #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora