↭Día dieciocho↭

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MARATÓN 2/3.

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Capítulo narrado en tercera persona.

Ciudad: Asfon.
Centro de aislamiento: Efron.
Hechos ocurridos el lunes, madrugada del 23 de diciembre de 2003; 3:45 am:

Despertarse agitada, sudorosa y con el diario sobre ella fue algo que la descolocó por completo, algo que la dejó perdida aquella fría madrugada de diciembre donde todos dormían plácidamente en sus camas.

Su primera acción fue observar el cuaderno rojo, cerrado, como lo había dejado hace dos días. Pero, ¿por qué sobre su abdomen?, se preguntó. En estos últimos dos días no había vuelto a escribir en él, no obstante, no lo despegaba de sí ni un segundo. Luego de haber visto esos poemas, escritos con otra caligrafía, Mila comenzó a desconfiar de todos y la paranoia la invadió. Sospechaba, aunque le doliera un montón, de Raine. Es cierto, no conocía su letra, pero ¿y si él sabía que ella tenía un diario? ¿y si fue él quien escribió esos poemas tan retorcidos ahí? Sonaba demasiado absurdo, sin embargo, por más que le lastimara, que le quemara por dentro, debía aceptar que ella sabía menos de Raine de lo que pensaba. ¿Sentía la conexión? No sabía, luego del beso no hablaron mucho más. ¿Por qué? Esa respuesta no la tengo yo, ni Mila. La culpa no es de ella. La culpa no es de él. La culpa, la maldita culpa…

Mila era un caos de emociones contradictorias. Sentía miedo; miedo de morirse, de perder a Raine, de no hablar más con sus padres, de que un día de estos explotara una bomba nuclear y acabara con todos en Asfon. Sentía odio; odio por sí misma, por pensar eso de Raine. Sentía culpa; culpa de no haber hablado más y dejar las cosas así. Sentía eso… eso que no sabía cómo nombrarlo, eso que sientes cuando te comienzas a enamorar. Más que el miedo a sentir algo nuevo y desconocido. Tampoco ayudaba mucho el hecho de que por los pasillos estuviese rondando el rumor de que a una chica de este piso la habían asesinado. ¿Quién? No lo sé, no quiso averiguar.

En parte, Mila creía que su paranoia era por eso también, por ese supuesto homicidio. ¿Y te digo una cosa? Ella comenzaba a sospechar de Raine, no sabía, no tenía una idea de por qué de pronto lo asociaba con todo lo negativo, cuando siempre lo vio como algo positivo para su vida, a pesar del modo de pensar del chico. Mila quería borrar todo aquello de su memoria, reiniciar su mente y volver a aquellos días donde ambos se sentaban en los columpios a conversar como dos niños. Quería volver a la primera conversación y sentir la sonrisa amarga entre sus manos, quería volver a los apodos, a los secretos revelados a medias, a su espalda magullada y los hematomas de su corazón. Pero ahora todo eso era un triste recuerdo de algo que tambaleaba en una cuerda afloja, algo que amenazaba con caer en la oscuridad.

Su segunda acción fue observar la cama frente a la suya, donde descansaba el enorme y desgarbado cuerpo de Raine. Se veía tan inocente, tan… ¿quién diría que tras esos ojos grises había un huracán? ¿Quién diría que esa cabeza era un completo caos? ¿Quién, en aquel momento, viendo cómo estaba, creería que Raine era peligroso? Sintió que su corazón dio un vuelco, un grande. Uno que la desconcertó, uno que la hizo temblar de miedo. Eso que sentía no tenía nombre, Mila no sabía de amor, pero sí que la intensidad de aquello que llevaba agazapado en su pecho desde hacía días ya no era el simple gusto o atracción por él. Era ese miedo que te da perder algo demasiado, demasiado importante para ti. Adelante, imagínalo; piensa en eso tan esencial en tu vida y luego piensa que lo pierdes para siempre.

Solo que si Mila se hubiese imaginado cómo terminaba esta historia… Pero ni Mila, ni Raine, ni tú, ni yo tenemos el superpoder de saber cómo termina la vida. Sí, eres el propio autor de tu libro, pero uno que anda a ciegas. Si supieras con certeza cada posible final para tu obra, escribirías el que mejor te supiera. Y déjame decirte que hay hojas que puedes arrancar, estrujarlas y botarlas, pero lo que plasmaste en ellas se va a quedar para siempre.   

↭Bailando con la Muerte↭ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora