Mi Rayo De Luz (Shinazugawa Sanemi)

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PILAR DEL RAYO

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Narradora Omnipresente 

Habían pasado tres meses desde que Nozomi tuvo ese encuentro con todos esos demonios dejándola al borde de la muerte pero gracias a los cuidados de las chicas de la finca Mariposa se recupero de la mejor manera posible.

En estos momentos se estaba dirigiendo a la residencia Ubuyashiki, ya que su cuervo le había informado que se le había mandado a llamar, cada que podía jugaba con sus manos. 

— Vas  a terminar gastarte la manos si sigues así -se coloco en su hombro. 

— Lo siento no puedo evitarlo, me sudan las manos, siento que en cualquier momento me puedo desmayar .

— Todo ira bien ya cálmate  -ella asintió, siendo con su camino al llegar a su destino fue recibida por una niña de blancos cabellos

— Buenos días soy Kuwajima Nozomi y-y vengo con-con Oyakata-sama.  

— Si entiendo, sígame por favor   -ambas chicas se adentraron a la finca, al llegar en un puerta la peli-blanca la deslizo- Kuwajima-sama esta aquí, pase por favor -se hizo a un lado para que ella pasara.

—Gracias -ella se adentro a la habitación y pudo ver al pelinegro y una bella mujer de cabellos blancos de ojos color lavanda. -el hombre de cabellos negros se sonrió colocándola más nerviosa.

—Por favor pasa Nozomi  -ella se acerco a paso torpe- no tengas miedo, siéntate  -ella tomo asiento pero recordó algo que le dijo su abuelo. 

Flashback

— ¿Oyakata-sama? ¿Quién es él -dijo secándose el sudor.

— Es el líder de los cazadores de demonios, si alguna vez estas frente a él  debes respetarlo, puede que se vea joven pero es un hombre sabio  y bueno, ¿entendido?

— Si abuelo lo entiendo.

— Bien sigue entrenando -le extendió la Katana de madera. 

Fin del flashback

Nozomi al recordar eso se postro delante de ambos Ubuyashiki pero al hacerlo tan rápido se lastimo la frente, eso provoco las suaves risas de los Ubuyashiki.

— Por favor lenta la cabeza Nozomi -ella con las mejillas rojas de la vergüenza se enderezo-  primero que nada me alegra saber que ya estas recuperada, ¿te duele algo?

—No-no ya estoy mejor, gra-gracias por preguntar -las manos le sudaban, y apretaba el borde de su falda.

— No tengas miedo, solo hablaremos un poco, tranquila, vamos respira con despacio -ella se inhalo y exhalo despacio- ¿mejor?

—Si gracias -sus mejillas aun tenían un leve sonrojo.

— Primero quería felicitarte por tu labor por proteger a todas esa personas.