CAPÍTULO V

11 0 0
                                    

Puedo sentir sus suaves caricias recorriendo mi cuerpo, de igual manera el rozar de sus labios sobre mis mejillas, suaves y apasionados besos que despiertan en mi un insaciable deseo carnal, una locura desmesurada que me incita al pecado. Respiro profundamente y pienso muy bien en mi siguiente movimiento, no obstante, aquel perverso pensamiento continua en mi mente, devorando mi cabeza como un maldito parásito.

¿Qué esperas, cariño? Tómame ya entre tus brazos —susurró Margaret con voz seductora.

—Esto es una locura, no creo poder hacer semejante atrocidad—exclamé mientras me retiraba de la cama.

Devolví la mirada hacia el cadáver de Margaret, y en efecto, solo es eso, el cuerpo sin vida de la persona que amé con locura, mejor dicho, que todavía amo. Sin embargo, me niego a creer que en realidad está muerta, entonces ¿Cómo es posible que pueda hablarme o incluso tocarme como lo hizo hace un momento? Sin duda alguna es ella, es mi querida esposa quien ha vuelto desde el más allá para hacerme compañía.

Por otro lado, continúo escuchando voces que contradicen las peticiones de Margaret, lo curioso y extraño es que es su misma voz. De verdad empiezo a perder el juicio ¿Por qué Margaret se contradice en todo? Demonios, pensar tanto en una sola cosa no me está ayudando. Me dirigí hacia la cocina por unos cuantos tragos, ron con hielo, perfectos para esos momentos de ansiedad.

—ring ring—sonó el celular. Se trata de Dylan, el hermano de Margaret.

—Disculpa que te haya llamado a estas horas, Lucas, pero es muy importante que sepas lo siguiente—mencionó Dylan.

Así que ya ha llegado ese momento, después de todo, tarde o temprano lo descubrirían, sin embargo, hay un detalle que me intriga demasiado ¿Quiénes estarán en la lista de sospechosos? En el hipotético caso de ser uno de ellos, no me quedará más opción que ocultar muy bien el cuerpo de Margaret.

—Escucha con atención, Lucas, y es que la noticia es realmente insólita, la tumba de Margaret ha sido profanada y aquel anciano que custodiaba el cementerio fue asesinado—Dylan explicó lo sucedido con tristeza en su voz.

—Esto debe tratarse de una broma ¿Verdad? ¿Cuándo ha ocurrido eso? —pregunté con un tono de angustia muy bien disimulado.

—Aparentemente ocurrió durante la noche de ayer, el equipo forense ya se encuentra en investigación, sin embargo, no han logrado hallar ni la más mínima pista, ahí la teoría de que dicho acto se dio durante la torrencial lluvia de ayer, por lo que nos he imposible encontrar huellas dactilares—explicó Dylan.

—¿Quieres decir que no hay indicios de un presunto sospechoso? Demonios, Dylan, esto es demasiado para mí, demasiado para todos aquellos que lloramos su partida, un día fallece y al otro un demente se lleva su cadáver ¿Qué es lo que ocurre aquí? —expresé mi enojo ante Dylan.

A partir de ahora debo ser cauteloso con mis palabras y acciones, aparentar ser un afectado más ante dicha noticia. De verdad lo lamento mucho por ellos, pero, Margaret está donde siempre debió estar, en casa, no en un oscuro y profundo agujero. Por otro lado, debo mantenerme al margen de las sospechas de Dylan, ese tipo no es alguien ordinario, cuenta con un largo registro de crímenes resueltos, por ende, es una persona bastante desconfiada e intuitiva.

Comprendo la situación en la que nos encontramos, ya que no solo estamos tratando el robo de un cadáver, sino un delito grave que implica: invasión a propiedad privada, profanación de tumba y homicidio, por lo que he tomado una decisión, yo personalmente me encargaré de capturar a ese individuo, eso debería darte mayor tranquilidad ¿Verdad, Lucas? —preguntó con total seriedad.

—Por supuesto, nada me daría más gusto de saber que tu tomarás el caso de Margaret, confió mucho en tu capacidad como detective, por lo que estoy seguro que pronto aparecerá su cadáver—respondí como alguien desesperado que deposita toda su confianza en una persona.

EL CADÁVER DE MARGARETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora