บทที่ 03

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Mis labios temblaron producto del nerviosismo que llegó a mí cuerpo al escuchar las conversaciones que las personas sentadas a mi alrededor establecieron justo después del tan "sorprendente" desayuno familiar que habían organizado ésta mañana.

Mis ojos estaban abiertos de par en par observando con atención a la persona que seguía contándole a Vegas, quién escuchaba la historia con atención, cómo es que yo había llegado a la mansión de la familia principal.

"Unos días antes de morir, Pho me hizo una confesión." Hizo una pausa colocando ambas manos en la mesa, desprendiendo una despreocupada elegancia. "Me contó cómo desde hace algunos meses estaba pensando en adoptar a una niña, alegando a su vez, que el estar rodeado de tantos hombres lo fatigaba y quería tener una luz en medio de toda ésta fila de músculos..." Hizo una pausa suspirando "Y debo aceptar que en eso lo apoyo" Soltó una suave risa contagiando a los demás en la mesa, prosiguiendo segundos después con su relato. "Cuando me dijo que además de querer, ya había comenzado los trámites junto a P'Chan, fue un poco sorprendente y más cuando me dijo que sería una niña extranjera."
¿Extranjera? Miré alrededor con rostro expectante, recibiendo una sonrisa tranquilizadora de Porchay, quién a pesar de que tenía una historia completamente entretenida contándose justo frente a él, parecía tener toda su atención en mí. "Cuando ví la foto, lo primero que fuí fueron sus ojitos..." Hizo una pausa por segunda vez y dirigió su mirada a la mía, intimidandome y haciendo que bajara el rostro. Escuché como Kinn detenía su discurso soltando un suspiro pesado y retomando la historia desde otro punto. "Luego de la muerte de Pho, estaba en duda acerca de recibir o no a Eileen, pero algo dentro de mí me dictaba que debía hacerlo, que no debía abandonarla. Así que ayer me decidí y fui a buscarla con Kim al orfanato, ella estaba tan tímida y confundida, que en todo el camino solo vió con curiosidad la ventana del auto y evitó por completo vernos, a pesar de nuestros intentos por hacerla sentir incluida. Su mirada era justo como ahora..." Todas las miradas se posaron en mi mientras yo mordía mi labio con fuerza, llena de nervios. Continúo contando como había organizado todo para mí bienvenida y como Kim había investigado más acerca de mis gustos y disgustos, sin embargo no le hice caso.

Sentía que mi mente se había convertido en el parque de diversiones más grande del mundo, con las montañas rusas más escandalosas y los juegos más extravagantes.

Mis manos temblaron mientras suavemente las subía a mi rostro, cubriendo con éstas mis mejillas calientes y mi rostro confundido.

"¿Estás bien?" Destapé mi rostro con lentitud viendo cómo aquel hombre de piel morena me dirigía una mirada preocupada, perdiendome en sus hermosos ojos, asentí sonriéndole. Sientiendo mis mejillas sonrojarse cuando ví sus ojos cerrados producto de una genuina sonrisa. Que hermoso, ay mi corazón no puede con tanto.

Luego del desayuno familiar y la presentación a la familia, quería tomar un poco de aire fresco, pero no sabía adónde ir. Sin encontrar otra alternativa (y teniendo en cuenta que mi distraída cabeza no recordaba el camino hacia la habitación que se supone que era mía) me dirigí hacia la persona que más cerca tenía en ese momento. Kim.

Me acerqué con lentitud manteniendo la cabeza gacha y tomé su antebrazo con timidez, sintiendo cómo su cuerpo se tensaba y como se volvía con lentitud hacia mí. Al verme su mirada se suavizó y su cuerpo se relajó, su mano tomó la mía y agachó su cuerpo frente al mío hasta quedar a mi altura.

"¿Que sucede?" Susurra. Ay. ¿A qué venía?
Abro mi boca intentando decirle, recordando de golpe el antiguo plan que había acordado conmigo misma, acerca de no decir palabra alguna para no dañar el hilo de la historia. Pero era obvio que ya estaba todo patas arriba. Otro aspecto frenó mi mente y reaccioné estremeciéndome de golpe. ¿Acaso sabía hablar Tailandés? Si puedo entenderlo, quizá pueda hablarlo.

Con un poco de duda abrí mis labios y me dispuse a soltar las palabras de mi temblorosa boca.

"Yo..." La habitación pareció quedar en silencio cuando dije la primera palabra, todos los presentes dirigieron su mirada hacía nosotros mientras sonreían. Oh, debo haber estado callada todo éste tiempo.

"¿Si? ¿Que sucede?" Habló nuevamente Kim, sacándome de mi aturdimiento, dirigiéndome una atenta mirada.

"¿Puedes llevarme a tomar un poco de aire?" Solté de una vez por todas sorprendiéndome hasta a mí misma al notar lo naturalmente fluido que salió el idioma Tailandés de mi garganta. Pude ver cómo una sonrisa tiraba del lado derecho del rostro de Kim, mientras tomaba mi mano con firmeza y con su otra mano, sostenía a Porchay. "Ahora vuelvo" Avisó a Porchay y a los demás, saliendo conmigo aún agarrando mi mano. Me llevó al ascensor, y presionó el botón del último piso, que si bien mi vista no fallaba, tenía el logo de la familia mayor.

Suspiré cerrando mis ojos y sosteniéndome de la baranda metálica que estaba a mis espaldas, intentando no marearme. Yo y mi claustrofobia mezclada con debilidad.

Mi cabeza golpeó el espejo detrás de mí cuando el elevador llegó a su destino y rápidamente me enderece, las puertas se abrieron y el mayor me llevó hacia lo que parecía ser una tumbona con vista a la ciudad.

"Bajaré, si necesitas algo, le puedes decir a Arm" Concluyó señalando al guardaespaldas detrás mío, no noté en que momento éste había llegado.

"Entiendo." Fue lo único que mencioné y me acerqué con lentitud a el borde del cristal que rodeaba el balcón cómo escudo protector.

Suspirando, bajé la mirada hasta ver lo pequeño que se veían los autos desde mi lugar y como podía ver algunas nubes casi chocando contra los edificios cercanos. Tambaleándome, me eché hacia atrás mareada, mi acrofobia haciendo acto de presencia mientras me dirigía a tropezones a la tumbona, sentándome con lentitud sobre ella y recostándome.

Me dispuse a mirar el nublado cielo sonriendo ante el clima, si bien odiaba los truenos fuertes (bueno, los sonidos fuertes en general) amaba un montón cuando llovía y el día estaba nublado y frío.

Me quedé un tiempo admirando el clima.

Sin embargo, borré mi sonrisa al ver cómo dos pequeñas y grises nubes se movían con muchísima rapidez hasta juntarse y colisionar entre sí, provocando un rosado destello de luz que iluminó el cielo en forma de espiral, mientras formaba un huracán que parecía avecinarse hacia mi cuerpo.

Intenté levantarme, pero mi cuerpo parecía estar siendo apretado contra la tumbona por una fuerza desconocida.

Cada vez estaba más cerca de mí, mi cabello y ropa comenzaron a moverse al sentir el inesperado viento y mis labios parecían estar sellados. Me quedé quieta sintiendo que mi fin había llegado (por más dramático que suene) y me resigné, dejando caer mis brazos a mis lados mientras mirada con recelo aquél rosado espiral.

De repente sentí como mi cuerpo era sacudido y abrí mi boca jadeando y buscando aire, frente a mí tenía a un Arm desesperado que intentaba con toda la delicadeza del mundo hacerme reaccionar, mientras que detrás de él yacía un joven pelinegro que jamás en mi vida había visto.

Vestía un traje parecido al de los guardaespaldas de la familia mayor.

𝙈𝙐𝙇𝙏𝙄𝙑𝙀𝙍𝙎𝘼𝙇𝙇𝙔 𝘿𝙀𝙎𝙏𝙄𝙉𝙀𝘿 • 𝙆𝙄𝙉𝙉𝙋𝙊𝙍𝙎𝙃𝙀 𝙭 𝙊𝘾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora