↭Día seis↭

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Día seis: «Miedo y sueños»

Querido diario:

“ㅡ¿No tienes miedo? ㅡpregunté como una cría, mientras miraba cómo aspiraba el cigarrillo.

ㅡ¿Miedo a qué? ㅡTosió un poco y botó el cabo.

Su voz es tan profunda, tan cautivadora. No me resulta incómodo hablarle, ni siquiera me intimida como pensé que lo haría. Escucharlo es de alguna forma... tranquilizante.

—A esto. A morirte, a empeorar y dejar este mundo. Dejar a tu familia, a tus amigos. No poder cumplir tus sueños. ㅡAlcé mis cejas, sin despegar los ojos de él.

Sin embargo, él no me miró. Tuvo sus iris al frente, observando a la nada y tal vez, solo tal vez... pensando en todo.

ㅡ¿Por qué debería temerle a eso? ㅡse encogió de hombros con indiferencia. Ya me estaba mirando.

Me encogí un poco en mi asiento. Esa noche estaba más helada que otras, el viento no soplaba tan fuerte, pero era algo incómodo. Sobre todo, para mí que solo tenía un vestido tan fino como mi cabello.

Lo único audible en aquel patio medio viejo y destrozado eran nuestras respiraciones y el movimiento de las hojas secas de los árboles.

Hice fricción con mis palmas en mis hombrosㅡ. Porque vas a dejar a tu familia, a tus amigos. Tal vez no hayas podido cumplir tus sueños ㅡrepetí incrédula.

ㅡToma ㅡse quitó su gran abrigo, quedando solo en pullover.

Tenía muchísimo frío, me estaba congelando. No me encontraba en condiciones de negarme. Lo había tomado y la satisfacción de sentir ese calor tan agradable en mi cuerpo fue indescriptible.

ㅡ¿No vas a responder? ㅡinsistí después de unos minutos de silencio.

El abrigo tenía un aroma entre menta con cigarrillo y colonia de hombre. Llegaba a ser embriagadora, de alguna manera.

Él sonrió amargamente y mientras sacaba otro cigarrillo de la cajetilla, asintió.

ㅡ¿Sabes, Mila? Siempre he estado consciente de que mi existencia acabará algún día, solo es cuestión de tiempo. ㅡPuso el cigarrillo entre sus labios y lo encendió, aspiró y botó el humo por sus fosas nasales ㅡ. ¿Por qué debería temerle al final de mi vida? Es algo natural ㅡrepitió, encogiéndose de hombros ㅡ. No tengo sueños.

En parte, Raine volvía a tener razón. Algún día nuestra existencia cesaría y nadie podría detener aquello. Solo todo era cuestión de tiempo.

Lo que sí sigue sin caber en mi cabeza es que no tenga algún sueño, alguna meta. ¿Cómo puede? ¿Simplemente está existiendo?

ㅡ¿No tienes sueños? ㅡinquirí con un poco de estupefacción ㅡEso es imposible.

ㅡNo, no lo es ㅡme sonrió ㅡ. ¿Para qué quiero tener sueños? ㅡse preguntó a sí mismo y a mí a la vez ㅡHabía una vez un perro callejero que le ladraba a cada humano que pasaba por delante de él, pero ninguno se detuvo. Un día uno de los humanos se detuvo, y el perro no supo qué hacer. Me siento como ese perro callejero. ㅡTomó una calada y yo lo miré sin entender.

ㅡNo entiendo.

ㅡ¿Cuándo cumplas tus sueños, qué harás después con tu miserable y patética vida? ㅡHizo una pausa y yo no supe qué responder ㅡNada, esa es la respuesta. Mila, los sueños se rompen, ¿y para qué quieres vivir con la desilusión de un sueño roto? ¿Para hacer más miserable tu vida?

No supe qué contestación dar en ese momento, nada salió de mi boca. Quise hablar, quise decir algo coherente, pero era en vano. Raine tenía el poder de dejarme sin palabras. 

No dije nada más, dejándole en claro que me había dejado sin habla.

Él ㅡcomo era habitual ㅡsiguió fumando malditamente rápido, como si su vida dependiera de ello, como si no hubiese un mañana.

ㅡ¿Tienes frío? ㅡSu voz me sacó de mi ensoñación.

ㅡNo ㅡnegué y me encogí un poco más”.

Pude notar un amago de sonrisa en su rostro.

Cambiando de tema; yo he mejorado un poco. Solo un poco, es mínimo. Aunque bueno, algo es algo.

Anna sí no ha mejorado nada, de hecho, ha empeorado. En la madrugada tuvo una fiebre demasiado alta, tuvimos que llamar al doctor que estaba de guardia.

Mis padres —como siempre —llamaron, por suerte ellos están bien. Y yo miento diciendo que también estoy mejor. En parte no es tan mentira, pero no la completa verdad.

Sin embargo, anímicamente me sentía bien. Tal vez eran las dos conversaciones que había tenido por fin con Raine. Tal vez era la satisfacción de saber un poco de él, o al menos de descubrir parte de su forma de pensar.

Sin embargo, hoy no había respondido totalmente mi interrogante, no obstante, después de haberme dejado sin palabras ㅡpor segunda vez ㅡ, no pido más.

Espero poder seguir escribiendo...

Mila.

↭Bailando con la Muerte↭ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora