¿Mi historia?, nadie la sabe en realidad. ¿Suposiciones?, muchas. ¿Verdades?, pocas.
Yo soy Jung Jay. Y hoy te contaré mi historia.
Soy bufón de la familia real Min. Este cargo fue pasando de generación en generación, y sinceramente, no era para nada vergonzoso sacar risas a la familia real. Mis padres son dos personas muy amables, papá, además de ser un bufón, es profesor del principe Min.
Mi madre es la encargada de la cocina real y yo solo soy él mejor amigo del principe.Mi infancia fue como la de cualquier niño, fui feliz, jugué cuanto quise, me ensucie cuánto quise, corri cuanto quise, pero, cuando llegó la juventud fue ahí donde comenzó todo.
En cuanto cumplí los dieciocho años, mi padre decidió que era el momento de abocarme a la tradición familiar: ser un bufón. Pero, a mí me pareció muy temprano, ya que según yo, aún tenía mucho por hacer y aún no estaba listo para ello.
Cuando YoonGi cumplió los diecinueve, unos cocineros del extranjero llegaron. Recuerdo que aquel día la cocina estaba repleta, mamá estuvo ocupada todo el día y papá fue el encargado de divertir a la gente que iba llegando. Yo me encontraba en mi habitación, leyendo unos libros que él rey Min le regaló a papá.
Se preguntarán ¿porque tanto privilegio?, ya que si somos solo unos empleados, deberíamos de estar con la servidumbre.
Hace muchos años, él padre de YoonGi y mi padre se hicieron buenos amigos, y como vieron, ni las jerarquias rompieron esa amistad.
Al igual que ellos, YoonGi y yo también somos buenos amigos, él me trata por igual y yo lo trato como tal: como a mí príncipe.La música era fuerte, las gente hablaba sin parar y las risas no paraban. Trataba de concentrarme y leer, pero me fue imposible. Me puse de pie y acomode el libro en el estante, dispuesto a salir de mis aposentos.
Salí apresurado, sin siquiera mirar adelante. Grave error. Mi cuerpo choco contra el de alguien más, y ambos caímos contra el piso de madera.
—No puede ser.
Escuché una voz ronca. Levanté la mirada y lo ví, ahí de pie, con una expresión aterrada y tristeza en sus ojos.
—¡L-lo siento!.
Hizo varias reverencias. No comprendia, ¿porque lo hacía?. Me puse de pie y tome sus hombros.
—Por favor, detente.
Paro abruptamente y se quedó con la cabeza gacha.
—Po-por favor, no me castigue. Y-yo no quise hacerlo, ¡se lo juro!.
—Por favor, calmate.
Lo alse y pude ver sus ojos rojitos, al igual que su nariz. Negué y saque mi pañuelo. Despacio quite todo rastro de lágrimas de sus mejillas y él cerro los ojos, quizá temeroso.
—¿Estás bien?.
—Eso no importa, mi señor.
—¿Mi señor?...oh, ya veo –carcajeo–, ¿acaso no viste lo que traigo puesto?.
Lo ví negar en silencio. Sonreí y me hice para atrás, y así él vio mi atuendo.
—Oh, ¿u-usted también?...
—Asi es. Soy él hijo de la señora que está encargada de la cocina.
—¿Enserio?. ¿Eres hijo de Jiyu Noona?.
—Si, ella misma.
—Cuanto lo siento –ahi estaban otra vez–, e-ella me mandó esto para tí y yo...lo deje caer.
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En la caja •°HopeV°•
RandomJay In the box. Para algunos una historia de terror, para otros una leyenda sin más y para los amantes, una historia de amor. ¿La verdadera historia?, nadie la sabe. O eso se dice... ¿Quieres saber su historia?. Pasa, la caja esta abierta 🎭🃏🥁