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En cuanto llego a su destino, lo primero que hizo fue subir a un automóvil y buscar la casa de su jefe. En el trayecto, observó con detenimiento el lugar a través de la ventanilla.

-Es más hermoso de lo que parece.

-¿Disculpe?.

El conductor le sonrió a través del retrovisor.

-Lavenham, no suele ser así. Desde hace unos días comenzó ésto, desde aquel trágico día.

-¿Cuál trágico día?.

-Bu-bueno...

-Tranquilo, soy policía -aclaro-.

-Desde el día que falleció aquel muchacho. Los días comenzaron a ser nublados, no hay rastro del sol y Lavenham se caracterizaba por eso. Por el clima cálido y perfecto. Pero después del asesinato de aquel muchacho, las cosas no volvieron a ser lo mismo.

-¿Y usted qué cree que sea?.

-Bueno, mi madre dice que este pueblo está maldito y que si no encuentran una solución, las cosas seguirán así. Pero vamos, hoy en día quien cree en ese tipo de cosas.

-Cierto.

Hizo una mueca y miro nuevamente por la ventanilla. El recorrido a la casa del señor Han fue silencioso, al pasar por las calles pudo observar que están eran muy concurridas y que cerca de la playa había un circo.
En cuanto llego al que sería su hogar por un tiempo, bajo y pago por el recorrido.

-Buena suerte joven, si necesita transporte o ayuda, no dude en llamarme.

Le tendió una tarjeta por la ventanilla del auto, Hoseok la tomo y observó. Subió la mirada y quiso agradecer, pero el auto ya no estaba. Suspiro y guardo la tarjeta en su chamarra. Continuó, fue directo a la puerta de la casa, la cual estaba separada de la calle por un bajo muro de ladrillos. Dejo su maleta a un lado y descolgó la mochila que traía en su hombro derecho, abrió el pequeño cierre de esta y saco el manojo de llaves que su jefe le había dado. Despacio, quitó el seguro y entro.

Lo primero que le recibió, fue una hermosa vista del jardín delantero. Sonrió sin poder evitarlo y cerro la puerta detrás de si. Despacio se encamino por la vereda de piedras que lo dirigía a la entrada de aquella casa. Observó con detalla las rosas y plantas que el jardín poseía, quedando embobado al ver flores de clavel, sus favoritos.

Su celular sonó, sacándolo de su ensoñación. Detuvo su andar y dejo a un lado su maleta, saco el celular del bolsillo de su pantalón y atendió sin ver el remitente.

-¿Hola?.

-Buenos días, Jung. ¿Ya llegaste a Lavenham?.

-Buenos días, señor Han. Si, acabo de llegar.

-Que bueno -un suspiro-. María, mi hermana, salió muy temprano y ya le expliqué la situación. Así que solo tú entra y escoge una habitación. Luego vas a un lugar, del cual te mandaré la dirección por correo.

-Esta bien, señor Han.

-Muy bien, no te quito más tiempo. Ve lo más antes posible a la dirección que te mandaré.

La llamada terminó y guardo nuevamente su celular, soltó un suspiro y tomo su maleta nuevamente.

-Este será un largo día.

[•••]

-Pero si yo lo dejé ahí está mañana.

-Pues no esta, puse de cabeza toda tu habitación y no encuentro tu maldito celular.

-¡Ahg!.

En la caja •°HopeV°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora