Capítulo 1

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Jueves 24 de noviembre, 2022.

Y ahí, sentada en aquel balcón de su casa, mientras tomaba sorbos de su taza de café, con su mirada perdida repasaba todo lo que había ocurrido aquella semana y no podía creer cómo se había convertido en aquella mujer que había jurado nunca ser.

Un suspiro lleno de impotencia y frustración, ¿por qué sigo aquí?, se repetía, después de tanta insistencia ella aceptó, un trato que no sabía si estaba segura quería seguir, después de todo tenían historia, una que no se podía borrar con facilidad y ella lo sabía, pero había algo que no terminaba de llenarla, un vacío muy dentro de sí. Otro suspiro revuelto con un sorbo más de aquella taza que llevaba en sus manos unos quince minutos.

- ¿Estás bien? -preguntó él.

Ella se limitó a solo asentir.

- He reservado para cenar esta noche, si quieres.

- Vale, está bien, ¿para qué hora has reservado?

- Para las nueve. -ella no volteó a mirarle- ¿segura que estás bien?

- Segura -respondió aún sin voltear, secando una lagrima que corría por su mejilla rápidamente antes que él se enterase.

- Bueno... ¿quieres que te haga compañía?

- En un momento voy. -finalmente su mirada se encontraba con la de él.

- Okey.

Ella sonrió levemente para perder su vista una vez más, no era feliz, pero lo estaba intentando, aquel hombre la conocía de años y compartían muchas cosas en común, entre ellas una banda, pero... ¿qué pesaba más, todo aquello o su felicidad?

En los últimos meses tenía la impresión que Roberto quería cambiar, aunque algunas actitudes suyas decían lo contrario, parecía tener problema con su trabajo y lo que este implicaba, el estar rodeada de gente, ir a eventos seguido y tener viajes de trabajo, parecía hasta cierto punto incomodarle. No se lo había expresado directamente, sin embargo ella lo sentía, se le miraba molesto e impaciente, Itziar solo cerraba sus ojos y respiraba profundo hasta estar en calma nuevamente y poder decirle que en un rato acabaría y podrían ir a casa, sentía que a veces hablaba con un niño, pero entendía que su marido hacía un "gran esfuerzo" por entenderla.

Había cambiado, ella, se le notaba diferente, todo aquel brillo y empoderamiento había cambiado, ahora estaba algo irritable y baja de energía, sentía haber retrocedido todos los pasos que avanzó meses atrás. Se había perdido a ella misma, su propia esencia ya no estaba y le dolía en su interior que solo le quedaran trozos de aquella Itzi.

- ¿Ya estás lista? -preguntó él desde la puerta.

- Sí, ya estoy lista. -respondió.

- Bueno, creo que podríamos salir ya. -sonrió.

- Vale -dijo dándole una pequeña sonrisa.

Tardaron unos veinticinco minutos en llegar a aquel bar restaurante, que habían visitado un par de veces, solos y con su banda, era un lugar cálido y agradable, rara vez estaba lleno y eso les gustaba.

- ¿Quieres una cerveza? -llamó su atención el hombre de baja estatura.

- Sí, por favor.

Mientras Roberto iba por las cervezas ella se perdió escuchando al grupo que tocaba aquella noche, la canción que cantaban se le hacía familiar e inconscientemente recordó algo que la hizo sonreír y bajar el rostro, aquella noche en Madrid con sus amigos fue sin duda una de las mejores de su vida, una noche que deseaba repetir mil veces, a pesar que él estuviese en esos recuerdos, extrañaba todo de aquella noche, incluyéndose y al hombre con quien pasó aquella noche en su apartamento. Mientras se sumergía en sus recuerdos unas voces algo túmidas y bajas llamaron su atención.

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